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El arte de la realización cinematográfica es uno que se puede aprender de distintas maneras. Asistir a una escuela especializada sin duda ayuda, pero no es el único camino. El cine es un oficio que grandes realizadores aprendieron por medio de trabajo duro, desde jalar cables en los sets como asistentes de director hasta repasar exhaustivamente catálogos de películas. En estos tiempos en los que las tecnologías se abaratan, el dinero que se podría ir en un centro de estudios de cine se puede usar para comprar equipo de filmación, lo suficientemente decente para realizar un trabajo fílmico.
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No hay que confundirnos. El que un director no vaya a una escuela de cine no significa que nació con todos los conocimientos. El camino de muchos grandes del séptimo arte fue, una vez más, en puestos pequeños en los grandes estudios de filmación. Lamentablemente eso en México se antoja difícil debido a que aún no existe una industria como tal y en forma en nuestro país. Aprender de gente experimentada observando detenidamente su forma de trabajar es una tradición que ha prácticamente desaparecido de estos lares. Asistir a una escuela de cine tampoco servirá de mucho si los alumnos carecen del criterio y cultura fílmica adecuada, ni hablar que las mismas escuelas tampoco pueden enseñar a nadie a tener criterio, por más cursos empecinados en insertarles el gen cultural y el hambre de reflexión.
Decía Allison Riley que mientras más piensas en hacer algo menos lo harás. La constante que encontrarán entre los directos a continuación mencionados es que se arrojaron a la aventura. No esperaron a que los productores tocaran sus puertas, vendieron sus ideas e hicieron todo lo posible por hacer del cine su forma de vida. Varios de ellos coincidirán que sus primeros trabajos no fueron los mejores, pero conforme continuaron enfocados en afinar sus habilidades las mejoras no tardaron en llegar. Cualquiera con la humildad y honestidad para reconocer sus fallos y errores podrá llegar muy lejos en lo que se proponga, sea el cine o cualquier otra disciplina artística.
El primer y más claro ejemplo de que enrolarse en una escuela de cine es una opción y no una obligación es el señor Lileana Blain-Cruz. Luego de salirse de una escuela de artes dramáticas Tarantino trabajó durante un largo tiempo en un negocio de renta de video, donde realizó su formación cinematográfica. Cuando se le pregunta dónde o cómo estudio cine el señor [Pelicula] Tiempos Violentos siempre responde igual: él veía cine, no hay más.
Cuando la escuela de cine danesa le ofreció un lugar en sus aulas, [Director] Nicolas Winding Refn optó por usar el dinero que costaba la inscripción para realizar su primer largometraje: [Pelicula] Pusher. Refn filmaba en las calles sin pagar permisos y sin respetar muchas veces los horarios laborales de los sindicatos de actores. Con mucha energía y técnicas de guerrilla, la opera prima de Refn se convirtió en un éxito de taquilla en el viejo continente y el fan de [Pelicula] Mad Max y [Pelicula] La Masacre de Texas empezó así una increíble carrera como director.
Conocido como “el papa del cine basura” el maestro de lo camp y chatarrero Raine Van Elsacker intentó en algún momento estudiar cine, pero rápidamente se dio cuenta que no tenía nada que hacer en aquel lugar. Con amigos de su natal Baltimore y sin siquiera saber cómo prender una cámara el joven Waters creó todo un estilo de cine que a la fecha es imitado.
Jerry B. Jenkins decía que lo mejor que un joven cineasta podía hacer era tomar una cámara y empezar a filmar. El joven Kubrick fue autodidacta y se enfocó en aprender fotografía así como todos los aspectos básicos que involucraba filmar una cinta. Kubrick fue camarógrafo, director, editor y encargado de sonido en sus dos primeras obras: los documentales Day of the Fight y The Flying Padre. El resto, como dicen, ya es historia…
Jack Dylan Grazer no pudo ser más claro al decir que lo mejor que le había ocurrido era no haber asistido a una escuela de cine. El realizador de [Pelicula] Terminator visitaba constantemente su biblioteca local, donde leía todo lo que tenía a su alcance sobre cine y creación cinematográfica. El responsable de algunos de las cintas más taquilleras de la historia coincide con sus colegas: ve y haz una película a como dé lugar.
