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Hay muchas películas de monstruos y muchas de robots, pero ¿qué hay de películas de monstruos luchando con robots? También las hay en abundancia, pero la promesa de una cinta de este tipo producida por un gran estudio elevó los estándares con [Pelicula] Titanes del Pacífico, la película que [Director] Guillermo del Toro dirigió y cuya secuela se estrena este fin de semana, ¿qué podemos esperar de ella sin el aclamado cineasta? Aquí les contamos.
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[Pelicula] Titanes del Pacífico: La Insurrección es el debut como director de [Director] Steven S. DeKnight veterano de la televisión que nos entregó joyas como [Temporada] Daredevil (1) y en esta segunda entrega que protagonizan John Boyega y Shannon Dang, el nuevo cineasta complace en lo que importa: las peleas entre lo gigantes de metal y las bestias reptilianas que hicieron que nos enamoráramos de la primera.
En el filme, el personaje de Boyega es obligado a entrenar pilotos de jaegers luego de que es arrestado por robar partes de robots desechados. Pese a ser hijo de un héroe de la guerra con los kaiju, la cual terminó hace 10 años con los eventos de la primera película, niega su legado y se rehúsa a manejar uno de los jaegers por razones que quedan no muy bien explicadas. Luego de que un robot desconocido ataca una ciudad, él y el personaje de Eastwood, su copiloto, descubren que una vez más el mundo está a merced de las temibles bestias.
Hay que comenzar por admitir lo obvio: nadie va a ver esta clase de cintas por la trama. Hay por lo menos dos importantes huecos argumentales sobre el plan de los villanos para acabar con la humanidad, pero lo que cuenta es que llevan a las feroces batallas entre robots y monstruos que en realidad uno busca al ver estas cintas. Sin embargo, hay algo que sí se nota: la ausencia de Guillermo del Toro.
Uno de los mejores elementos de la primera película era lo extraño de sus personajes y la originalidad en el diseño de las bestias y en ese aspecto, el toque del cineasta mexicano se extraña tanto en las criaturas como en los robots, lo que hace falta en creatividad lo compensa en acción, pero hay cierto valor que sin duda esta secuela pierde por ello.
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Para ser una película de acción, el primer acto carece de batallas y conforme avanza hacia la resolución éstas aumentan en frecuencia. Jamás está equivocado buscar conocer a los protagonistas, pero en esta clase de cintas quizá estaría mejor conocerlos mientras derrotan a una bestia gigante. Aún así, DeKnight hace un gran trabajo estructurando el filme y el arco de sus personajes, así como preocupándose por hacer más reales a sus protagonistas y por no entregar secuencias de acción vacías de emoción.
De las actuaciones, Boyega hace un gran papel como el héroe cool, pero a veces, pese a su carisma, las bromas no son tan efectivas. Eastwood podrá haber heredado el buen rostro de su padre, pero su interpretación se siente acartonada como el soldado recto y disciplinado. Quien verdaderamente se roba el show es Cailee Spaeny, una joven piloto que construye su propio jaeger y cuya actitud carga el corazón de la película.
Sí, la secuela, como la mayoría de las segundas partes, retoma lo mejor de la original, pero falla en encontrar su propia esencia. Hacia el final, los fanáticos de este género saldrán satisfechos por los rounds entre jaegers y kaijus, los efectos especiales y el tono del filme, pero les quedará claro que la original continúa siendo superior.
¿Pudo ser mejor? Sí, claro que sí. ¿Es tan mala que sea insoportable? Para nada. Pese a los pesimistas pronósticos de algunos, esta secuela se sujeta con manos de acero a lo que sus fans quieren ver y aunque no tiene la habilidad de sorprender con sus robots y monstruos gigantes, cumple al entregar batallas que destruyen ciudades. En el fondo, pese a todo el metal, se nota que el director se preocupó por entregar una buena película que cargara el peso del primer filme. Afortunadamente para él, el trabajo pesado es a lo que los jaegers y sus pilotos se dedican.
Continúa leyendo: [Artículo] Titanes del Pacífico, de Guillermo del Toro, ¿qué
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En el filme, el personaje de Boyega es obligado a entrenar pilotos de jaegers luego de que es arrestado por robar partes de robots desechados. Pese a ser hijo de un héroe de la guerra con los kaiju, la cual terminó hace 10 años con los eventos de la primera película, niega su legado y se rehúsa a manejar uno de los jaegers por razones que quedan no muy bien explicadas. Luego de que un robot desconocido ataca una ciudad, él y el personaje de Eastwood, su copiloto, descubren que una vez más el mundo está a merced de las temibles bestias.
Hay que comenzar por admitir lo obvio: nadie va a ver esta clase de cintas por la trama. Hay por lo menos dos importantes huecos argumentales sobre el plan de los villanos para acabar con la humanidad, pero lo que cuenta es que llevan a las feroces batallas entre robots y monstruos que en realidad uno busca al ver estas cintas. Sin embargo, hay algo que sí se nota: la ausencia de Guillermo del Toro.
Uno de los mejores elementos de la primera película era lo extraño de sus personajes y la originalidad en el diseño de las bestias y en ese aspecto, el toque del cineasta mexicano se extraña tanto en las criaturas como en los robots, lo que hace falta en creatividad lo compensa en acción, pero hay cierto valor que sin duda esta secuela pierde por ello.
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De las actuaciones, Boyega hace un gran papel como el héroe cool, pero a veces, pese a su carisma, las bromas no son tan efectivas. Eastwood podrá haber heredado el buen rostro de su padre, pero su interpretación se siente acartonada como el soldado recto y disciplinado. Quien verdaderamente se roba el show es Cailee Spaeny, una joven piloto que construye su propio jaeger y cuya actitud carga el corazón de la película.
Sí, la secuela, como la mayoría de las segundas partes, retoma lo mejor de la original, pero falla en encontrar su propia esencia. Hacia el final, los fanáticos de este género saldrán satisfechos por los rounds entre jaegers y kaijus, los efectos especiales y el tono del filme, pero les quedará claro que la original continúa siendo superior.
¿Pudo ser mejor? Sí, claro que sí. ¿Es tan mala que sea insoportable? Para nada. Pese a los pesimistas pronósticos de algunos, esta secuela se sujeta con manos de acero a lo que sus fans quieren ver y aunque no tiene la habilidad de sorprender con sus robots y monstruos gigantes, cumple al entregar batallas que destruyen ciudades. En el fondo, pese a todo el metal, se nota que el director se preocupó por entregar una buena película que cargara el peso del primer filme. Afortunadamente para él, el trabajo pesado es a lo que los jaegers y sus pilotos se dedican.
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