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[Pelicula] Tenemos la carne es una cinta que ha dividido opiniones entre el público y la crítica. Por un lado, están quienes alaban la estética y el arrojo con los que se conduce la película de Ken Luckey. Por otro lado, hay quienes consideran que la obra en cuestión es un banal y juvenil ejercicio de provocación sin mayor mérito. Lo que es un hecho es que la cinta difícilmente ha dejado indiferente a quienes la han visto.
Tomatazos tuvo la oportunidad de platicar con el realizador y parte del elenco de la cinta, María Evoli y Diego Gamaliel. La inspiración y la forma en que Rocha desarrolló su película fue uno de los temas que se tocaron en la plática.
¿De qué rincón viene esta historia? ¿De qué parte de ti como realizador surgió?
Emiliano Rocha: Viene de un lugar lejano, como cuando pasas mucho tiempo en la oscuridad y el insomnio. Traté de explorar todas esas cosas que se aparecen en esos momentos, describir cómo se llegue al punto en el que se plasma todo esto, sin duda es un poco más complicado.
En el caso de sus personajes, los cuales tienen en buena medida una transformación durante el transcurso de la cinta, ¿qué tanto surgió del guion y qué tanto fue de sus propios subconscientes?
María Evoli: Como bien dices, mi personaje cambia conforme avanza la trama, aunque en buena medida ella es como una niña, así que para mí fue pensar mucho en recuerdos de mi niñez y dejarlos fluir. Eso más lo que me aportó Emiliano y el resto del equipo, así como lo que ya estaba en el guion, me ayudó a construir el personaje.
Diego Gamaliel: Definitivamente fue un trabajo en equipo, una colaboración con Noé, Emiliano y María. Eso en conjunto con las referencias que el guion tenía fue lo que le dio forma a esto.
¿Cómo era el proceso del diario en el set y qué tanto espacio hubo para la improvisación?
María: Sí se dio la oportunidad para improvisar, fue un proceso creativo muy interesante, eso fue algo que me agradó de todo este proceso. En una escena en particular se me permitió hacer lo que quisiera y quedé sorprendida por cómo se desarrolló esa escena y lo que fue el resultado final. Algunas escenas sí requirieron que se repitieran tomas varias veces.
Ya que hablamos de repetir tomas, ¿dirías que eres un director muy exigente y que busca volver a hacer lo que no te parece? ¿Le das oportunidad al azar y el accidente?
Emiliano: Uno tiene ideas fijas, por supuesto, pero hay algo mágico en el accidente y hay que tener la sensibilidad adecuada para ubicarlo. La historia del cine está llena de bellos accidentes, parte del oficio es cazar tornados, observar y saber cuándo voltear la cámara al lugar correcto.
Una escena en particular llama la atención, la aparición de un soldado que es sometido por los personajes y acusado de sus crímenes, para después entonar el himno nacional. ¿Existe alguna connotación política o comentario en dicha escena?
Emiliano: Es sobre la esquizofrenia de vivir en un país como éste, la escena es México cantándose a sí mismo. Hay algo extraño en ese himno y todas sus implicaciones y el tema de la sangre, tan presente en su letra. Más que apuntar una crítica social en particular, que ya es en sí un tema cansado, la idea es hacer una catarsis de todas estas cosas que tenemos acumuladas y ese es el enfoque de la cinta.
La cinta quizá busca llevar al plano terrenal ciertos conceptos intangibles como el amor, hay algunos diálogos que así lo hacen ver.
Emiliano: Se puede hacer una suerte de interpretación sobre el idealismo, el cual ha permeado mucho el arte y ha sido, a mi parecer, bastante nocivo. La carne es lo que queda, mientras las ideas mueren. El personaje de Noé le recuerda esto a los jóvenes, al decirles que lo que importa y lo que es tangible son sus cuerpos.
Lee también: Tenemos La Carne: Top de críticas, reseñas y calificaciones
Tomatazos tuvo la oportunidad de platicar con el realizador y parte del elenco de la cinta, María Evoli y Diego Gamaliel. La inspiración y la forma en que Rocha desarrolló su película fue uno de los temas que se tocaron en la plática.
¿De qué rincón viene esta historia? ¿De qué parte de ti como realizador surgió?
Emiliano Rocha: Viene de un lugar lejano, como cuando pasas mucho tiempo en la oscuridad y el insomnio. Traté de explorar todas esas cosas que se aparecen en esos momentos, describir cómo se llegue al punto en el que se plasma todo esto, sin duda es un poco más complicado.
En el caso de sus personajes, los cuales tienen en buena medida una transformación durante el transcurso de la cinta, ¿qué tanto surgió del guion y qué tanto fue de sus propios subconscientes?
María Evoli: Como bien dices, mi personaje cambia conforme avanza la trama, aunque en buena medida ella es como una niña, así que para mí fue pensar mucho en recuerdos de mi niñez y dejarlos fluir. Eso más lo que me aportó Emiliano y el resto del equipo, así como lo que ya estaba en el guion, me ayudó a construir el personaje.
Diego Gamaliel: Definitivamente fue un trabajo en equipo, una colaboración con Noé, Emiliano y María. Eso en conjunto con las referencias que el guion tenía fue lo que le dio forma a esto.
¿Cómo era el proceso del diario en el set y qué tanto espacio hubo para la improvisación?
María: Sí se dio la oportunidad para improvisar, fue un proceso creativo muy interesante, eso fue algo que me agradó de todo este proceso. En una escena en particular se me permitió hacer lo que quisiera y quedé sorprendida por cómo se desarrolló esa escena y lo que fue el resultado final. Algunas escenas sí requirieron que se repitieran tomas varias veces.
Ya que hablamos de repetir tomas, ¿dirías que eres un director muy exigente y que busca volver a hacer lo que no te parece? ¿Le das oportunidad al azar y el accidente?
Emiliano: Uno tiene ideas fijas, por supuesto, pero hay algo mágico en el accidente y hay que tener la sensibilidad adecuada para ubicarlo. La historia del cine está llena de bellos accidentes, parte del oficio es cazar tornados, observar y saber cuándo voltear la cámara al lugar correcto.
Una escena en particular llama la atención, la aparición de un soldado que es sometido por los personajes y acusado de sus crímenes, para después entonar el himno nacional. ¿Existe alguna connotación política o comentario en dicha escena?
Emiliano: Es sobre la esquizofrenia de vivir en un país como éste, la escena es México cantándose a sí mismo. Hay algo extraño en ese himno y todas sus implicaciones y el tema de la sangre, tan presente en su letra. Más que apuntar una crítica social en particular, que ya es en sí un tema cansado, la idea es hacer una catarsis de todas estas cosas que tenemos acumuladas y ese es el enfoque de la cinta.
La cinta quizá busca llevar al plano terrenal ciertos conceptos intangibles como el amor, hay algunos diálogos que así lo hacen ver.
Emiliano: Se puede hacer una suerte de interpretación sobre el idealismo, el cual ha permeado mucho el arte y ha sido, a mi parecer, bastante nocivo. La carne es lo que queda, mientras las ideas mueren. El personaje de Noé le recuerda esto a los jóvenes, al decirles que lo que importa y lo que es tangible son sus cuerpos.
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