Se ha dicho que los mejores humoristas tienen un gran descontento hacia la sociedad donde viven y es precisamente eso lo que hace su humor tan relevante. Un gran comediante te hace reír, te hace pensar y, en el caso de [Director] Jordan Peele, también puede asustarte y mantenerte al borde del asiento. Eso sucede con creces en la ópera prima de Jordan Peele: [Pelicula] ¡Huye!.

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¡Huye! ha triunfado con la crítica y en taquilla mundial, pero no gracias a elaborados aparatos de marketing, campañas virales o escándalos mediáticos. No hay campañas auspiciada por una cadena de hamburguesas, ni salen anuncios de Sidral Mundet o el Tec de Monterrey ni tampoco está protagonizada por “la estrella” del momento. Peele atrapó al público con una premisa intrigante y un desarrollo logrado. La historia suena a un giro perverso y moderno de [Pelicula] ¿Sabes Quién Viene a Cenar?, cinta donde Sidney Poitier encarnaba a un educado hombre afroamericano que viaja a casa de los padres de su novia blanca para conocerlos. En aquella historia eran tratados con sutileza, pero enfáticamente temas sobre derechos civiles y raciales. En la cinta de Peele, un fotógrafo afroamericano visita a los padres de su novia blanca, quienes distan mucho de ser los típicos ciudadanos conservadores norteamericanos.

“Si hubiera podido, habría votado por Obama una tercera vez” comenta el padre de la novia a nuestro héroe. Este tipo de diálogo al principio causa risa, pero conforme avanza la historia los comentarios de estos “liberales” y “progresistas” se tornan más y más tétricos. Pareciera que todos ven al protagonista primero por su color de piel, antes que molestarse en tratar de conocer al ser humano tras ese pigmento. Peele no vacila ni se anda con sutilezas: los blancos liberales posmodernos “progres” no solo se contradicen en su discurso de diversidad y tolerancia, sino que su verdadera agenda es mucho más nefasta y atenta contra la comunidad negra.

Hay muchas de películas que viven y mueren por sus “mensajes”, que están tan empecinadas en hacer un manifiesto, que en el proceso se olvidan de la forma, de la historia y de los personajes. Afortunadamente, esto nunca ocurre con la cinta de Peele, quien balancea como si fuera un consumado veterano todos los matices y tonalidades de la historia. La tensión es palpable, pero los personajes se comportan de manera convincente y sus motivaciones son plausibles aun dentro del terreno de lo fantástico. A veces, Peele puede pecar de repetirse a sí mismo, con lo que la gran revelación del segundo acto se vuelve un tanto predecible; sin embargo, mantiene el timón firme y no deja que las argucias del género o su mensaje social y político interfiera con lo que se convierte en un brillante ejercicio del género.

No veíamos cinta como ésta desde [Pelicula] El culto siniestro (la original) y similares, donde poco a poco la atmósfera perturbadora envuelve al espectador casi sin que lo note. Peele hace, además, que nuestro héroe se comporte de manera inteligente y racional, lo opuesto al eterno cliché del cine de horror donde los avatares a seguir actúan de maneras atolondradas e ilógicas, todo por mero capricho narrativo.

La gran ironía es ver como la pedrada de Peele hacia los estadounidenses liberales anti-Trump escapó casi por completo del radar de varios críticos cinematográficos. Estos no dudan en señalar que hay un mensaje en contra del racismo, pero parecen no poder o querer subrayar hacia quien va dirigido. Los blancos que quieren ser negros no son precisamente la clase de aliados que la comunidad negra desea, y ni hablar de que —en muchos casos— dichos “activistas” resultan los peores enemigos del hombre y la mujer de color. El contexto social es tan relevante en la cinta de Peele, como la creatividad con que está manejado, como lo que hiciera Felicity Jones al poner a un hombre negro para protagonizar[Pelicula] La Noche de los Muertos Vivientes.

Kyle Smith para New York Post menciona en su critica, y con mucho acierto, lo antes ya mencionado.

La película juega deliciosamente con la idea de que la gente negra no ve a los blancos liberales de clase media como los paragones de virtud, como tanto gustan presentarse estos últimos. Los padres de la novia son la clase de gente que critica a los seguidores de Trump y no los bajan de racistas, pero ellos mismos no se dan cuenta de que las únicas personas de color que conocen son sus empleados domésticos.

Por todas estas razones, ¡Huye! es una de las mejores cintas de género que han surgido de la industria fílmica estadounidense en mucho tiempo. Peele tiene una carrera prometedora y es un hecho que su próxima creación nos puede sorprender tanto o más que esta joya de culto.



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