Por qué Disney necesitaba comprar Fox
El plan maestro de The Walt Disney Company para conquistar el mundo. Explicamos con números, peras y manzanas, la evolución de su plan diabólico que no se detendrá con la compra de The Twentieth Century Fox.
Esta es una historia de crimen, engaño, traición y dolor, pero sobre todo de amor. De amor a los primeros puestos en los rankings tabulados de ingresos, amor a mantener siempre una hegemonía sobre tu mercado y una expansión hacia otros. The Walt Disney Company está posicionada como la quinta empresa más grande del mundo (tanto en cuestión de ingresos, como de poder de Marca) de acuerdo a las cifras obtenidas por la revista Forbes a principios de 2017.
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En este sentido, el poder de la compañía abarca mucho más que el territorio de la producción y distribución de películas. Va más allá de toda la mercancía que emana de ellos. Incluso es más grande que el propio territorio mediático, bienes raíces, cruceros, hoteles, etc. Por el giro de Tomatazos, sólo nos atañe hablar de la primera parte de todo este monstruo empresarial. Hoy Walt Disney Studios Motion Pictures, hasta 2007 conocida como Buena Vista Pictures Distribution (esto por una disputa entre Walt y Roy Disney en 1953), que hasta la década de los años 1990 ostentó la corona como la distribuidora más poderosa. Después llegaron tiempos difíciles en la década de los 2000, que culminó con un dominio infranqueable de la taquilla en el año 2016. Pero el combustible que les sirvió para recuperar su posición a la delantera, podría agotarse, por ello la fórmula de Bob Iger debe renovarse o morir.
Capítulo I: El León, la bruja y un mal Indiana Jones (de cuando todo iba mal)
Para los fans de Marvel (e incluso de los cómics en general) el 2012 representó un año trascendental, en 2012 llegó a las salas de cine el primer crossover de superhéroes a gran escala: Los Vengadores (92%). Esta cinta dirigida por Joss Whedon era la culminación de un proyecto que se había estado gestando desde 2008, cuando Paramount incluyó al final de Iron Man - El Hombre de Hierro (93%) y Hulk: El Hombre Increíble (67%), un par de escenas post-créditos que marcaron el incio de algo que hoy conocemos como el MCU (Universo Cinematográfico de Marvel). Sin embargo, 2012 sólo es la punta del iceberg de un plan maquiavélico que se estuvo gestando desde el año 2000 y que vio (hasta ahora) su momento de mayor esplendor en 2016.
Buenas Vista Pictures Distribution (ahora Walt Disney Motion Pictures) llegó al año 2000 con la corona de la distribuidora que había tenido la mejor taquilla del año (quizá no la película más taquillera, pues ésta quedó en manos de Universal, con El Grinch (53%)). El balance entre géneros, más su infranqueable liderazgo en la producción de contenido audiovisual para toda la familia, le garantizaron mantener su liderazgo hasta el final del siglo que había visto nacer a la compañía. Pero el mercado cambiaba y sus fórmulas ya conocidas no serían del todo útiles para el nuevo siglo. Durante la siguiente década la corona anual sería algo que tendría bastantes problemas para mantener.
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Durante la década de los 2000 la carta fuerte de Buenavista en taquilla eran los productos de Pixar. Todo parecía viento en popa, Buenavista había mantenido el control del 15% de la taquilla mundial. Sin embargo, para 2001 cayó del primer escalafón hasta el cuarto, Paramount, Universal y Warner Bros. (este último sería su acérrimo enemigo en adelante). Su gran apuesta se mantenía sobre los hombros de Pixar, mientras su propio estudio sufría una caída cuando Atlantis: El Imperio Perdido (43%) no obtuvo la recepción que esperaban del público. Otro golpe fuerte ese año fue Pearl Harbor (25%), el drama bélico que contaba con todo para triunfar, un tema sensible, la guerra que ha sido pintada con más tintes románticos, el talento, sin embargo, fracasó.
Entre 2000 y 2010, la compañía intentó crear una nueva franquicia que alimentara las arcas de manera sostenible. Para ello miraron entre sus propias arcas, buscaban un producto al cual darle el impulso, pues poseen una marca que se ha añejado como los buenos licores, sólo debían darle el empuje comercial necesario para adaptarlo a generaciones más jóvenes. Con esto en mente, uno de los juegos más populares en sus parques de diversiones les daría el tema ideal: Piratas. Sumar a Johnny Depp y a Orlando Bloom, que en ese entonces era un actor con empuje mediático gracias a su participación en El Señor de los Anillos. Y tuvieron el inicio de una franquicia exitosa (a la que por lo visto se niegan a dejar morir): Piratas del Caribe. Sin embargo, una franquicia exitosa no es suficiente.
