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México, 1986, los ecos del terremoto del 85 seguían recientes en un país donde se celebraba la copa mundial de fútbol. Las muertes por el SIDA sacudían al mundo entero y los beats de los casetes ochenteros sonaban con fuerza en los walkmans de los jóvenes interesados por las corrientes del new wave y el punk. Vivir esta etapa resultó fundamental para el director [Director] Hari Sama, quien a partir de sus memorias adolescentes, construyó su quinto largometraje [Pelicula] Esto no es Berlín, una película autobiográfica y transgresora que demuestra la gran capacidad narrativa del director para abordar temas como la búsqueda de la identidad con un pulso electrizante.
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Esto no es Berlín, se centra en Carlos (Xabiani Ponce de León), un chico de diecisiete años interesado por la robótica y enamorado de Rita (Alex Sgambati), la hermana de su mejor amigo, Gera (José Antonio Toledano). Rita los introduce al bar Azteca, donde ella canta junto a su banda. En tal club nocturno, Carlos se cruza con un grupo de artistas vanguardistas que despiertan su curiosidad a través del performance, las drogas y la liberación sexual. Tales acontecimientos llevan a delinear la identidad del joven, pero al mismo tiempo esto empieza a fracturar su amistad con Gera.
El guion firmado por Hari Sama, en conjunto con [Escritor] Rodrigo Ordoñez y [Escritor] Max Zunino, está escrito de una manera inteligente, pues se construye cada escena con la intención de que la trama se vuelva una droga que se inyecte poco a poco en las venas del espectador. Lo que más destaca de esta escritura es el punto tan honesto desde el cual se ofrece el relato y esto es notable en la construcción de los personajes y sus diálogos. El conflicto de la película se encuentra en los personajes, pues uno de los mayores conflictos para el ser humano siempre será asumir su verdadera identidad y tener que defenderla ante los demás. Ahí radica la premisa de Esto no es Berlín.
Para la psicología está claro que la cultura y el arte, influyen en la construcción de la identidad en la etapa de la adolescencia y en esta película, la contracultura, las maquinitas, los supercampeones, los vinilos y hasta las revistas para adultos, tejen los rasgos psicosociales de jóvenes que no se identifican con la cultura de un país que se caía en pedazos, de la misma manera que se derrumbaban sus sueños a causa de cambios políticos. La cinta nos recuerda que después de casi 34 años, las cosas no han cambiado mucho en México; la homofobia, la heteronormatividad, el patriarcado, la lucha de clases, la violencia, la drogadicción y la corrupción, se mantienen vigentes en nuestro país y Esto no es Berlín nos recuerda que es la juventud quien tiene más valentía de revelarse frente a ese sistema.
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Los esquemas juveniles que presenta el trabajo de Sama, son llevados a la máxima potencia por un elenco de jóvenes actores que brillan con un talento innato. Xabiani Ponce de León, se desenvuelve con naturalidad frente a la curiosidad de cada situación que vive su personaje y hace vibrar las fibras más sensibles del espectador. Ximena Romo y José Antonio Toledano no se quedan atrás, cada uno agrega una fuerza increíble a sus personajes y también se confirman como promesas del cine mexicano. La actriz nominada al Óscar, Danny Perea, interpreta a la madre de Carlos, quien sufre depresión y este estado le permite ofrecer una interpretación con la que alcanza un punto desgarrador.
Hari también hace una participación especial en su película, al interpretar a Esteban, el tío de Carlos y sus escenas resultan bastante emotivas convirtiéndose en una metaficción, en la que el director parece volver a su adolescencia para abrazar sus recuerdos con un cariño innegable, el cual se nota a lo largo de las casi dos horas de duración de esta película. Sama, también destaca con una impecable dirección de actores que apuesta a las miradas, captura a la perfección las relaciones entre sus personajes y crea explosiones punk a distintos niveles en cada una de las escenas de la cinta. Aunque desde los inicios de su carrera el director ha demostrado un gran talento para la dirección con títulos como [Pelicula] Despertar el Polvo y [Pelicula] SUNKA RAKU: Alegría Evanescente, Esto no es Berlín lo reconfirma como uno de los grandes talentos cinematográficos del cine mexicano, gracias a esa visión tan distinta que hacen de su cine algo totalmente diferente y valioso de ver.
El diseño de producción tiene un gran mérito al incluir utilería y coches tan característicos de la época. Lo mismo sucede con los departamentos de vestuario y maquillaje que se ajustan al tono de realismo y nunca se siente que los personajes llegarán a estar portando un disfraz ochentero. Los encuadres registran de una manera muy estratégica el México de 1986, pero lo que más destaca en la fotografía es esa cámara que se mueve de forma rebelde como los personajes a los que sigue. La banda sonora se enaltece con canciones de bandas como Joy Division, Judas Preist y Ten Years After, pero definitivamente una de las escenas de esta película se vuelve emblemática cuando suenan los sintetizadores de Fade to Gray de Visage.
