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Tardes de Netflix: The Punisher y los largos días de venganza

Marvel da a su famoso antihéroe vida y complejidad en una ambiciosa serie de televisión

La figura del antihéroe, del vigilante que opera al margen de la ley ha capturado la imaginación del público desde tiempo atrás. Ned Kelly, El Tigre de Santa Julia y otras figuras han sido glorificados por el público y repudiados por otros debido a su lucha contra las autoridades de sus respectivas épocas. La idea de una figura que hace el bien de manera desinteresada y que realiza las acciones que la ley no puede o quiere es un concepto romántico que inevitablemente captura la imaginación. En un país como México, en el cual el Estado ha fracasado rotundamente en ofrecer protección y seguridad a sus ciudadanos, la figura de un Punisher es prácticamente deseada y buscada.

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Por supuesto, las cosas no son tan simples y sencillas, y es que a pesar de las noticias de justicieros que asesinan criminales en el transporte público o en otros puntos de las grandes ciudades de México, la violencia no disminuye. Cualquier persona debe tener el derecho básico de defenderse en una situación de violencia contra su persona, sea el país que sea. Esto es algo que no sienta bien con personas que consideran que las armas deben ser algo ajeno a la población civil. La existencia de un personaje como The Punisher (62%) abre debates respecto a las armas de fuego y la violencia urbana. A pesar de la hostilidad abierta que varios muestran a Frank Castle en cada una de sus encarnaciones el público exige de forma constante nuevas historias con su figura, una exigencia que Marvel y Netflix escucharon fuerte y claro. Primero al introducirlo durante la segunda temporada de Daredevil (76%) y ahora con su propia serie, que apenas con una temporada se ha consolidado ya como la mejor que la casa de las ideas y el gigante del streaming han producido juntos.

Gerry Conway creó al personaje junto al dibujante John Romita, quien le proporcionó su inconfundible calavera. Inicialmente un villano de Spider-Man, el veterano de Vietnam Frank Castle era un marine que se encontraba en una campaña permanente contra el crimen organizado. La razón: la pérdida de su familia a manos de mafiosos impunes e intocables. Conforme pasaron los años la popularidad de Castle aumentó y tuvo una línea de cómics. Tres largometrajes después es en la figura de Jon Bernthal donde el personaje ha encontrado su faceta más humana y completa.

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Los trece episodios dedicados al personaje nos sitúan después de los eventos de la segunda temporada de Daredevil, con un Castle que ha buscado retraerse a una vida anónima bajo un seudónimo. Aquejado por los fantasmas de su mujer e hijos, así como de lo ocurrido en su servicio militar en Afganistán, no pasará mucho tiempo antes de que los problemas busquen al veterano de guerra como abejas a la miel. Castle no puede continuar su presente debido a que el pasado reclama a gritos ser resuelto. La muerte de su familia es un asunto más complejo del que parecía, un asunto que involucra a oficiales del ejército y del gobierno, gente ansiosa de enterrar un pasado oscuro en el que Frank sigue incluido.

La serie se toma ciertas libertades con dos personajes clave del cómic: Micro y Billy Russo. El primero sigue como hacker experto y aliado de Punisher, el segundo ha cambiado de mafioso italiano a compañero de guerra de Castle. Los que conocemos el cómic quizá pensemos que ahí mismo se arruinó una de las sorpresas de la serie, pero el desarrollo de Russo resulta fascinante por ser un hombre que, así como su amigo, ha pasado por difíciles experiencias de vida que han moldeado su personalidad. Una determinada agente de seguridad nacional y otros personajes completan un pequeño pero nutrido universo de individuos. Sus pasiones, necesidades y temores son tan importantes como los de Frank y explorarlos es algo que la serie hace con paciencia y atención al detalle.

Jon Bernthal es, por supuesto, el alma de la serie, Punisher es un hombre atormentado que tendrá que hacerse serios cuestionamientos respecto a su vida y su razón de ser. En un momento de extrema sinceridad, el personaje señala que su tiempo de servicio militar, lejos de ser una pausa en su vida, parecía ser su única motivación real, aún por encima de su familia. Este Castle no titubea en cuestionar su aparente naturaleza violenta, algo inherente en él y no sólo un mero producto de su tragedia familiar. La serie explora al personaje con sumo cuidado, a la vez que pone el dedo en la llaga al criticar a la milicia estadounidense como una fábrica de mentiras: un aparato de guerra bien aceitado dedicado a preservar los intereses de unos cuantos y que no vacila en utilizar a sus soldados como carne de cañón.

Micro y su relación con Punisher es otro de los puntos fuertes de la serie. La camaradería no surge de la noche a la mañana entre estos dos hombres perseguidos que viven en una constante flagelación. Las mujeres también juegan un papel en la trama, en particular la agente Madani, cuya inteligencia y belleza es a veces superada por su ímpetu de hacer justicia en un sistema que a veces habla un idioma ajeno. Los que busquen acción desenfrenada podrán salir decepcionados de un guión que está más preocupado por las consecuencias que tiene ésta en sus personajes.

Los temas de armas y violencia son tratados con sobriedad y en más de una ocasión Punisher es cuestionado respecto a sus métodos por diferentes personas. La moralidad de un hombre que sirvió a su país y lo perdió todo puede diluirse fácilmente cuando ha sido empujado al extremo. Sin embargo, Castle no pierde la brújula y la serie busca crear empatía en lugar de glorificar ciegamente sus acciones. En algún punto vemos a otro veterano de la guerra, un joven perturbado, tomar un camino que el mismo Castle pudo haber tomado. Contrario a lo que algunos críticos insistieron en señalar, una serie como ésta no llega en un mal momento. El debate sobre la violencia siempre será importante y Punisher busca crear preguntas en lugar de dar respuestas fáciles.

El guión no está exento de fallos y por momentos pareciera depender demasiado en coincidencias y personajes que saben más de lo que podrían o deberían saber. Sin embargo, estos detalles son mínimos comparados con los logros de su guionista principal, Steve Lightfoot . Punisher se levanta como la serie más sólida del universo Marvel y como el ejemplo más claro de que la sordidez de la violencia y la venganza se pueden tratar con una mirada adulta y madura en un mercado de entretenimiento lleno de aproximaciones superficiales a estos dos espinosos temas.

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