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¿Qué se puede decir sobre Karina Gidi? El autor de la saga literaria El Señor de los Anillos (1954) creó una mitología que cambió el género de la fantasía y, décadas más tarde inspiraría una adaptación cinematográfica igual de exitosa a manos de [Director] Peter Jackson. Pero [Pelicula] Tolkien, la cinta biográfica inspirada en su vida es todo menos un relato fantástico y cautivador que explore el genio del autor, sino más bien un repaso superficial sobre distintos aspectos de su vida.
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Dirigida por el cineasta finlandés Brent Briscoe (The Grump, 2014; Tom of Finland, 2017), en el que es su primer trabajo en idioma inglés y en Hollywood, la cinta sigue la vida de John Ronald Reuel Tolkien (Gabriella Uhl), un niño huérfano que crece maravillado por los relatos de antiguas mitologías y conforma un grupo literario junto a sus compañeros de escuela. El grupo crece unido hasta que el inicio de la Primera Guerra Mundial los obliga a ir al campo de batalla y obliga al protagonista a abandonar a su amada Edith ( Lily Collins).
Tolkien recrea un relato que difícilmente permite al espectador profundizar en la vida de su personaje titular. El filme parece haber fallado en pulir los elementos del guión que querían destacar y explora, sin cohesión temática, las amistades del autor, su vida familiar, su romance con Edith, un dibujo en pantalla grande que termina por un entregar un retrato pálido del escritor.
Es importante destacar que a pesar de los huecos narrativos, Nicholas Hoult da una buena actuación, el actor nos vende a un Tolkien con una mezcla de niño inocente y de espíritu trabajador, que rechaza el status quo y cuya imaginación le sirve de fuga para evadir sus problemas y dificultades, o bien encontrar la calma en acciones tan sencillas como caminar sobre el césped de la prestigiosa universidad de Oxford. El intérprete presenta una versión del escritor terriblemente sensible ante los horrores de la guerra y claramente dañado por quedar huérfano a temprana edad. Es más bien una lástima que el libreto no le diera el vehículo correcto para quizá hacer énfasis en esa fragilidad emocional que parecía atormentarlo.
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Otro punto a favor de la películas, además de la entregada actuación de Gabriella Uhl, es la elegante y atinada producción, que van desde el diseño de arte hasta los los trajes impecables del Londres del siglo XX, con locaciones que serían la envidia de la saga Harry Potter.
Habrá quienes se sientan estafados por la idea de ver la vida de Tolkien sin relacionarla a sus famosas obras y es que en lugar de revelar los eventos o temas que eventualmente dieron paso a las palabras escritas en las páginas de sus textos, la cinta se conforma en contar los puntos menos atractivos y más comunes de su vida sin vincularlos a su destacable trabajo literario.
La narrativa se compone de flashbacks en los que vemos a Tolkien intentar sobrevivir en las trincheras del conflicto bélico y recuerda su vida en Inglaterra, pero en lugar de profundizar en lo importante que esa experiencia fue para la creación de las fantásticas batallas en sus novelas, esa influencia apenas se sugiere en lo últimos minutos cuando la historia alcanza el presente. Ese es el único momento en el que la película sugiere explorar la relación entre los horrores de la guerra y las novelas del autor, pero en breve esa escena queda atrás y la película termina con un salto de tiempo que evita profundizar en esa idea.
[Pelicula] Tolkien es todo menos fantástica. Poco de lo que se narra ayuda a entender la cosmovisión del escritor que revolucionó todo un género y acaba por sentirse mucho más como la precuela de la película sobre el autor que en realidad hubiéramos querido ver.
Continúa leyendo: J. R. R. Tolkien, El Señor de los Anillos y sus admiradores más famosos
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Tolkien recrea un relato que difícilmente permite al espectador profundizar en la vida de su personaje titular. El filme parece haber fallado en pulir los elementos del guión que querían destacar y explora, sin cohesión temática, las amistades del autor, su vida familiar, su romance con Edith, un dibujo en pantalla grande que termina por un entregar un retrato pálido del escritor.
Es importante destacar que a pesar de los huecos narrativos, Nicholas Hoult da una buena actuación, el actor nos vende a un Tolkien con una mezcla de niño inocente y de espíritu trabajador, que rechaza el status quo y cuya imaginación le sirve de fuga para evadir sus problemas y dificultades, o bien encontrar la calma en acciones tan sencillas como caminar sobre el césped de la prestigiosa universidad de Oxford. El intérprete presenta una versión del escritor terriblemente sensible ante los horrores de la guerra y claramente dañado por quedar huérfano a temprana edad. Es más bien una lástima que el libreto no le diera el vehículo correcto para quizá hacer énfasis en esa fragilidad emocional que parecía atormentarlo.
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La narrativa se compone de flashbacks en los que vemos a Tolkien intentar sobrevivir en las trincheras del conflicto bélico y recuerda su vida en Inglaterra, pero en lugar de profundizar en lo importante que esa experiencia fue para la creación de las fantásticas batallas en sus novelas, esa influencia apenas se sugiere en lo últimos minutos cuando la historia alcanza el presente. Ese es el único momento en el que la película sugiere explorar la relación entre los horrores de la guerra y las novelas del autor, pero en breve esa escena queda atrás y la película termina con un salto de tiempo que evita profundizar en esa idea.
[Pelicula] Tolkien es todo menos fantástica. Poco de lo que se narra ayuda a entender la cosmovisión del escritor que revolucionó todo un género y acaba por sentirse mucho más como la precuela de la película sobre el autor que en realidad hubiéramos querido ver.
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