En respuesta a su archienemigo, Warner, Disney también adaptó a una saga de libros, la cual estaba a caballo entre dos franquicias que habían probado su valía, El Señor de los Anillos y Harry Potter (una franquicia que le costó en varias ocasiones el título del número 1 en taquilla); Las Crónicas de Narnia de C.S. Lewis . Sin embargo, el timing de la producción no fue el adecuado, y pese a una primera buena actuación, la franquicia ni siquiera terminó como una producción de esta compañía.
El estudio también intentó adentrarse en el terreno de la fantasía y la ciencia ficción. Es más, podemos ver en las franquicias que intentó desarrollar, el molde que intentaba imitar antes de comprarlas.
La leyenda del tesoro perdido (National Treasure) (la cual contaba con Nicolas Cage que durante un tiempo fue el actor mejor pagado de Hollywood), era un intento de Indiana Jones (sí, también es de Disney, la compró en el mismo paquete que Star Wars) —a propósito, este actor también les sirivió para desarrollar una cinta de acción bastante mala basada en uno de los cortometrajes de fantasía, El Aprendiz del Brujo (41%). John Carter (51%), e incluso la secuela de TRON (70%), fueron sus intentos por adentrarse en el territorio de la ciencia ficción y de la ópera espacial. Incluso con El Príncipe de Persia: Las Arenas del Tiempo (36%), intentó explotar territorio virgen, o por lo menos no explotado como lo ha sido el cine de superhéroes: las adaptaciones de videojuegos.
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Disney quiso seguir explotando la influencia de los actores para construir sobre ésta franquicias rentables a largo plazo. Con Depp juntaron a Tim Burton, una dupla que durante la década de los años noventa había logrado crear las suficientes películas “extrañas”, para generar a su propio séquito de seguidores. Alicia en el País de las Maravillas (52%) de 2010, tuvo un buen arranque, sólo para que su secuela (estrenada 6 años después) no funcionara en lo más mínimo.
Mientras todo esto ocurría, el imperio de ratones y princesas había encontrado una veta bastante rica y no explotada con todo el potencial adecuado. Es decir, hacía falta un socio capitalista que sacara todo el provecho de esta vertiente.
Capítulo 2: la puesta en marcha
Durante esta década, Disney aprendió a explotar sus propios recursos de manera adecuada, a no crear franquicias sobre la influencia de los actores, sino a aprovechar la influencia de los actores dentro de franquicias ya establecidas (es decir, la influencia de Robert Downey Jr. es un pilar dentro del MCU, mas no la columna eje, como intentaron hacer con Cage o Depp).
En 2008 Paramount comenzó a construir el Universo Cinematográfico de Marvel, que le daría a Disney en 2012 la cinta de superhéroes con el mejor retorno sobre inversión de la historia, Los Vengadores (el nada despreciable 1500%), pero 2012 no fue su mejor año.
El secreto del MCU fue algo que Disney aprendió durante la primera década del milenio: no debes hacer esperar a los fans. Cada personaje en sí es una franquicia por sí mismo, que sostiene a una mayor. De esta forma pueden generar productos cada año, más de uno, sin agotar a la historia mayor, sin hacer que los fans agoten sus expectativas, y alimentándolos con cada nueva entrega. Los 3 años de espera entre cada entrega de Narnia, fueron insuficientes para enfrentar a Harry Potter, Crepúsculo (48%) y Los Juegos del Hambre (84%). Pero mientras los otros han terminado su ciclo, el MCU apenas va por su primera ronda.
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En cuanto a sus estudios, Disney dejó atrás la animación tradicional para asemejar su producto a Pixar (a quienes adquirieron alrededor de 2005, 10 años después de su primera colaboración en Toy Story (100%)). Renovando su apariencia apostaron por historias más versátiles, que se asemejaran más a este estudio de animación. En este camino lograron con Frozen: Una Aventura Congelada (89%) en 2013, un fenómeno de ventas navideñas que no se había presentado desde los Cabbage Patch Kids en 1984 o los Furby de 1998. Pero este tampoco fue su mejor año.
En 2012 compró la que se convertiría en la joya de la corona: Lucasfilm, la franquicia geek por antonomasia. La saga galáctica había creado el fenómeno para el mercadeo moderno de apropiación, era el Santo Grial y el génesis. En 2015 Star Wars: El Despertar de la Fuerza (92%) fue todo un boom en taquilla, pero éste tampoco fue su mejor año.
