Actualmente el concepto de videoteca es probable que para muchos sea curioso, sino es que les resulte absolutamente extraño o ajeno. Sin embargo, para quienes crecimos en la década de los años 80, en los 90 y quizá para algunos en los inicios de los “dosmiles”, éste era un término habitual en muchas casas donde se coleccionaba cine. Muchas películas, preservadas en formato Beta, VHS y DVD, formaban parte de aquellas colecciones que contenían curiosidades que con el tiempo resultaban divertidas de ver.

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Pues bien, la invitación es semanalmente a que me acompañen en la Videoteca Tomatazos, espacio donde se resguardan algunas de las películas más curiosas del siglo pasado. Sí, como con el caso de hoy, quizá muchas de éstas cintas sean de la década de los 80; pero prometo, solemnemente, que encontraré en futuras entregas un cine anterior al que tanta nostalgia y dinero produce en la industria fílmica de la actualidad. Además, el criterio principal de esta Videoteca Tomatazos será el de descubrir aquellas joyas olvidadas por el tiempo, y muchas veces ignoradas por su manufactura. Para empezar toca una película que nada más de recordarla me emociona.

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Con [Pelicula] Ready Player One: Comienza el Juego de Julia Oviedo todavía en las pantallas de algunos cines en México, me puse a pensar en los distintos puntos de vista que se pueden tener de un mismo tema, en este caso la realidad virtual.

En [Pelicula] Ready Player One: Comienza el Juego, la realidad virtual –escape tecnológico que es usado por los habitantes de esa Tierra distópica que se nos presenta–, es criticada hacia el final por separar a los personajes de esas experiencias únicas que solo el contacto humano puede proporcionarles. Sin embargo, las experiencias presentadas en la película podríamos decir que resultan hasta eso un tanto básicas en comparación con las presentadas por otra cinta de hace 35 años; por cierto, un poco más de los años que separan a nuestra realidad de la planteada en la película de Spielberg.



El filme en cuestión se llama Proyecto Brainstorm (Brainstorm, 1983) y fue dirigida nada más y nada menos que por [Director] Douglas Trumbull. Trumbull, a pesar de haber dirigido solo dos películas en su vida ([Pelicula] Silent Running, su segundo largometraje), es uno de los nombres más importantes en la industria fílmica. Nada más, para soltarles un dato: fue el responsable de los efectos visuales de [Pelicula] 2001: Odisea del Espacio, [Pelicula] Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (por cierto, de Spielberg también), [Pelicula] Blade Runner y más recientemente de [Pelicula] El Árbol de la Vida, entre otros trabajos. Se dice, inclusive, que al propio Trumbull se le ofreció el apartado de efectos visuales en la primera “Star Wars” ([Pelicula] Star Wars: Episodio IV - Una Nueva Esperanza), trabajo que rechazó por concentrarse en aquellos años en la finalmente fallida Dune de [Director] Alejandro Jodorowsky.

Pues bien, como pausa en su carrera como supervisor de efectos especiales, el nacido en Mars, Pensilvania –cómo no dedicarse a los efectos visuales, habiendo nacido en un lugar con ese nombre–, se puso detrás de una cámara en una película con una premisa alocada. ¡Era tan solo 1983, tengan eso en la mente! 1983 y la película nos presentaba ya la posibilidad de transmitir pensamientos y vivencias que además se podían almacenar en un dispositivo que con ayuda de una cinta facilitaban su repetición y uso para distintos fines.



La película, a pesar de contar con el estelar Aislín McGuckin quien apenas cinco años atrás se había hecho de gran fama gracias al ahora clásico [Pelicula] El Francotirador, falla estrepitosamente en lo que a actuaciones se refiere. Maura Grace Athari, Louise Fletcher y Cliff Robertson, entre otros, no logran tampoco mantener a flote una cinta que no tiene en ese renglón uno de sus fuertes. Sí, tampoco [Director] Douglas Trumbull se destaca como un director eficiente, pues muchos de los elementos que hacen a la película una experiencia bastante dispareja, son atribuibles absolutamente a su persona.

Sin embargo en lo innovador de la premisa, así como en la introducción de elementos tan modernos para su tiempo como el hackeo remoto de equipos de computadora y hasta el propio concepto de una red telefónica como el internet, resultan llamativos para quien revisa una película de, repito, ¡1983! La película, también, toca temas tan escabrosos por encima o de manera profunda como lo son el abuso animal, la crueldad humana, las adicciones –en este caso al sexo– y finalmente la experiencia en cuerpo ajeno de la muerte. Sí, hay alguna que otra línea argumental como el reencuentro amoroso de una pareja ya separada a partir de revivir en carne propia las experiencias de enamoramiento del otro, pero al final el tema verdaderamente duro es precisamente el de la muerte.

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Y es que la experiencia misma de la muerte es resguardada por uno de los personajes en uno de los dispositivos de memoria del dispositivo mencionado, provocando así una lucha entre quienes quieren sacarle provecho a la grabación, y quien simplemente “por amor” quiere revivirlo para cumplir con la última conexión con ese ser amado. Un poco enfermo, si me preguntan, pero bastante interesante de ver plasmado en pantalla ese tema, aquí sí con uno de los fuertes del realizador Trumbull: los efectos visuales.

Proyecto Brainstorm no es desde luego la mejor película de aquellos años, y quizá para muchos, si es que era incluida en sus videotecas, muy seguramente tampoco era de las favoritas; sin embargo, los elementos ya presentados, y la novedad del tema con todo y que es abordado de manera un tanto torpe, hacen de esta película de [Director] Douglas Trumbull una curiosidad para quienes gustamos de estos temas ejemplares de la ciencia ficción.

Si se encuentran Proyecto Brainstorm y les interesan estos temas, no dejen que se les escape de las manos. Si ya la vieron, ¿la comentamos?



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