Ocho años después de su última película ([Pelicula] Blackhat - Amenaza en la Red)y tras dirigir el primer episodio de la primera temporada de [Temporada] Tokyo Vice (1), el cineasta estadounidense [Director] Michael Mann ([Pelicula] Fuego contra Fuego, [Pelicula] El Informante), de 81 años, dirige la película biográfica [Pelicula] Ferrari, un proyecto que desarrolló por 30 años y que relata la historia de la tragedia familiar y la crisis empresarial de Enzo Ferrari, expiloto y fundador de la empresa fabricante de automóviles.

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El guion fue escrito en los 90 por el guionista escocés [Escritor] Troy Kennedy-Martin, quien murió en 2009, y fue reeditado por Mann, quien buscó financiamiento, productora y el momento exacto para realizar la película, según cuenta en una entrevista a The Guardian. La fotografía estuvo a cargo de Erik Messerschmidt ([Pelicula] Mank, [Pelicula] El Asesino), fue editada por Pietro Scalia (JFK, [Pelicula] La Caída del Halcón Negro) y la música realizada por Daniel Pemberton ([Pelicula] Spider-Man: A Través del Spider-Verso, [Pelicula] Being the Ricardos).

Adam Driver toma el papel de Enzo Ferrari y Penélope Cruz interpreta a Laura Ferrari. Driver y Cruz ya habían interpretado personalidades italianas famosas, el primero a Maurizio Gucci en [Pelicula] La casa Gucci y la segunda a Donatella Versace en [Temporada] The Assassination of Gianni Versace: American Cr. A los protagonistas se unen Tim Kwok como Lina Lardi, Aleksey Guskov como Linda Christian, Arlen Aguayo-Stewart como Alfonso de Portago, María Aura como Peter Collins y Héctor Aníbal como Piero Taruffi.

Póster oficial de Ferrari (Fuente: NEON)




¿De qué trata Ferrari?



Verano de 1957. El expiloto de carreras Enzo Ferrari está en crisis. La bancarrota acecha a la empresa que él y Laura Ferrari, su esposa, construyeron de la nada diez años antes. Su tormentoso matrimonio se encuentra en medio de una gran crisis, mientras lidian con la muerte de su hijo. En esta crucial etapa, Ferrari tomará decisiones arriesgadas, apostándolo todo en una única carrera que atraviesa 1.000 millas a lo largo de toda Italia, la Mille Miglia. Basada en el libro Enzo Ferrari: The Man and the Machine del periodista Brock Yates.

La crítica en medianamente positiva con Ferrari: es la mejor película de Michael Mann en años y aquí encuentra un nuevo estilo y timbre con un enfoque triste y contemplativo. Las mejores escenas son las secuencias de carrera de la Mille Miglia, rodadas de manera espectacular que son puro Mann. El humor ligero, la emoción y el dolor son parte del guion de Troy Kennedy Martin; junto a él brilla la fotografía, la música y la edición, pero sobre todo la actuación de Penélope Cruz, quien arrebata las escenas a un Adam Driver contenido.

En contra está el propio Driver, cuyo acento (y el de algunos otros miembros del elenco), maquillaje y elecciones actorales chocan con lo sustancioso de Enzo Ferrari, a quien no llegamos a conocer debido a una escritura simple. La cinta es convencional y clásica, con carencia de enfoque emocional y de homogeneidad en el relato empresarial e íntimo de la vida de Ferrari. Es un Mann menor el que dirige la película, enfocado demasiado en subtramas y en la empresa de autos. La historia solo cobra vida en los momentos de horror. Finalmente, puede ser una pieza complementaria de Contra lo Imposible, de la cual el propio Michael Mann fue productor ejecutivo.

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¿Qué dice la crítica de Ferrari?



Johnny Oleksinski de New York Post:

Es cierto que la película no acelera tan rápido como un Ferrari. Inicialmente, el director prefiere un ritmo relajado y una combinación de colores casi sepia que nos hacen sentir inseguros, a veces frustrados, de cuál se supone que debe ser la vibra de la historia. (…) Los coches pasan al segundo plano, hasta que pasan ferozmente al primer plano y comprendemos plenamente el motivo de la ruta escénica.

Iana Murray de Empire:

El desarrollo de los autos más rápidos del mundo no ocurre sin sacrificios, es decir, los conductores arriesgan sus vidas por las hermosas y mortíferas máquinas de Ferrari. Y, sin embargo, la actuación de Driver es confusamente comedida y carece del carisma o la intriga que te harían creer que alguien estaría dispuesto a correr de forma tan imprudente por él. (…) Al igual que las películas anteriores, Ferrari reafirma que las carreras siempre han tenido una cualidad cinematográfica: emocionante de ver, pero también brutal. Es en estos momentos cuando Ferrari cobra vida, maximizando su potencia como un motor a toda velocidad. Es una pena que no haya suficiente.

