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Christopher Nolan explica cómo el final de Oppenheimer y El Origen se relacionan

El director británico explora el vínculo entre ambas producciones y cómo presentan dilemas intelectuales y emocionales.

El aclamado director Christopher Nolan es conocido por su capacidad para entrelazar la realidad con la fantasía en sus películas, brindando una base sólida a narrativas emocionantes y eventos fantásticos. En particular, su película El Origen (86%) de 2010, que trata sobre sueños lúcidos compartidos y el implante de información en otras personas, ha sido un hito en el género de ciencia ficción. Pero ahora, Nolan está explorando un terreno diferente con su nuevo largometraje, Oppenheimer (95%), una biografía del físico J. Robert Oppenheimer, quien ayudó a desarrollar la bomba atómica en la década de 1940.

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A primera vista, las dos películas parecen muy diferentes en temática y tono, pero Nolan ha encontrado un sorprendente vínculo entre sus finales. Durante una entrevista para Wired (vía Film), el director abordó cómo ambas películas terminan con momentos discretos que tienen importantes ramificaciones y crean ambigüedad moral e intelectual que persiste más allá de los créditos finales:

Quiero decir, el final de 'El Origen', es exactamente eso. Hay una visión nihilista de ese final, ¿no? Pero, también, ha seguido adelante (el personaje de Leonardo DiCaprio) y está con sus hijos. La ambigüedad no es una ambigüedad emocional. Es una ambigüedad intelectual para la audiencia. Es divertido, creo que hay una relación interesante entre los finales de 'El Origen' y 'Oppenheimer' para explorar. 'Oppenheimer' tiene un final complicado, con sentimientos encontrados.

Nolan ha sido aclamado por su capacidad para combinar temas oscuros y complejos con experiencias cinematográficas emocionantes. Sus primeras obras, influenciadas por el cine negro, presentan personajes involucrados en acciones que rara vez son sencillas en términos de moralidad. Esta complejidad se refleja en todas sus películas, incluidas Following, Memento (92%) y ahora Oppenheimer.

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El final de El Origen es especialmente notable por su ambigüedad. La película sigue a Cobb, interpretado por Leonardo DiCaprio, quien trabaja como “extractor” profesional en sueños lúcidos. Al final, Cobb regresa a su hogar y se reencuentra con sus hijos después de años de separación. Sin embargo, el momento clave es cuando hace girar una peonza, su “tótem”, para comprobar si está en la realidad o en un sueño. La cámara corta antes de que se revele si la peonza cae o sigue girando, dejando a la audiencia con la duda de si Cobb está viviendo en la realidad o simplemente se está engañando a sí mismo.

Por otro lado, Oppenheimer presenta un final sombrío que refleja las complejas decisiones y consecuencias de las acciones del científico. La escena final muestra una conversación entre Oppenheimer y Albert Einstein, donde discuten las posibles consecuencias catastróficas de la bomba atómica. La película plantea este escenario final, como un cuestionamiento sobre la moralidad de sus acciones y las consecuencias de la tecnología nuclear.

Nolan no busca dar respuestas definitivas, sino hacer preguntas que animen a la audiencia a reflexionar. Sus finales a menudo presentan ambiguas victorias y resoluciones cuestionables, permitiendo que los espectadores saquen sus propias conclusiones. El director no es un nihilista, sino más bien un cineasta agnóstico, que busca encapsular la complejidad de la vida sin asumir una opinión definitiva.

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La relación entre los finales de El Origen y Oppenheimer radica en la ambigüedad y la complejidad, que son características comunes en la filmografía del director. Ambas películas invitan a la reflexión y desafían las convenciones narrativas, ofreciendo una experiencia cinematográfica única y memorable. Aunque con escenarios finales totalmente diferentes, las dos producciones cuestionan a la audiencia con dilemas intelectuales y emocionales, dejándolos con “sentimientos encontrados” después de observarlas.

Tras su estreno, Oppenheimer es una clara prueba de la calidad del realizador. La película se ha llenado de elogios, tanto de parte de la crítica especializada, como de la propia audiencia. Su último trabajo ha cautivado a los espectadores y está dando mucho de que hablar, incluso se empieza a postular como una de las mejores películas del año. Veremos si todo este reconocimiento amerita una nominación en las próximas premiaciones, o por qué no, un galardón que tanto se le ha negado al cineasta británico.

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