RESEÑA: Familia de Medianoche | ¿Lucrar o sobrevivir con la salud ajena?
Las ambulancias privadas son una fuente de empleo poco estable para algunas familias, sin embargo ¿hasta qué punto es una forma de lucrar con la salud ajena en momentos vulnerables?
“En la Ciudad de México el gobierno opera 45 ambulancias para una población de 9 millones de personas”, este es uno de los datos expuestos por el documental Familia de Medianoche (96%) de Luke Lorentzen. Como cabría esperarse dicho número de vehículos y paramédicos no alcanza a cubrir todos los casos de emergencias que se dan en esta gran ciudad. Es ahí donde entran las ambulancias privadas que día a día se enfrentan a numerosos obstáculos para subsistir.
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Familia de Medianoche sigue a la familia Ochoa, la cual, ante la escasez de ambulancias oficiales para atender a los más de 9 millones de habitantes de la Ciudad de México, dirige una ambulancia privada, compitiendo con otros técnicos de emergencias médicas. Es en esta industria despiadada que luchan para evitar que sus necesidades financieras comprometan a las personas bajo su cuidado.
El padre de la familia, a pesar de padecer una enfermedad cardiaca, es capaz de apretar el acelerador y maniobrar para llegar antes que la competencia. El hijo mayor es quien funge como paramédico, mientras que el menor de los Ochoa, de menos de 15 años, alterna el pupitre de la escuela con el asiento trasero del vehículo.
Esta producción mexicanoamericana llegará a los cines el próximo 6 de marzo para exponer un fenómeno sobre el que muchos han escuchado, pero que pocos realmente saben cómo funciona. En el documental no intervienen otros sujetos que no sean parte de la familia Ochoa, ellos viven sus días, y sobre todos sus noches, como siempre lo han hecho. El espectador es un invitado en su ambulancia.
Lo anterior permite que cada uno se cuestione sobre la existencia de estos vehículos privados y sobre las artimañas de sus tripulantes para ganarse la vida. Por momentos, el espectador siente que la familia Ochoa está lucrando con la salud de las personas que caen en la parte trasera de su ambulancia, sin embargo, posteriormente, entra la duda de qué pasaría si estos vehículos no existieran.
Lorentzen es muy hábil al sólo dejar correr la imagen, sin involucrarse, pues es un tema complicado, en el que no existen buenos ni malos, en el que el sistema de salud es tan precario que esfuerzos individuales han tenido que salir para cubrir las carencias, sin embargo, estos sujetos necesitan dinero para sobrevivir y muchas veces tienen que lidiar con personas que no quieren o pueden pagarles, tienen que dar sobornos a la policía y tienen que costear los gastos del propio vehículo.
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La cinta de poco más de 80 minutos tiene un ritmo tan ágil que cuando menos te lo esperas ya terminó. Las partes más emocionantes del filme suceden cuando la familia Ochoa se embarca en una odisea para llegar a un lugar con heridos, pues tienen que cuidarlos, hacerlos sentir bien, llevarlos al hospital y, posteriormente, cobrarles. Muchas veces esta última parte no llega a suceder, pues la gente se niega a pagarles.
En Familia de Medianoche se expone uno de los grandes problemas del sistema de salud en la Ciudad de México y eso es lo más valioso del documental. Las ambulancias privadas son una fuente de empleo poco estable para algunas familias, sin embargo ¿hasta qué punto es una forma de lucrar con la salud ajena en momentos vulnerables? El hijo mayor de los Ochoa en varios momentos del filme afirma que ellos se conducen como cualquier otro oficio: hay gente herida que necesita ir al hospital y ser atendida, ellos lo hacen, pero necesitan dinero para sobrevivir.
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