Joker: ¿es la historia de un criminal o un retrato erróneo sobre las enfermedades mentales?
El origen del supervillano dio pie a una controversia donde se cree que justifica la violencia. Sin embargo, Guasón, además de criticar a la sociedad, representa las enfermedades mentales. Varios expertos en el campo de la psicología y la criminología reflexionan sobre qué tanto hay de cierto en lo realizado por Todd Phillips
Desde antes de su estreno, la película del supervillano se llenó de polémica por las consecuencias que su historia podría traer. El personaje que debutó hace 79 años en las páginas de los cómics de DC nunca ha tenido una versión definitiva y sus orígenes han cambiado desde su primera aparición hasta hacer lo mismo en su adaptación dirigida por Todd Phillips. En Guasón (91%), se puede conocer el origen de la versión de Arthur Fleck que interpreta Joaquin Phoenix, que es un hombre que pasa por situaciones duras que lo llevan a culpar a la sociedad y a los ricos por todo lo que está mal, pero que también padece una enfermedad mental que ha llevado a muchos a creer que es la razón por la que se vuelve violento.
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Debido a que las producciones de DC y Warner Bros. acostumbran a ser oscuras, y ya se había dicho que este proyecto sería totalmente nuevo y no apto para todo público, se encendieron las alarmas en todos, especialmente en quienes recuerdan que durante una de las funciones de una de las adaptaciones de Christopher Nolan hubo una masacre en uno de los cines debido a que un hombre abrió fuego a los presentes y dejó decenas de muertos. Con ese antecedente hubo una enorme controversia que tuvo mayor énfasis en Estados Unidos, donde la policía estaba lista para actuar por si sucedía algo similar en su primer fin de semana de estreno.
Los cines prohibieron las máscaras y el maquillaje, y además se reveló que el FBI se encontraba monitoreando las publicaciones en redes sociales en caso de que algún posible atentado se haya anunciado por esa vía primero. Hay muchas opiniones sobre la película que ha recaudado US$747 millones en menos de un mes, puesto que están quienes la defienden al decir que únicamente se trata de un retrato de lo injusta que puede ser la sociedad y pone al frente el caso de un hombre que solo ha conocido el maltrato, pero todo cambia cuando sabemos que este hombre padece un trastorno que le provoca una risa incontrolable además de alucinaciones y un ego desmedido. Y todo empeora cada vez que pierde una de las cosas que creía poseer (y que lo mantenían estable), por lo que su frustración aumenta hasta llegar a sentirse empoderado gracias a lo que para otros es una caída en la violencia.
Sin embargo, este retrato es para otros una forma de permitir que las personas que se ven en desventaja puedan recurrir a este tipo de actos de forma justificada porque, después de todo, la sociedad se los debe. Ha sido acusada de intentar levantar al movimiento Incel (célibes involuntarios), una peligrosa subcultura de odio a las mujeres que está formada por una violenta comunidad de hombre que clama tener “derecho al sexo”; es decir, acusan a las mujeres por no querer tener relaciones con ellos.
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Conviene subrayar que ese no es el único alegato que se expone sobre Guasón. También se habla de lo bien o lo mal que la película se acerca a las enfermedades mentales. Están quienes aseguran que lo realizado por Todd Phillips es arte y no debe ser censurada, pero la opinión de varios criminólogos y psicólogos está dividida. Tal como se recoge en Guardian (vía Espinof), están quienes consideran al largometraje como problemático ya que el protagonista parece perpetuar estereotipos que pueden resultar dañinos, además de desinformar a la audiencia, pero dicho sea de paso hay muchas cosas que se deben sacrificar para mantener la trama más apegada a lo que se intentó en un principio, aunque esto no significa que no se haya realizado una investigación, que sí la hubo.
Esto dijeron los doctores británicos Annabel Driscoll y Mina Husain:
La psicopatología de Arthur es nebulosa en el mejor de los casos: su aparente falta de pensamiento desordenado significa que el intento de ilustrar la psicosis está a medio formar. También muestra rasgos de narcisismo y depresión. Esta imprecisión diagnóstica puede crear un carácter más identificable que refleje el dolor de cualquier enfermedad psiquiátrica; pero da la impresión de que muchos trastornos se han amalgamado como recurso de trama. Al final, socava el rendimiento hipnótico de Phoenix y los sinceros intentos de Joker por explorar la interacción entre pobreza, desigualdad y aislamiento social. También intenta discernir entre la condición psiquiátrica y la neurológica, entre una enfermedad mental y un trastorno médico, pero corre el riesgo de combinar los dos con una imagen inquietante, estigmatizante y problemática.
Ya sea intencionalmente o no, Arthur se presenta como un supervillano histéricamente risueño, estereotípicamente "loco" a simple vista; un payaso asesino riendo solo en un autobús. El descenso de Arthur a la violencia y la destrucción se desencadena por su deterioro mental. El resultado de esto es, decepcionantemente, eliminar la regencia de Arthur y desviar la atención de una conversación potencialmente más estimulante sobre la desigualdad de riqueza y su responsabilidad por el colapso social”.
No obstante, el neurocriminólogo Adrian Raine, que se especializa en investigar la mente de los criminales violentos, asegura que la versión del personaje no está alejada de la realidad de las personas que ha analizado a lo largo de su carrera. Aunque aclara que la relación entre los problemas de salud mental del protagonista y la violencia es un punto que lleva a la controversia, afirma que en cuanto a su forma de ser impulsiva, más el abandono y los traumas sí podrían llevar a cualquiera a un diagnóstico de depresión y a los delirios, que se acentúan en lo que parece un trastorno personal esquizotípico, es decir, una versión "inferior" de la esquizofrenia. Pero, cada vez que puede, Raine recalca que es dañino creer y/o vender la idea de que las personas con enfermedades mentales son sinónimo de personas peligrosas.
No queremos estigmatizar a las personas con enfermedades mentales como personas peligrosas, pero sí sabemos que la enfermedad mental es una predisposición significativa a la violencia. No, las personas con enfermedades mentales no andan por ahí matando en serie, tramando un homicidio, un atraco a un banco o un robo, sino que reaccionan por impulso, y en la película esta violencia está captada de forma auténtica porque son agresiones reactivas, esto es, el uso de la agresión como respuesta ante una ofensa real o percibida”.
No es un tipo violento per se, solo que no sabe reaccionar sin perder completamente los estribos. Los cinco asesinatos vistos en la cinta no son aleatorios, sino que son producto de haber percibido un ataque. Es una bomba de relojería andante que espera a explotar; lo que hizo falta para que explotara fue un estrés vital significativo, palizas, perder un trabajo. No te queda nada. Son factores de riesgo bien documentados: éste era el destino del personaje. Nadie nace con ese tipo de violencia.
En todo caso, la opinión de los expertos coincide en que Arthur Fleck no mata porque necesite medicación. Las enfermedades mentales que padece, sin importar si están bien o mal representadas, no serían la causa de su comportamiento como asesino, sino que más bien trazan esa condición que lo hace diferente del resto de personas, lo que lleva a que se convierta en víctima de acoso, burlas y otro tipo de situaciones que incluyen aquellas que pueden derivar de la forma en la que ha vivido desde pequeño y las experiencias negativas que lo llevaron a no reaccionar de la manera en que es mostrado en la pantalla.
Así, en el medio de la exclusión social aparece Joker, quien cansado de cómo ha sido tratado, encuentra un medio gracias al cual adquiere la fuerza necesaria para liberarse de todo lo que lo oprimía, dejando de lado la idea de que sean los medicamentos o las recaídas los que definen su vida, pero acercándose en un tortuosa relación con la violencia.
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