El director Ruben Östlund califica a Barbie como cinismo disfrazado de optimismo

Si bien para gran parte del público y la crítica la película Barbie (88%) de la directora Greta Gerwig se convirtió en el éxito absoluto del año, esta también cuenta con sus detractores. En esta ocasión, ha sido el director sueco Ruben Östlund, autor de la aclamada El triángulo de la tristeza (70%), quien ha emitido un juicio anda favorecedor de la cinta calificándola de cínica.

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Barbie capitalista

Y es que pese a su rotundo éxito comercial, la visión satírica de la directora de Lady Bird (97%) y Mujercitas (94%) no ha logrado traducir para muchos sectores de la industria en donde el arte pop aún lucha por sostener un discurso convincente. Desde luego, para un importante sector, abrazar el mensaje de barbie también significaba hacerlo con el consumismo y los valores más recalcitrantes del capitalismo.

Aunque puede que esto sea verdad en el marco de la industria del juguete y el sector comercial del séptimo arte, la narrativa de la cinta dista de verse reducida a esto. En realidad, Gerwig —y el guión de Noah Baumbach— parecen ser muy conscientes de esto, entrando en un juego de autocrítica, que, simplemente no es suficiente para quienes entienden el cine como Östlund.

Mientras que, para diversas generaciones de mujeres, la historia protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling se convirtió en una reivindicación total y sin antecedentes directos, que supo darle vuelta a las historias tradicionales como a las nuevas tendencias en materia de representación. Con lo que el legado de la película se extenderá hasta una nueva gama de filmes que pretendan emularla —para bien y para mal.

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Repudio total

Y es verdad, la queja del también creador de The Square (100%), puede partir de un punto válido, que sin embargo parece innecesaria para un producto cultural como Barbie. A pregunta expresa del medio francés Premiere, sobre si el director tenía algún consejo para Greta Gerwig, quien le sucederá como presidenta del Festival de Cannes, el cineasta respondió.

Vi a Barbie, sí. Para mí, esto es cinismo disfrazado de optimismo. Esta es toda la locura de nuestro tiempo. Un fabricante de juguetes que financia su propia película y que compra a una cineasta americana para hacer más presentables estas muñecas tan anticuadas... Es una locura, en mi opinión… Una de las cosas buenas de la economía de mercado es que, como hay competencia, creamos productos. Y tratamos de hacerlos mejores que los demás. Y para eso necesitamos el boca a boca entre los espectadores. Pero una película como Barbie secuestra ese proceso al invertir un montón de dinero en marketing, y ya no hay más boca a boca.

Ante esta crítica mucho más de fondo que de forma, el director también se dio tiempo para elogiar la propia Gerwig, de quien, pese a la desazón que experimentó en su más reciente proyecto, guarda sólo buenas impresiones: “Dicho esto, ¡creo que fue una gran elección elegir a Greta Gerwig como Barbie! No creo tener ningún consejo para ella, mmm... respeto mucho sus trabajos anteriores, aunque no soy fan de Barbie”.

El juguete que hizo historia en la gran pantalla

Aunque aún no conocemos todas las ramificaciones que supondrá el éxito de Barbie para la industria, lo cierto es que existe un consenso sobre el estado de la misma después del fenómeno Barbenheimer dentro de un contexto desolador afectado superlativamente por la pandemia y luego frenado de seco por las huelgas históricas en Hollywood.

Si bien el cine de arte poco y nada tiene en común con esta clase de producciones, desde luego que las finanzas en “buen estado de salud” gracias a tan singulares recaudaciones como las de la muñeca de Mattel, permitirán la existencia de nuevos espacios en los que el cine de arte se desarrolle. Y así, el “boca a boca” renacerá.

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