Mi maestro el pulpo ya tiene calificación de la crítica
La curiosa relación entre un buceador y un pulpo es el eje de este documental que nos demuestra que puede haber una conexión mucho más profunda entre animales y humanos
Si no te interesan los documentales sobre la vida marina y aún no has visto Mi maestro el pulpo, es muy probable que no tengas sentimientos fuertes por los cefalópodos de ocho brazos. Es común que muchos asocien sus tentáculos con ciertos platos de comida, con algo desagradable si es que los invertebrados no te agradan e incluso películas de terror, pero probablemente nunca con un tema que puede ser tan conmovedor como la comunicación entre especies o lo maravillosa que es la naturaleza al permitirle una renovación física después de una lesión grave, por nombrar dos de los puntos de inflexión en esta película documental que se aleja de lo convencional.
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Nadie puede hablar por el personaje principal del documental, pero no hay duda de que para Craig Foster, el documentalista y buceador que comparte el centro del escenario con esta criatura, esta es una historia de amor. Su interés por un pulpo ordinario se convierte en una obsesión saludable, y la película resultante, de los directores Pippa Ehrlich y James Reed, cubre casi toda su vida de menos de un año y medio, meses en la naturaleza acuosa que puede ser tanto meditativa como llena de acción, destacando dentro de un campo en el que este tipo de producciones son habituales.
Uno de los primeros momentos de Mi maestro el pulpo, una película nominada recientemente al premio Óscar, menciona que muchas personas tratan a los pulpos como si fueran alienígenas, a pesar de que, según él, en realidad tienen mucho en común con los seres humanos y eso es algo que aprendió a volverse cercano con el pulpo que aparece en el documental. Eso es lo que vuelve a esta película algo especial: documentales sobre la flora y fauna de los océanos en nuestro planeta son temas que se tratan en muchos documentales, pero este es el primero que narra la historia de una única criatura marina desde un punto de vista personal y sincero.
Al contarse una historia de esta manera, la película consigue revelar no solo una conexión emocional entre el pulpo y el hombre que bucea junto a él, sino que también permite conocer varios comportamientos animales que eran previamente desconocidos para los científicos. Reproducir este documental, que por cierto es una producción que se encuentra en Netflix, es como entrar a un mundo completamente diferente que hace al espectador sentir que está por descubrir algo increíble.
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En entrevistas en off y en pantalla, Foster explica que regresó al buceo, una alegría de la infancia, en un momento en el que se sintió agotado por el trabajo y no estaba seguro de cómo continuar. La urgencia de curarse a sí mismo se vio reforzada por su deseo de ser un buen padre para su hijo en edad escolar, Tom (quien eventualmente se convierte en un buceador por derecho propio, además de proporcionar las imágenes del dron de la película). Durante unos breves momentos en el inicio, el documental amenaza con desviarse hacia el temido territorio de la autoayuda, pero Foster es una presencia en pantalla tan agradablemente discreta y humilde, y su punto de vista está tan interesado en el otro, que esos temores se disipan rápidamente.
Después del estreno de Mi maestro el pulpo (100%) en Netflix, el público ha quedado conmovido hasta las lágrimas por la entrañable relación entre el documentalista y el pulpo, una criatura que luego de esta obra de seguro será visto de una forma diferente por las personas gracias a esta historia. A continuación, les compartimos lo que la crítica ha dicho sobre esta producción:
Adam Kempenaar de Filmspotting:
¿Es este pulpo tan extraordinario, tal milagro del mundo natural, que vamos a creer este cuento de redención? Y la respuesta es: sí, lo es.
Nick Schager de The Daily Beast
Un retrato silenciosamente profundo (y loco) de los vínculos que compartimos con todo en nuestro entorno, incluso si su descripción cinematográfica a veces está lejos de ser perfecta.
Guy Lodge de Variety:
Mi maestro el pulpo nunca pierde nuestra buena voluntad: si terminamos deseando que tuviera un poco menos de hombre y un poco más de bestia, eso solo sirve a su causa.
Jennie Kermode de Eye For Film:
Aunque no todo lo que Foster tiene que decir debe tomarse al pie de la letra, esta es una película atractiva que los espectadores querrán ver una y otra vez.
Robert W. Butler de Butler's Cinema Scene:
Ningún documental sobre la naturaleza que hayas visto te preparará para Mi maestro el pulpo, una historia conmovedora de una amistad (incluso se podría llamar un romance) entre un humano y un molusco.
Diane Pershing de Malibu Times
Los superlativos no son suficientes para describir el placer de ver este documental.
Tim Brayton de Alternate Ending:
Tiende a domesticar innecesariamente imágenes que, en el mejor de los casos, llegan a algo genuinamente profundo sobre la forma en que la naturaleza existe a pesar de los humanos.
Robert Roten de Laramie Movie Scope
La fotografía submarina de Roger Horrocks y Foster es excelente. Los editores Pippa Ehrlich y Dan Schwalm hacen un buen trabajo al combinar el video y las imágenes con la historia que cuenta Foster.
Patrick McDonald de WBGR-FM:
Hermosa fotografía, que damos por sentada estos días, que en este documental es tan emotiva como una película de naturaleza. Tener un arco narrativo que sea fascinante también es útil.
Frederic y Mary Ann Brussat de Spirituality & Practice:
Un documental que ilustra la práctica espiritual de la reverencia de un buceador que observa un pulpo durante un año.
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