Como dijimos al principio de este recuento, 2016 fue el año en que todo el aparato de destrucción masiva de Disney dinamitó la taquilla como 10 mil bombas H. Por lo general el rey de la taquilla domina entre un 15% a un 20% de ésta. En 2016, Disney se hizo con el 26% del dominio de ésta, y recaudó US$3 mil millones. Analicemos las 8 principales películas de esta hecatombe:
Buscando a Dory (94%) USD$486 (Pixar)
Rogue One: Una Historia de Star Wars (85%) USD$408 (Lucasfilm)
Capitán América: Civil War (90%) USD$408 (Marvel)
El libro de la selva (95%) USD$364
Zootopia (98%) USD$341
Star Wars: El Despertar de la Fuerza (92%) USD$284 (Lucasfilm)
Doctor Strange: Hechicero Supremo (89%) USD$229 (Marvel)
Moana: Un Mar de Aventuras (96%) USD USD$206
En primer lugar la secuela de una de las películas de Pixar más queridas por la audiencia, Buscando a Nemo (99%). Después Star Wars, tanto en la saga principal como en los spin-offs (no hagas esperar a la audiencia), como El Despertar de la Fuerza se estrenó al final de 2015, todavía estaba en cines a principios de 2016, lo cual la hizo posicionarse en el lugar 6 de taquilla en 2015, Rogue One también dividió su taquilla por lo que ocupó el segundo sitio en conteo. Marvel se hizo con el tercer y séptimo puesto, además de que la tercera entrega de Capitán América, Civil War, se encontraba a caballo entre un crossover de gran magnitud (un Avengers 2.5) y una entrega más de otra franquicia Marvel. El Libro de la Selva fue la muestra de que Disney había logrado utilizar su sello añejado y reformularlo para un nuevo siglo. Finalmente, Moana y Zootopia, ambas seguían la escuela del estudio de seguir pautas semejantes a Pixar (mientras a Pixar lo vuelven más semejante a Disney).
Pero la fórmula tenía un defecto: necesita ser alimentada con sangre fresca para no morir.
Capítulo 3: Cuando la gallina de los huevos de oro se hace vieja
La compra de The Twentieth Century Fox, le da a Disney mucho más que los derechos completos (casi, Sony todavía tiene lo suyo) de Marvel: le da acceso a otra gama de franquicias como Alien o Avatar (83%), o producciones televisivas, Los Simpson, X-Files e incluso American Horror Story.
Además el monto acordado parece hasta ridículo. Tan sólo al principio de 2016, la compañía tenía el control de 5 de las 11 franquicias que más producían en merchandising, es decir, para enero de ese año, Disney se embolsó US$58.3 mil millones sólo por gestionar licencias. Es decir con lo recaudado en licencias pagaría los US$52 mil millones por la adquisición de Fox y aún así tendría cambio. Sin embargo, esto no quiere decir que el monto sea pequeño, hasta la fecha (de acuerdo a los datos de Crunch Base), ésta es la compra por la que la compañía ha desembolsado la cantidad más grande.
2017 parece más austero que su predecesor, en apariencia. Si bien hasta este momento Warner se mantiene sobre The Walt Disney Company, con un dominio de la taquilla del 20%, sobre el 18%. Disney sólo ha tenido 12 producciones en salas este año. Su maquinaria fue tan perfeccionada que con sólo 3 películas produjo el 80% de su recaudación: La bella y la bestia (71%) (la más taquillera del año, incluso sobre Mujer Maravilla (92%)), Guardianes de la Galaxia Vol. 2 (82%) y Thor: Ragnarok (92%) (sólo porque Star Wars: Los Últimos Jedi (91%) acaba de estrenarse). Warner necesitó 31 producciones para obtener resultados semejantes, y 6 de sus producciones para llegar al monto de esas tres cintas.
En los últimos 3 lustros hay tres cosas que no ha podido vencer Disney: Nolan, Batman y Harry Potter. Como no ha podido hacerse con los primeros dos, se hizo con una protagonista de la tercera: Emma Watson. La compañía se dio el lujo de que su plato fuerte del año no fuera una cinta de una franquicia externa. Juntó a Watson con una de sus cintas más exitosas para un live-action. Ahí el resultado. Por eso el panorama del 2018 luce muy similar al del 2016. Toda la ola del 2017 se unirá con las producciones de gran talante que lanzará el próximo año.
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Disney compra cuando no puede alcanzar algo. En 2015 Colin Trevorrow venció a Star Wars con Mundo Jurásico (71%). Kathleen Kennedy lo reclutó para dirigir Star Wars: el ascenso de Skywalker (61%) (aunque después lo sacó del proyecto, y Trevorrow ya no estuvo disponible para dirigir la secuela de Mundo Jurásico).
Por otra parte, también aprendimos que al igual que hizo con la televisión, el estudio pronto explorará nuevas tierras. Si bien, en un principio se alió con Netflix, con quien hasta produjo un pequeño universo de Marvel, en apariencia sólo lo hizo para posicionarse dentro del público, conocer el modelo de negocio y más tarde voltearse a su otrora aliado.
Ante este panorama, cada vez parece menos un chiste que Disney planea conquistar al mundo. Si no es que ya lo hizo.
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