Alain Guiraudie, director de El Extraño del Lago, regresa a las salas mexicanas con Animal Vertical, su quinto largometraje, una road movie en la que explora temas como la paternidad, la crisis creativa, la fragilidad de la vejez y la sexualidad. La historia se centra en Leo (Damien Bonnard), un escritor cercano a los cincuenta años al que la inspiración lo ha abandonado y que debe entregar un guión que parece nunca acabar. Sin hogar y sin trabajo fijo, Leo vaga por las montañas de Lozére donde conocerá a un anciano homosexual que ama el rock, a un bellísimo y misterioso joven llamado Yoan (Basile Meilleurat) que lo desprecia desde el primer encuentro, a una pastora (Camille Rewinds) con la que vive un fugaz romance y del que nace un bebé. En ese trance, Leo piensa que ser padre no puede ser tan malo. Pero las alegrías de la carne y las del parto se contraponen y la amorosa cuidadora de ovejas le abandona junto con el niño. A partir de este suceso un peculiar mundo onírico. por momentos angustiante, macabro, habitado por niños, adolescentes, adultos moribundos, ovejas y lobos al acecho, comienza para Leo.
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Entre la ansiedad y la utopía, entre David Lynch y Raymond Depardon, por así decirlo, la cinta de Guiraudie, hiperrealista y lírica, detalla con tino todos los escenarios que cimentan las dudas existenciales, crisis creativa de este escritor en fuga que lucha por proteger a su bebé y sobrevivir entre los lobos. Aquí los adultos jamás logran ser felices y fieles a sí mismos y los trofeos parecen ser las experiencias sexuales. Así, el suicidio ardientemente deseado por un octogenario sucede durante un orgasmo. Siguiendo la lógica de los sueños, Animal Vertical, abunda en giros narcóticos inesperados, ahí la parición de una naturópata y clarividente (Laure Calamy), que le ayuda a aliviar sus pesares -en cada sesión el torso de Leo es cubierto con enredaderas a modo de electrodos. La fuerza de la película radica en la representación que Guiraudie da de la paternidad: el cineasta no se engolosina solo en la ternura del padre, también muestra la necesidad física, por así decirlo "animal" que lo une a su primogénito. Mantenerse vertical, rester vertical, es una metáfora para sobrevivir a las manadas de lobos que vagan en los alrededores, a mantenerse de pie cuando lo has perdido todo.
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Hasta el momento los especialistas han calificado al filme con calificación fresca en nuestro Tomatómetro y críticos como David Tejero de El Antepenúltimo Mohicano han dicho de la cinta:
Estamos ante una obra fascinante, con algunas ideas o imágenes representativas que no renuncian nunca a la auscultación de mitos de la Francia moderna y a la aproximación con el western desde el perplejo vagabundeo del hombre.
Diego Battle, reseñista de Otroscines.com, opinó así de Animal Vertical:
Un antihéroe lleno de contradicciones y en caída libre, personajes que están siempre en los bordes, imponentes lobos y situaciones extremas tratadas con absoluta libertad y sin solemnidades conforman el universo único de uno de los directores más personales del cine francés.
Eric Kohn de Indiewire, dijo de la cinta:
Filmada hermosamente en ambiente estéril para enfatizar su alienación, Animal Vertical ofrece un mundo consistente con muchos significados.
Leonardo García Tsao, crítico de La Jornada, describió así a la película:
Con esa narrativa caprichosa, Rester vertical siempre mantiene el interés, a pesar de que los personajes no son los usuales personajes cinematográficos. Hay algo repelente –y a la vez fascinante– en ellos. La película puede causar perplejidad, pero no indiferencia.
Para Melissa Anderson de Village Voice, Animal Vertical deviene en un thriller existencial:
Como siempre pasa con las películas deGuiraudie, Animal Vertical astutamente captura la seriedad y los absurdos del sexo.
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