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Razones para quedarte estéril viendo televisión

La anteriormente calificada como la caja idiota ha adquirido una sagacidad que pocos hubieran augurado

El auge de las series de televisión modernas estadounidenses no debe sorprender tanto por distintas razones. Una de las principales siendo más que evidente, el constante e imparable deterioro de la calidad del producto fílmico Hollywoodense. Los otrora amos del entretenimiento masivo popular. En su momento era la pantalla chica la relegada a un rol secundario, ninguneada y vilipendiada por creativos y críticos por igual. Considerada como una opción de entretenimiento vulgar y rustica. Esto ha cambiado en años recientes, y la anteriormente calificada como la caja idiota ha adquirido una sagacidad que pocos hubieran augurado.

Hollywood: La industria del reciclaje

Vale la pena retomar este punto y ampliarlo, y es que sin quitarle merito a los productos televisivos actuales, lo cierto es que en los últimos 10 años un éxodo masivo de guionistas y creativos se ha dado de la pantalla grande a la del hogar. El modelo de producción actual de los grandes estudios es una constante apuesta masiva, dejando a varias producciones al filo del fracaso total. Presupuestos abultados de más de 100 millones de dólares, más lo que se acumule en marketing, dejan un margen de error mínimo. La inversión masiva exige una ganancia varias veces mayor. Una película de 200 millones debe arrojar una ganancia de 500 millones en taquilla para considerarse un verdadero éxito.

Ante tan inmisericorde modelo de ventas Hollywood apuesta a lo seguro: remakes de filmes de hace décadas, o de éxitos extranjeros, interminables secuelas de franquicias que siguen resultando redituables. Revivir sagas fílmicas sin importar que lleven décadas en la congeladora, o adaptar cómics, videojuegos, y animación japonesa. Cualquier producto que evoque una familiaridad en el público estará en el ojo de los productores. El mundo de las ideas frescas y originales se esfumo hace tiempo de los pajares de la meca del cine.

Sin embargo la respuesta del público empieza a volverse más adversa y hostil ante el excesivo reciclaje de ideas. Tan solo este año, una nueva adaptación de Ben-Hur (25%) apareció, pese a que claramente nadie la pidió o tuvo algún interés en volver a ver la historia encumbrada por Charlton Heston hace años. La gente habló con su cartera, y la cinta fue un rotundo fracaso económico. El público estadounidense cada vez asiste menos a las salas de cine, y es que no es solo la repetición de historias lo que los tiene cansados.

No estamos seguros de que extrañen los comerciales.

Diversidad y personajes

La calidad de los guiones televisivos, aunque puede resultar de momentos errática, definitivamente contrasta fuertemente con el guion promedio de una súper producción de Hollywood. La calidad de estas últimas ha mermado con creces, ha dejado de ofrecer a las audiencias una diversidad de historias que las series televisivas si ofrecen. Curiosa esa palabra, diversidad, tan empleada por los supuestos promotores de la equidad de género y raza en el Hollywood políticamente correcto. La próxima a estrenarse Rogue One: Una Historia de Star Wars de Star Wars presume de su reparto variado en cuanto a etnias, pero eso vale poco o nada si la historia no ofrece realmente personajes memorables y con los que el público pueda empatizar.

Decía Kazuo Koike, creador de las sagas de Lady Snowblood, y Lone Wolf and Cub, que son los personajes quienes deben ser el alma de la historia. Un personaje bien definido hace que la trama se escriba sola. Aun sagas con tintes claramente telenovelescos como un Game of Thrones o The Walking Dead (antes que saquen las antorchas por el termino empleado, los creadores de esta ultima la llamaron el Twilight del genero de zombies) logran sortear sus problemas narrativos con personajes que despiertan un gran apego en los espectadores. Seres con personalidades definidas, cuyos dilemas e interacciones estructuran los guiones. Si alguien logra quedarse con el codiciado trono de espadas, o el apocalipsis zombie consigue ser diezmado es lo de menos, se trata de ver a estos personajes desenvolverse en estos entornos.

Mientras Hollywood insiste en vivir confinado en los sabores del momento, la oferta televisiva ha logrado expandirse, ofreciendo historias de todo tipo de sabores y colores. Por igual conviven las series de terror, de fantasía, los dramas políticos, o sobre crimen, así como la comedia y el romance. Esta diversidad existe también en otros mercados televisivos que desde hace décadas se han distinguido por su robusto pedigrí, y que poco a poco han entrado a nuestro continente. Ahí están las series inglesas, desde una tradición como el Doctor Who, pasando por revelaciones recientes como Black Mirror, esta última combinando la ciencia ficción y la crítica social, comentando en el futuro cercano de la humanidad, y su dependencia de tecnologías recientes. Incluso el esquivo y localista mercado de las series de Japón y Corea del Sur, conocidas como “doramas”, ha logrado empezar a penetrar nuestro mercado.

Una serie como The Wire sigue siendo un antes y después en cuanto a dramas policiacos se refieren. Un precedente televisivo que estableció un estándar de calidad difícil de seguir para muchos. Breaking Bad cautivó la imaginación de muchos al presentar la historia de un hombre común en circunstancias extraordinarias. Las series de súper héroes de Marvel han logrado darle a la marca una capa de complejidad extra por demás ausente en su oferta fílmica. El mercado mexicano va, a paso de tortuga ciertamente, tratando de cerrar esta enorme brecha que se ha abierto con el resto del mundo. Si bien las diferencias de presupuesto pueden pesar, es la calidad de los guiones lo que marcara la diferencia.

Su servidor no es muy asiduo de maratonear muchas series, pero no puedo terminar este escrito sin dejar de mencionar una de mis series favoritas de toda la vida: Garth Marenghi’s Dark Place. Una suerte de parodia meta narrativa de las series de terror, de los ochentas, y del enorme ego de un personaje, suerte de Stephen King pero aún más derivativo, que escribió, dirigió, y protagonizó una serie tan pobremente actuada, y tan absurda en sus guiones, que el estudio terminaría enlatándola. La creación de los comediantes Richard Ayoade y Matthe Holness es de absoluto culto. Con solo 6 episodios, demuestra que la calidad siempre superara la cantidad. La serie australiana Danger 5 fue lo más cercano en fechas recientes a este tipo de delirio fantástico que definitivamente sería más que bienvenido en este, el creciente y aun joven mundo de las series televisivas. La solución de Hollywood a todo esto es empezar a dejar que China produzca sus cintas, inyectando inevitablemente propaganda que complace al gigante asiático. Son tiempos extraños los que vivimos sin duda, de lo que no cabe duda es que las series son el presente y futuro cercano del entretenimiento masivo, y será fascinante ver en qué direcciones logra desarrollarse.

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