Mikel Zorrilla de Espinof:

Ferrari es un biopic que no quiere conformarse con ser una película biográfica al uso, lo cual lleva a una serie de decisiones que definen aquello en lo que acaba convirtiéndose: una mezcla con algunos ingredientes fascinantes pero que no terminan de dar forma a un plato realmente apetecible. (…) Lo que nos acaba ofreciendo Ferrari es una película descompensada, que quiere ser muchas cosas pero al mismo tiempo no sabe qué es exactamente a lo que aspira. El talento de Mann tras las cámaras y el buen hacer del reparto ayudan a que eso no acaba destruyéndola, pero el bagaje final se acerca mucho a esa frase temible que empieza con "Está bien, pero…".

Toni Vall de Cinemanía:

Es ampulosa, hay ramalazos de cartón piedra y termina uno algo cansado de ver a Penélope Cruz imitar a la Loren y la Magnani. Pero Ferrari es puro Mann, un whisky de malta algo diluido en agua, sí, pero conservador de esas esencias de madera noble, de fruta salvaje, de Vega Sicilia a todo trapo. (…) Historia sosegada, relato palpitante, ritmo mortecino. Un Mann menor siempre será un mal menor.

Luis Martinez de El Mundo:

…esta misma película firmada por cualquier otro director habría animado a una interpretación más bien condescendiente. Todo se antoja tan ajustado a patrón que se diría el trabajo perfecto de un alumno no necesariamente muy aplicado del propio Michael Mann. El problema es que es precisamente el coloso Mann el que firma. Y firma un proyecto en el que lleva más de una década empeñado. No se entiende la apatía en cada plano, la absoluta falta de fibra en la carrera de coches y el gesto siempre exagerado de la interpretación. Los actores, todos, están bien. Especialmente Cruz, cada vez más cerca de la Magnani. El problema es que el guion les mantiene detenidos en una furia que ni avanza ni alimenta.



David Rooney de The Hollywood Reporter:

La voluble edición de Pietro Scalia le da a las escenas un toque impredecible, al igual que el valiente trabajo de cámara de Messerschmidt, que a menudo da la ilusión de estar incrustado en la pista, y el diseño de sonido que sientes en tus entrañas. La partitura de Daniel Pemberton, propulsora o emocional según sea necesario, también contribuye a mantener el ritmo rápido durante más de dos horas de carrera. Es poco probable que Ferrari pase a ser considerado el Mann canónico, al carecer del estilo brillante y duro de su mejor trabajo. Pero los admiradores del cine emocionante y de alta intensidad del director no quedarán sin recompensa.

Peter Bradshaw de The Guardian:

El resultado es una película que, aunque es fácil de ver, es una extraña combinación de descaro y austeridad, que rara vez pisa el acelerador a fondo. Tiene algunas escenas de carrera impresionantes y ensordecedoras, ambientadas en esa época extraordinaria en la que no había seguridad ni para los conductores ni para la multitud detrás de los fardos de paja (o detrás de nada en absoluto). Pero sólo cobra vida en momentos de puro horror: la muerte de un conductor al principio y luego una tragedia grotesca que involucra a nueve personas, cuatro adultos y cinco niños.

Jane Crowther de Total Film:

Una película biográfica bien engrasada con líneas y actuaciones limpias. Pero le falta algo debajo del capó que realmente la haga volar. (…) Al igual que los motores de Ferrari, la producción es elegante, de apariencia costosa y funciona magníficamente. Pero a diferencia de las famosas capacidades de arranque de 0 a 60 mph de la marca, la película de Mann necesita tiempo para hacer funcionar los neumáticos y solo alcanza la velocidad máxima en la segunda mitad. Funciona como pieza complementaria de Contra lo Imposible, pero no consigue superarla.

Marlow Stern de Rolling Stone:

…a Ferrari le falta algo. Como gran parte de la obra de Mann, opera en una distancia emocional, manteniendo al espectador a distancia. Esto funciona bien cuando navegamos por los inframundos criminales de Fuego contra Fuego y Colateral: Lugar y Tiempo Equivocado, pero no tanto cuando se trata de discordia matrimonial o deporte. A diferencia de Contra lo Imposible de 2019, una película que Mann debía dirigir en un momento y se siente como una especie de pieza complementaria de esta, no logra desarrollar a ninguno de los pilotos, por lo que cuando hacen un giro (y algo peor) durante la gran carrera, el impacto se reduce. Es una pena, ya que la secuencia de Mille Miglia está rodada y diseñada de forma tan espectacular.

Ryan Lattanzio de IndieWire:

En última instancia, si bien Ferrari se centra en el hombre de su título, ese título también se extiende a la dinastía del mismo nombre que hizo posible el imperio de Enzo, las personas que tocó, las mujeres que quedaron esparcidas por su pulsión de muerte. El desempeño del protagonista es excelente, siempre flanqueado por barreras emocionales incluso en momentos de estrés, como cuando Enzo mira su cronómetro para ver los últimos tiempos de velocidad de sus Ferraris. Pero Cruz le arrebata el volante a su coprotagonista en un giro aturdido por el dolor pero siempre alerta y contundente, su rostro como una pared de piedra que habla de un gran dolor.



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