Esto no es Berlín, es una película en la que la fotografía junto a la banda sonora dan como resultado un deleite audiovisual. A cargo de un autor que busca ser autorreferencial para conectar consigo mismo, pero también con los demás. Aunque no hayamos formados parte de la generación que se crio dentro de la cultura underground, la película toca temas universales con lo que es fácil llegar a conectar. De entrada, la película ya valdría la pena de ver tan solo por el performance que se incluye del movimiento del 68. Sin duda, una de los mejores películas mexicanas del 2019, no deja a nadie indiferente.
No te vayas sin leer: Esto no es Berlín ya tiene calificación de la crítica
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Esto no es Berlín, se centra en Carlos (Xabiani Ponce de León), un chico de diecisiete años interesado por la robótica y enamorado de Rita (Alex Sgambati), la hermana de su mejor amigo, Gera (José Antonio Toledano). Rita los introduce al bar Azteca, donde ella canta junto a su banda. En tal club nocturno, Carlos se cruza con un grupo de artistas vanguardistas que despiertan su curiosidad a través del performance, las drogas y la liberación sexual. Tales acontecimientos llevan a delinear la identidad del joven, pero al mismo tiempo esto empieza a fracturar su amistad con Gera.
El guion firmado por Hari Sama, en conjunto con [Escritor] Rodrigo Ordoñez y [Escritor] Max Zunino, está escrito de una manera inteligente, pues se construye cada escena con la intención de que la trama se vuelva una droga que se inyecte poco a poco en las venas del espectador. Lo que más destaca de esta escritura es el punto tan honesto desde el cual se ofrece el relato y esto es notable en la construcción de los personajes y sus diálogos. El conflicto de la película se encuentra en los personajes, pues uno de los mayores conflictos para el ser humano siempre será asumir su verdadera identidad y tener que defenderla ante los demás. Ahí radica la premisa de Esto no es Berlín.
Para la psicología está claro que la cultura y el arte, influyen en la construcción de la identidad en la etapa de la adolescencia y en esta película, la contracultura, las maquinitas, los supercampeones, los vinilos y hasta las revistas para adultos, tejen los rasgos psicosociales de jóvenes que no se identifican con la cultura de un país que se caía en pedazos, de la misma manera que se derrumbaban sus sueños a causa de cambios políticos. La cinta nos recuerda que después de casi 34 años, las cosas no han cambiado mucho en México; la homofobia, la heteronormatividad, el patriarcado, la lucha de clases, la violencia, la drogadicción y la corrupción, se mantienen vigentes en nuestro país y Esto no es Berlín nos recuerda que es la juventud quien tiene más valentía de revelarse frente a ese sistema.
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Hari también hace una participación especial en su película, al interpretar a Esteban, el tío de Carlos y sus escenas resultan bastante emotivas convirtiéndose en una metaficción, en la que el director parece volver a su adolescencia para abrazar sus recuerdos con un cariño innegable, el cual se nota a lo largo de las casi dos horas de duración de esta película. Sama, también destaca con una impecable dirección de actores que apuesta a las miradas, captura a la perfección las relaciones entre sus personajes y crea explosiones punk a distintos niveles en cada una de las escenas de la cinta. Aunque desde los inicios de su carrera el director ha demostrado un gran talento para la dirección con títulos como [Pelicula] Despertar el Polvo y [Pelicula] SUNKA RAKU: Alegría Evanescente, Esto no es Berlín lo reconfirma como uno de los grandes talentos cinematográficos del cine mexicano, gracias a esa visión tan distinta que hacen de su cine algo totalmente diferente y valioso de ver.
El diseño de producción tiene un gran mérito al incluir utilería y coches tan característicos de la época. Lo mismo sucede con los departamentos de vestuario y maquillaje que se ajustan al tono de realismo y nunca se siente que los personajes llegarán a estar portando un disfraz ochentero. Los encuadres registran de una manera muy estratégica el México de 1986, pero lo que más destaca en la fotografía es esa cámara que se mueve de forma rebelde como los personajes a los que sigue. La banda sonora se enaltece con canciones de bandas como Joy Division, Judas Preist y Ten Years After, pero definitivamente una de las escenas de esta película se vuelve emblemática cuando suenan los sintetizadores de Fade to Gray de Visage.
Esto no es Berlín, es una película en la que la fotografía junto a la banda sonora dan como resultado un deleite audiovisual. A cargo de un autor que busca ser autorreferencial para conectar consigo mismo, pero también con los demás. Aunque no hayamos formados parte de la generación que se crio dentro de la cultura underground, la película toca temas universales con lo que es fácil llegar a conectar. De entrada, la película ya valdría la pena de ver tan solo por el performance que se incluye del movimiento del 68. Sin duda, una de los mejores películas mexicanas del 2019, no deja a nadie indiferente.
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