Todos sabemos qué es el narcotráfico. Se trata de un fenómeno social cuya naturaleza ilícita infecta a casi todas las esferas de nuestra sociedad, así como en productos de la cultura popular; el cine nunca ha estado separado de las historias relacionadas a estos hechos y sus personajes, pues aún cuando su presencia se ha popularizado en los últimos años, la relación entre ambos existe desde mucho tiempo atrás.
Con el reciente arresto de “El Chapo” Guzmán, luego de que se fugara hace seis meses del penal de más alta seguridad de México, además del estreno de la película Capo: El Escape del Siglo, me es inevitable pensar en las historias relacionadas con el narcotráfico hechas tanto por Hollywood como por México.
Las historias se cuentan en su mayoría con alguno de estos puntos de vista: El ascenso criminal de una persona (o grupo) que está hambriento de poder (Caracortada - 84%); o sobre un policía (o agente de alguna dependencia judicial) que busca atrapar a dicho criminal (Día de Entrenamiento - 72%). Comparten similitudes con el género de mafiosos y con el western debido a que ambos presentan personajes corruptos (tanto criminales como oficiales de la ley) que a través de crímenes buscan enriquecerse, creyéndose por encima de la autoridad y que “el fin justifica los medios” sin importar cuántos estén en el camino.
El punto anterior se puede reforzar con un ejemplo reciente: Sicario: Tierra de Nadie - 94%. La trama de la película nos presenta la historia de una agente idealista del FBI que se une a un equipo de la CIA para detener a un narcotraficante. Con la tenaz dirección de Denis Villeneuve y asombrosas actuaciones de Emily Blunt y Benicio del Toro, la cinta se cuenta desde la perspectiva de “los buenos” que buscan a un narcotraficante para cumplir dos objetivos: detener a como dé lugar las actividades ilícitas que éste realiza, y ejecutar una venganza personal del personaje que interpreta del Toro.
La película se basa en la idea de que no importa cuán espeluznantes sean las acciones que alguien deba de realizar, éstas se justifican siempre y cuando se cometan en pos del bien mayor, lo que convierte a los personajes de Benicio del Toro y Josh Brolin en personas amorales dado a que nunca ponen en duda sus acciones, mientras del otro lado del espectro se encuentra Kate (Emily Blunt) a quien le han enseñado a proceder según las reglas; poniendo otro caso femenino tenemos a Cataleya (Zoe Saldana) en Colombiana - 27%, quien se asemeja al personaje de del Toro, siendo una asesina a sangre fría decidida a cobrar venganza de quienes mataron a su familia (esta motivación es uno de los grandes clichés del género); tristemente, su recepción con los críticos no fue tan positiva.
Siguiendo con quienes persiguen a los narcotraficantes en Último Turno - 85%, conocemos a Brian Taylor y Mike Zavala (Jake Gyllenhaal y Michael Peña, respectivamente). A diferencia de sus contrapartes en Sicario, aquí las figuras de autoridad trabajan mucho más apegadas a la ley y son simpáticos al tener una relación casi fraternal que ayuda a suavizar un poco la trama de dos policías que luchan contra los carteles mexicanos en Los Ángeles.
Continuando con ejemplos recientes y cambiando a los policías por los narcotraficantes tenemos Aaron Taylor-Johnson y Taylor Kitsch en Salvajes - 51% (2012) en donde interpretan a sembradores de marihuana que, usando el dinero proveniente del narcotráfico, realizan buenas acciones para la comunidad, cosa que choca con los personajes de Salma Hayek y Benicio del Toro, una líder de cartel y un sicario que a través de violencia e intimidación consiguen sus metas personales.
Esa actitud de soberbia es algo que resulta muy común dentro de la filmografía de Luis Estrada, y tenemos a El Infierno (2011) como ejemplo perfecto de ello: El personaje Joaquín Cosio, “El Cochiloco”, demuestra que no le es problemático acabar con la vida de quienes su jefe le pide, aunque termina por caerle bien al público gracias al carisma del actor.
A pesar de que los policías y los narcotraficantes son los personajes que en su mayoría acaparan estas historias, Latinoamérica ha presentado también la situación de las mujeres (a quienes les apodan “mulas”), quienes se encargan de transportar la droga a través de las fronteras al ponerla dentro de sus cuerpos o sobre ellos, siendo esta acción representada en las producciones María, Llena Eres de Gracia - 97% y Miss Bala - 87%. En la primera conocemos la historia de una joven colombiana que va a Bogotá y acepta un lucrativo empleo traficando drogas para los Estados Unidos, donde las cosas no terminan como ella esperaba; de forma similar, Miss Bala narra la historia de una joven de 17 años que anhela tanto ganar un concurso de belleza que termina por involucrarse con el narco, decisión que le cambiará por completo la vida en el peor de los sentidos.
Sin embargo, si hay una película que resulta imperdible sobre este tema es Tráfico - 92%, dirigida por Steven Soderbergh, en donde cuenta la historia coral entre un narcotraficante, un juez y la esposa de un líder de cartel, tomando la última el control de la organización; el director no escatima en mostrar la corrupción y destrucción que el narcotráfico provoca en los distintos niveles sociales en los que sus personajes se desenvuelven, tan distintos pero tan cercanos.
Y esto sólo hablando de cine, pues en la televisión nos encontramos con muchos más ejemplos, tanto con producciones estadounidenses y mexicanas. Breaking Bad, Narcos, Sons of Anarchy, Weeds, The Wire, La Reina del Sur, La Reina del Sur, El Señor de los Cielos, Metástasis (de la cual es mejor no hablar mucho), solo por mencionar algunos.
Violencia, corrupción, traiciones y ambigüedad moral son algunas palabras que fácilmente pueden describir la manera en que el narcotráfico ha sido llevado al mundo al cine, valiéndose de personajes que representan un lado más oscuro de las acciones humanas y donde en muchos casos quedan en segundo plano las drogas y sus consumidores cuando lo que se juega en muchas historias es satisfacer un deseo de venganza o convertirse en la persona que tiene todo el poder.
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Carlos Báez es redactor en Tomatazos, un adicto a la Coca-cola, está obsesionado con Joss Whedon y Martin Scorsese y le gusta coleccionar figuras Funko POP!, síguelo en Twiter. @bcc93
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