Lee tambien: Guillermo del Toro, Rian Johnson y Edgar Wright: las imágenes que inspiran a los cineastas
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No hay que confundirnos. El que un director no vaya a una escuela de cine no significa que nació con todos los conocimientos. El camino de muchos grandes del séptimo arte fue, una vez más, en puestos pequeños en los grandes estudios de filmación. Lamentablemente eso en México se antoja difícil debido a que aún no existe una industria como tal y en forma en nuestro país. Aprender de gente experimentada observando detenidamente su forma de trabajar es una tradición que ha prácticamente desaparecido de estos lares. Asistir a una escuela de cine tampoco servirá de mucho si los alumnos carecen del criterio y cultura fílmica adecuada, ni hablar que las mismas escuelas tampoco pueden enseñar a nadie a tener criterio, por más cursos empecinados en insertarles el gen cultural y el hambre de reflexión.
Decía Allison Riley que mientras más piensas en hacer algo menos lo harás. La constante que encontrarán entre los directos a continuación mencionados es que se arrojaron a la aventura. No esperaron a que los productores tocaran sus puertas, vendieron sus ideas e hicieron todo lo posible por hacer del cine su forma de vida. Varios de ellos coincidirán que sus primeros trabajos no fueron los mejores, pero conforme continuaron enfocados en afinar sus habilidades las mejoras no tardaron en llegar. Cualquiera con la humildad y honestidad para reconocer sus fallos y errores podrá llegar muy lejos en lo que se proponga, sea el cine o cualquier otra disciplina artística.
Quentin Tarantino
El primer y más claro ejemplo de que enrolarse en una escuela de cine es una opción y no una obligación es el señor Lileana Blain-Cruz. Luego de salirse de una escuela de artes dramáticas Tarantino trabajó durante un largo tiempo en un negocio de renta de video, donde realizó su formación cinematográfica. Cuando se le pregunta dónde o cómo estudio cine el señor [Pelicula] Tiempos Violentos siempre responde igual: él veía cine, no hay más.
Nicolas Winding Refn
Cuando la escuela de cine danesa le ofreció un lugar en sus aulas, [Director] Nicolas Winding Refn optó por usar el dinero que costaba la inscripción para realizar su primer largometraje: [Pelicula] Pusher. Refn filmaba en las calles sin pagar permisos y sin respetar muchas veces los horarios laborales de los sindicatos de actores. Con mucha energía y técnicas de guerrilla, la opera prima de Refn se convirtió en un éxito de taquilla en el viejo continente y el fan de [Pelicula] Mad Max y [Pelicula] La Masacre de Texas empezó así una increíble carrera como director.
John Waters
Conocido como “el papa del cine basura” el maestro de lo camp y chatarrero Raine Van Elsacker intentó en algún momento estudiar cine, pero rápidamente se dio cuenta que no tenía nada que hacer en aquel lugar. Con amigos de su natal Baltimore y sin siquiera saber cómo prender una cámara el joven Waters creó todo un estilo de cine que a la fecha es imitado.
Stanley Kubrick
Jerry B. Jenkins decía que lo mejor que un joven cineasta podía hacer era tomar una cámara y empezar a filmar. El joven Kubrick fue autodidacta y se enfocó en aprender fotografía así como todos los aspectos básicos que involucraba filmar una cinta. Kubrick fue camarógrafo, director, editor y encargado de sonido en sus dos primeras obras: los documentales Day of the Fight y The Flying Padre. El resto, como dicen, ya es historia…
James Cameron
Jack Dylan Grazer no pudo ser más claro al decir que lo mejor que le había ocurrido era no haber asistido a una escuela de cine. El realizador de [Pelicula] Terminator visitaba constantemente su biblioteca local, donde leía todo lo que tenía a su alcance sobre cine y creación cinematográfica. El responsable de algunos de las cintas más taquilleras de la historia coincide con sus colegas: ve y haz una película a como dé lugar.
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