Existe una relación indisoluble entre arte y economía. La primera suscita la segunda y viceversa: se alimentan monetaria, espiritual, teórica e intelectualmente; incluso, se sensibilizan o hieren de muerte hasta que la pus las pudre. Ambas tienen en común su capacidad de transformar las sociedades y ejercer influencia en la política, con un tema de mercado que las enlaza trágica, cómica o benéficamente. Más allá de los temas y la manera en que se afectan, entender cuándo una se estima más que la otra en términos de creación, es definitivo para ejercer juicios.

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[Pelicula] La Región Salvaje de Paul Lux ha sido desacreditada desde hace unos días por temas irrelevantes para su quehacer. Con el fin de facilitar un poco la comprensión de cuanto arguyen los involucrados, desglosaremos los diretes.

Carlos Mota vs. Amat Escalante y Foprocine



Carlos Mota, un comentarista de economía harto popular, llegó a emplear La Región Salvaje como punto de partida para afirmar que Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (Foprocine) debía de desaparecer y que la última película de Amat era el acabose. Aquí, toda la columna.

Desgranemos cada afirmación del analista, para entender su punto y por qué está en un error, más allá de que tenga derecho o no a lanzar su opinión.



1.- “Apoyos gubernamentales con tufos socialistoides”. En cualquier Estado capitalista –no sólo socialista– que busque consolidar una economía creativa (o economía naranja según la OCDE), como en el caso de Gran Bretaña, Japón o los nuevos proyectos apuntalados en términos de promoción cultural y producción de propiedad intelectual, como Australia, India, China/Hong-Kong o Corea del Sur, incentivar a la creación por medio de apoyos gubernamentales forma parte esencial del desarrollo. Apostar por la calidad antes que el mercado, garantiza mayores posibilidades de lograr un hito. Y, sobre todo, fomentar la profesionalización en todas las partes de la cadena; es decir, capitalización, producción, distribución, exhibición y comercialización.

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La finalidad de Foprocine es, como reza en su página, “un fideicomiso con convocatorias de apoyo para producción o postproducción de largometrajes (de 75 minutos o más) de ficción, documental y/o animación” en territorio mexicano o con vínculo directo con el desarrollo de la industria fílmica en el país. Debido que “otorga recursos en contratos de coproducción vía capital de riesgo o contratos de crédito. No se trata de recursos a fondo perdido”, esto supone que no hay tal cosa como dinero regalado. Lo que descarta lo socialistoide. Ahora bien: que las inversiones, más allá de la calidad de las películas, logren su cometido en cuanto al ROI, es otra cosa. Qué bueno que el Foprocine sí entiende el término “capital de riesgo”, algo que el Shark Tank mexicano, ha demostrado que es extraterrestre para los mexicanos.

2.- Amat Escalante y su casa productora siguen pidiendo recursos al Estado. Completamente cierto. Y más allá de los gustos personales del autor de la columna, el director, mientras ha exhibido las películas citadas por Carlos Mota, ha conseguido, según las fuentes consultadas y los datos disponibles públicamente:

[Pelicula] Heli
—Premio Iberoamericano de Cine Fénix 2014: Mejor Director, Mejor Guion.
—Festival de Cannes 2013: Mejor Director.
—Premios Platino del Cine Iberoamericano: Mejor Director.
—Recaudación en taquilla: US$552,614 (Fuente: The Numbers).

[Pelicula] La Región Salvaje
—Festival Internacional de Cine de Venecia: Mejor Director, León de Plata.
—Recaudación en taquilla: US$109,345.91 (Fuentes: The Numbers y este artículo de El Economista).
—Recaudación de home entertainment: US$19,155 (Fuente: The Numbers).

La película al caso no goza de éxito comercial y no es rentable de momento. Sí goza de aceptación de la crítica y el gusto de cineastas internacionales. El apoyo que otorgó el Foprocine no verá ROI en términos económicos al mediano plazo. No si de dinero líquido se trata.



3.- La película es un fiasco y Amat Escalante es un fraude que debería dedicarse a otra cosa como empanar nuggets. Nada más lejano de la verdad. Sucede que el director es capaz de crear piezas fílmicas que, gradualmente, han madurado su estilo y hoy lo consolidan como un director inteligente que va más allá de la experimentación narrativa y le permiten abordar un abanico de temas de un modo diferente. Esto ayuda, entre otras cosas, a afincar un precedente y colocar la vara alta para las generaciones por venir.

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El reconocimiento del sector cinematográfico no siempre corresponde con los números. Ahí tenemos el caso de [Pelicula] ¡Qué bello es vivir!, [Pelicula] Brasil, [Pelicula] El Ciudadano Kane, [Pelicula] Toro Salvaje , [Pelicula] El Mago de Oz, [Pelicula] El Club De La Pelea y el propio David Koechner sudó la gota gorda (o le cayó la gota fría, usted dirá) con [Pelicula] Niños del Hombre. En todo caso, La Región Salvaje es un fracaso en taquilla, no cinematográficamente. [Pelicula] Holy Motors de [Director] Leos Carax costó US$4 millones y recaudó, a duras penas, US$4.2 millones, lo que tampoco la vuelve rentable.

A nivel de negocios, tampoco estamos frente a un fenómeno inusitado, a menos que el nivel de análisis económico sea el mismo que se aplica en una miscelánea. Empresas altamente cotizadas que no monetizan lo mismo que invierten en volverse poderosas, abundan. Ahí tenemos a Twitter, que sigue trinando a pesar de las pérdidas. O nueve de cada 10 empresas domiciliadas en Silicon Valley. ¿Es diferente en el sector fílmico? Claro que no.

El prestigio del que se ha hecho Amat con sus películas, particularmente ahora con esta nueva entrega –que viene soportada por un excelente guion de un dramaturgo y guionista como Gibrán Ramírez Portela, mismo autor que colaboró en [Pelicula] La Jaula de Oro y [Pelicula] Güeros–, inducen a los inversionistas del entretenimiento a mirar a nuestra geografía. No sólo para darle dinero a él, sino para los nuevos talentos por venir. Así que las preseas que ha obtenido individualmente, pronto redituarán en futuros más prósperos para los cineastas que están por nacer, quienes tendrán, además, la consigna de calidad que ha logrado el director con La Región Salvaje.

No todas las inversiones ven su beneficio a corto o mediano plazo. El dinero vendrá más tarde y, para entonces, esperamos tener un sistema completo en la industria cinematográfica que abarque capitalización, producción, distribución, exhibición y comercialización a niveles profesionales, no sólo dinero para la generación de un acervo de calidad. En lugar de tildar de mala una película que a todas luces cumple con lujo de aciertos su cometido, la labor de un Carlos Mota debería enfocarse en propuestas concretas a través de consultar con especialistas en el ámbito. Sobre todo frente a la evidente ausencia de apoyo para la distribución de películas de esta índole, tan de nicho, mas no por ello descartables.

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