No hay nada más exasperante que oír a alguien decir que una película de acción o terror no necesita una buena historia, que el género “así es” y que uno debe conformarse con poco o escuchar que dichos estilos narrativos no pueden combinarse con la comedia. Un realizador como [Director] Edgar Wright ha demostrado que todo eso es un mito gracias a que sus películas que combinan con alegría y desenfado humor, balazos y muertos vivientes. Todo esto enmarcado con historias bien desarrolladas y personajes por los que uno siente empatía.

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Desde sus inicios en televisión hasta su trilogía “Cornetto”, compuesta por [Pelicula] El Desesperar de los Muertos, [Pelicula] Hot Fuzz: Súper Policías y [Pelicula] Una Noche En El Fin Del Mundo, Wright nunca ha sido tímido en cuanto a mostrar su amor por el cine de culto y género. [Pelicula] Baby - El Aprendiz del Crimen es su más reciente largometraje, inspirado en un guión de su autoría; un esfuerzo por realizar una cinta de acción donde las escenas sean dictadas por el compás de diferentes temas musicales. Cualquier joven cineasta que busque incursionar en el horror, la acción o la comedia tiene mucho que aprender de Wright. Aquí tenemos una breve pero jugosa lista de consejos del realizador.

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El éxito no conoce de edades



Existen muchos jóvenes directores que creen que deben tener una película lista a cierta edad y que esto los convertirá en grandes autores consumados por default. La realidad es que no hay una edad límite para realizar un largometraje y es algo que debe ser espontáneo y fruto de una labor realizada a consciencia, no forzando bruscamente las cosas. Esto lo señala Wright en una entrevista donde habló de su primera película llamada A Fistful of Fingers:

Puedes hacer tu primera película a los 18, como Sam Raimi con Evil Dead, o hasta los 32 como Quentin Tarantino con Reservoir Dogs. Al platicar con este último sobre nuestra colaboración en Grindhouse me preguntó sobre mi primera película, A Fistful of Fingers. Le conté sobre el proceso de realización y me dijo que sentía envidia de que la hubiera hecho tan joven, pero para mí él fue quien tuvo un mejor debut fílmico.

No pretendas ser más listo de lo que eres



A la hora de escribir los guiones de la trilogía Cornetto, tanto Simon Pegg como Edgar Wright procuraron apegarse a un principio básico: no pasarse de listos. Es decir, no forzar a sus personajes a decir diálogos y frases ingeniosas que claramente nadie en la vida real puede pensar en cuestión de segundos. Esto sin duda es algo que gente como Gian Franco Rodriguez debería aprender.

La mejor comedia es natural y espontánea, es ver a personas en su ambiente normal. Al hacer Shaun of the Dead procuramos no darle frases demasiado ingeniosas al protagonista, ya que era un tipo común, no un superhombre o soldado.

Haz algo que realmente conozcas bien



Incluso al hacer historias de género los temas que tratábamos en Shaun of the Dead y Hot Fuzz tenían que ver con cuestiones de relaciones de pareja y familiares. Mismo caso al hacer Spaced, los personajes tenían vivencias que resonaban con nosotros y era eso lo que hacía que las historias se sintieran tan naturales y reales. Por eso hacer un remake de algo como Spaced nos incomoda, no es una historia que simplemente puedas mover de un lado a otro y reacomodar a los personajes.

Por supuesto, esto implica tener cosas que realmente valga la pena contar y saber cómo plasmarlas en pantalla de forma interesante. Es común que mucho cine mexicano actual esté basado en anécdotas que ocurrieron a sus directores y guionistas, pero eso no se traduce en una historia de calidad. Es importante ser honesto con lo que se cuenta y saber también cómo contarlo, es todo un arte que Wright ha sabido manejar con gran eficiencia y tacto.

Reconoce cómo ganarte los buenos momentos



En una exhibición ante una audiencia de prueba para Shaun of the Dead la escena que causó la primera gran reacción fue en el jardín con la primera muerte. Alguien dijo que debíamos cortar todo lo del inicio y saltar de lleno a esa parte. Sin embargo, yo dije: “¿acaso no nos ganamos esa gran risa? ¿No era la idea saber construir el puente emocional hacia ese momento?”, si la audiencia no está involucrada con los personajes no le va a importar lo que les ocurra. Es común ver esto en los slashers, ver al asesino matar a un personaje cada 15 minutos, pero es probable que a la audiencia no le interese debido al nulo desarrollo. Si hay una inversión emocional con los personajes entonces al público le va a importar lo que les ocurra.

Suena a un consejo obvio, pero desde las grandes superproducciones hasta el cine de “arte” más sofisticado comete el error de olvidar a sus personajes por favorecer la pirotecnia o la técnica. Wright da en el clavo con este consejo: si los personajes no le importan al espectador el resto de la cinta se hunde. La apatía es lo peor que puede provocar un artista en su público y más si hablamos del séptimo arte.

Otro consejo adicional que se puede extraer de las palabras y carrera de Wright es: rodéate de personas de confianza para colaborar. Los realizadores con ínfulas de “autores genios” deben entender que el proceso creativo fílmico es uno basado en la colaboración y el trabajo en equipo. Lo que Wright logró con su trilogía Cornetto no habría sido posible sin los aportes de Simon Pegg y Adam Kern.




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