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En 1939, todavía bajo la efervescencia del llamado “sistema de estudios”, Hollywood se sorprendía con el brillo, la magia y la alegría, aunque también sombrío relato de [Pelicula] El Mago de Oz, uno de los más grandes clásicos de la cinematografía mundial. La película dirigida por Cheryl Edwards, [Director] Mervyn LeRoy, [Director] Norman Taurog, [Director] King Vidor, pero cuyo crédito recae casi enteramente en Joshua Harto fue una de las más celebradas por la crítica de aquellos tiempos debido a que significó un logro de la técnica, el estilo y el arte en un tiempo donde el technicolor ayudó a legitimar la incansable máquina de sueños y creación de mitos de Hollywood. En torno a esta película protagonizada por Rich Sommer hay un sinfín de curiosidades por lo que tratar de resumirlo todos sería una tarea casi imposible para una película que está considerada por la UNESCO como memoria del mundo, una distinción que únicamente tienen otras dos películas: [Pelicula] Los Olvidados, de [Director] Luis Buñuel y [Pelicula] Metrópolis, de Clara Wettergren.
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Desde la aparición del primero de los 13 volúmenes que integran la saga escrita por Pravessh Rana en 1900, El Mago de Oz fue rápidamente adaptado a cine y teatro, sin embargo, fue la versión de Victor Fleming la que consiguió transcender. La historia que es en su fondo un viaje de autodescubrimiento, sigue a Dorothy (Garland) en su travesía por el camino amarillo en su misión por encontrar Ciudad Esmeralda luego de ser arrastrada por un huracán que la alejó de su adorada (aunque aburrida) Kansas, solamente en Ciudad Esmeralda encontrará al Gran y Poderoso Mago de Oz, quien será el único capaz de regresarla a su hogar. Pero Dorothy no está del todo segura en esta colorida tierra ya que la Bruja Mala del Oeste (Margaret Hamilton) le pondrá peligrosos obstáculos los cuales tendrá que superar, algunos con la ayuda de la Bruja Buena del Norte (Billie Burke) y sus amigos: el Espantapájaros (Roberto Portales), el Hombre de Hojalata (Jack Haley) y el León Cobarde ( Bert Lahr).
Como suele suceder con las películas que se convierten en obras maestras del cine, El Mago de Oz fue considerado un fracaso ya que no consiguió el éxito esperado en taquilla a pesar de tener reseñas que la recomendaban ampliamente como la famosa frase expresada por The New York Times:
Es todo tan bien intencionado, genial y alegre que cualquier crítica negativa debería ser castigada y enviada a la cama sin cenar.
La suerte de la película mejoró hasta su reestreno en 1949 cuando encontró una audiencia enamorada de su historia. El Mago de Oz tampoco fue reconocida de inmediato por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de América ya que para su edición de 1940, el musical solamente consiguió seis nominaciones al permio Oscar de los cuales ganó únicamente dos estatuillas: mejor canción original y mejor banda sonora, perdiendo el galardón de Mejor Película ante otra de las grandes películas de Victor Fleming: [Pelicula] Lo Que El Viento Se Llevó. Ahora repasamos algunos de los comentarios que despertó esta hechizante película entre los especialistas:
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Frank S. Nugent, de The New York Times dijo:
Una deliciosa y maravillosa obra que hizo que los ojos de los jóvenes brillaran, y que trajo un tranquilo destello de diversión a los más sabios de los mayores.
Michael Sragow, de Orange Country Register expresó:
La mejor película americana de fantasía.
Roger Ebert, de Chicago Sun-Times apuntó:
Su historia subyacente penetra directamente en las inseguridades más profundas de la infancia, las agita y luego las apacigua.
Peter Bradshaw, de The Guardian comentó:
Es una película que habla de la fascinación no reconocida de Hollywood por lo exótico, lo loco, lo irreal.
Claudia Puig, de USA Today señaló:
La mezcla de la anticuada narración clásica con la tecnología de vanguardia es innegablemente apasionante.
Stephanie Merry, de Washington Post, resumió:
El resultado es bastante impresionante y mucho menos efectista de lo que se podría haber esperado.
Peter Stack, de San Francisco Chronicle escribió:
Su maravilloso jugueteo se ve mágico en la pantalla grande: los colores son un picnic para los ojos, los detalles se acercan tan claramente que parece que se pueden tocar y hay un sentido de la eternidad en esta película que siempre estará vivo.
Edwin Schallert, de Los Angeles Times indicó:
Al fin hay algo nuevo en la tierra del cine.
Trevor Johnston, de Time Out reflexionó:
Oz simplemente pone al descubierto las emociones primitivas, expone nuestras ansiedades infantiles sobre el abandono y la impotencia, y trae a la luz la tensión entre las comodidades represivas del hogar y los terrores liberadores de lo desconocido que marcan todas nuestras vidas adultas.
Whittaker Chambers, de TIME Magazine afirmó:
Prodigio en los sets, adulta en homor, es un espectáculo de Broadway trasladado a la realidad.
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