RESEÑA: Los Trapos Sucios Se Lavan En Casa | Una comedia incómoda que pretende ser crítica
No se puede negar que la película de Muñoz provoca incomodidad en los espectadores, pero no exactamente por ser crítica, sino porque hace una especie de apología de conductas y comportamientos racistas, clasistas, homofóbicos y misóginos.
A veces no existe una mejor manera de definir una película que solo como una ofensa, para los espectadores, para los grupos representados y para los mismos propósitos del filme. Los Trapos Sucios Se Lavan En Casa (10%) es una nueva cinta mexicana de Barracuda Films, Río Negro Producciones y Warner Bros. Pictures México, la cual se vende como una comedia filosa, llena de humor negro y con una crítica social importante, sin embargo, fracasa en cada uno de esos aspectos y el resultado es realmente preocupante.
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Dirigida por el cineasta mexicano Diego Muñoz, quien en 2009 realizó su primer largometraje titulado Bala Mordida, Los Trapos Sucios Se Lavan En Casa cuenta la historia de dos empleadas domésticas, Lupita y Toña, que trabajan en la casa de la adinerada familia Ruíz Palacios, en la que el padre acaba de entrar al mundo de la política y se perfila para ser candidato de su partido para algún puesto importante, la madre lleva una vida llena de lujos mientras explota a cada uno de sus empleados y se muestra prepotente ante todos; en cuanto a los hijos: dos gemelas adolescentes cuya vida se va en operaciones estéticas y drogas y un niño de aproximadamente 12 años que ha sido criado por Toña y se la pasa jugando videojuegos de guerra.
En el marco de la celebración del Grito de Independencia, los Ruíz Palacios se preparan para pasar las fiestas patrias en Las Vegas, sin embargo, Lupita y Toña, cansadas de los malos tratos, el incumplimiento de pagos y la continua falta de respeto, deciden tomar medidas drásticas para recibir el pago justo por su trabajo. Así que secuestran a la familia y les exigen una suma considerable de dinero por todo lo que han tenido que soportar, en el camino se descubrirán los secretos más íntimos de cada integrante.
Protagonizada por Arath de la Torre (Cómplices, Busco Novio Para Mi Mujer (75%)) y Lisset como el matrimonio Ruíz Palacios y por Giovanna Zacarías (La diosa del asfalto (69%), Sin Hijos (88%)) y Amorita Rasgado (Locas por el Cambio (80%)) como Lupita y Toña, Los Trapos Sucios Se Lavan En Casa pretende ridiculizar el clasismo y racismo que impera en México mediante la reproducción de frases e insultos conocidos y a través de la representación de las dinámicas entre una familia adinerada y su personal doméstico, sin embargo, en lugar de crítica, parece exaltación.
De manera preocupante, la película no le teme a reproducir los estereotipos más conocidos cuando se trata de trabajadoras domésticas y aunque la familia Ruiz Palacios bien podría ser la de cualquier político mexicano, la realidad es que la exageración de los actores y la falta de matices y profundidad en los personajes hace que la cinta se sienta como un programa de comedia barato de televisión abierta.
El tema de las trabajadoras domésticas en México ya ha sido retratado en la televisión y el cine nacional de distintas maneras y quizá uno de los referentes más conocidos de los últimos años sea Roma (99%), cinta del galardonado director Alfonso Cuarón, en la que se muestra la relación de una empleada del hogar con una familia de clase media y sobre todo su papel en la crianza de los hijos de sus empleadores. Ahora bien, la cinta de Cuarón es una carta de amor y también es un drama con una crítica social importante al racismo que hay en el país, sin embargo, esto no quiere decir que las comedias no puedan ser igualmente críticas, el humor es una herramienta poderosa, siempre que sea inteligente.
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El problema principal con Los Trapos Sucios Se Lavan En Casa es que carece de inteligencia en casi cualquiera de sus aspectos: actuaciones, guion, fotografía, ritmo. No se puede negar que la película de Muñoz provoca incomodidad en los espectadores, pero no exactamente por ser crítica, sino porque hace una especie de apología de conductas y comportamientos racistas, clasistas, homofóbicos y misóginos y realmente no parece tener miedo de ello, se deleita en sus ‘bromas’ sin sentido, en sus insultos que no contribuyen a lo que pretende criticar y sobre todo que no se justifican en su planteamiento.
Así es que si hay algo que queda claro con Los Trapos Sucios Se Lavan En Casa es que no todas las películas que se disfrazan de comedia crítica filosa lo son, no todo el humor negro es realmente humor y, sobre todo, la inteligencia y los propósitos de un filme, sean cuales sean, deben quedar claros; esta película ni siquiera cumple el fin más básico de entretener.
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