Dice Werner Herzog que el cine es un espectáculo que conserva sus orígenes de las ferias y carnavales, que no es una materia académica para ser discutida por autonombrados intelectuales. Una opinión similar tiene el director de Hong Kong, Tsui Hark, quien considera que el público va al cine para sentir y no necesariamente para pensar.
La apreciación artística es un asunto muy curioso, algo que refleja en buena medida los tiempos en los que se realiza. Ideas y expresiones que no son populares en una década, o para cierto sector del público, regresan con venganza años después. El caso del cine es un ejemplo claro de esto, cintas que estaban adelantadas a su época, que hablaban sobre temas y sensibilidades específicas, fueron despedazadas por los críticos de aquel momento. El cine de género, ya sea terror, acción o comedias inusuales son generalmente los blancos de la crítica supuestamente especializada. Es a la vez el cine que más gusta y que más consume públicos de todas edades y latitudes.
Se crea ahí una disyuntiva particular, las cintas que los críticos aman son generalmente las confinadas a festivales europeos, donde cierto formato de historia es favorecido. Dramas sociales, dramas históricos, dramas dramones y similares. La realidad es que el cine de género, el fantástico, el mal llamado cine “escapista” es el que llega a mayor número de audiencias y por ende es el que los realizadores deben comprender y trabajar mejor. Las emociones fílmicas que el intelectualismo insiste en negar son el principal alimento del alma de millones de personas en todo el mundo.
Las siguientes películas se han convertido en artículos de culto en diferentes escalas. Todas fueron vapuleadas por la crítica, despreciadas, ninguneadas y apartadas de los espacios de análisis fílmico. Sin embargo, estas cintas lograron lo que varios largometrajes galardonados no: permanecer en el subconsciente de espectadores que las vuelven a visitar una y otra vez. He ahí la verdadera prueba de fuego del arte: la del tiempo.
Patrick Swayze era la clase de héroe que Hollywood ya no tiene, varonil y fornido, pero a la vez con la dosis adecuada de gracia y estilo. Alguien que podía ser admirado por mujeres y respetado por el público masculino en igual dosis. Todo esto se confirma en una película como El Duro - 40%, donde la estrella de Point Break interpreta a Dalton, un legendario cadenero de bares que llega a un pueblo a resolver problemas.
La idea de que esta cinta es un “placer culposo” aun permea en varios círculos, pero ese término carece de sentido. Road House se encuentra moldeada como un western o una cinta de samuráis. Posee un héroe con un código de honor, con un maestro, una dama a quien cortejar y hasta una técnica de combate especial. Su ambientación en el Estados Unidos rural es la imagen que el habitante cosmopolita de un Nueva York o Los Ángeles aborrece. Sin embargo, esos pueblos del sur y centro del país donde se reúnen campesinos y camioneros son el verdadero corazón del país más poderoso del mundo. Como una canción de country, la cinta posee una sinceridad rustica de la cual carecen los grandes blockbusters armados por equipos de marketing.
Bring Me the Head of Alfredo Garcia - 82%
Un alcoholizado y malhumorado Sam Peckinpah lanzó al mundo una odisea nihilista empapada en sangre y tequila para la cual nadie estaba preparado. Protagonizada por la sensual Isela Vega y Warren Oates, los intentos de un pianista de un bar de mala muerte mexicano por conseguir una cabeza humana son el material para esta atrapante joya. Bring Me the Head of Alfredo Garcia - 82% sufrió el desprecio absoluto de los expertos, para después recibir los elogios que varios le debían. El critico Roger Ebert no dudó en llamarla una “obra maestra extraña”.
El guion de Equilibrium - 38% difícilmente va a ganar un premio por originalidad, su muy libre combinación de novelas distópicas, elementos futuristas y el cine de acción de Hong Kong invoca en automático la condena del tribunal del santo oficio de los críticos. Sin embargo, gracias a un reparto comprometido de actores y un guion que no sacrifica el desarrollo de personajes a cambio de balaceras, la cinta logra salir avante de sus propios clichés narrativos y volverse en algo más memorable. Lástima que su creador no pudiera capitalizar en este prometedor comienzo y asesinara su carrera como director con la espantosa Ultraviolet.
Fear and Loathing in Las Vegas - 49%
Johnny Depp y Benicio del Toro en plena forma, Terry Gilliam tras la cámara y basada en la novela del creador del periodismo gonzo, Hunter S. Thompson. La cinta estaba destinada a ser de culto desde su concepción, muy a pesar del odio de los críticos. De tontería incoherente no la bajaron, lo cual solo demuestra la penosa y deprimente miopía que sufre buena parte de estos “expertos”. La cinta logra capturar el espíritu anárquico de la novela y de una época muy particular en la historia de los Estados Unidos. No solo no le entendieron, nunca tuvieron la mínima voluntad de querer disfrutarla.
Otra más a la lista de incomprendidas, acusada de ser una fantasía sangrienta, frívola y juvenil, la versión de Paul Verhoeven de la famosa novela de ciencia ficción satiriza sus elementos militares. El resultado es una afilada y mordaz crítica al fascismo, los medios de comunicación y todos estos asuntos de igualdad de género que ahora están tan de moda. Si necesitan mayor evidencia de su importancia: es la película favorita de Alejandro Jodorowsky y Takashi Miike. No hay más que agregar.
El tiempo dio toda la razón a Walter Hill y su peculiar visión sobre una pandilla con chalecos de calavera huyendo en medio de la noche. Perseguidos por hombres con bates de béisbol y caras pintadas así como otros coloridos personajes.Los Guerreros - 91% jamás pretendió ser un retrato natural y realista de las calles de Nueva York de los 70. Es una interpretación muy estilizada de un relato griego sobre una tropa de soldados atrapados en líneas enemigas. Con cómics, videojuegos y un remake dando vueltas por los estudios de Hollywood, la cinta supo crear una identidad única y escribir su propia página en la historia del cine.
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