Hay sucesos que escapan a la comprensión humana y ante la angustia y desesperación buscamos respuestas, algo que nos pueda ayudar a entender el caos y el dolor. En el caso de masacres perpetradas por un civil buscamos siempre tratar de saber qué hizo que una persona aparentemente normal cometiera esa barbarie. Los medios consiguen sus chivos expiatorios, ya sea un juego de video, una banda de rock o alguna otra agenda política que pueda inyectar a la tragedia. Psicólogos y otros expertos recomiendan que los medios no hagan un circo sensacionalista a fin de evitar que surjan imitadores. Sin embargo, el dolor humano es moneda de cambio para el cuarto poder y las redes sociales.
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Cuando eventos trágicos tan incomprensibles ocurren el arte puede ofrecer una reflexión respecto a la condición humana y sus contradicciones. Por supuesto, la interpretación que ofrezca el director será suya, valga la redundancia, además de que el corazón y la mente de cada individuo es una telaraña que no siempre puede desentrañarse. Las siguientes películas buscan explorar diferentes perspectivas y ángulos de historias en las que una persona o un grupo de individuos decidió que usar la fuerza y la violencia era la mejor forma de conseguir sus fines. ¿Qué fines? Pueden ser desde políticos hasta una catarsis emocional. También viene mencionado un documental que toca una tragedia de la vida real de una manera bastante controvertida y visceral.
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Michael Moore es uno de los miembros de la izquierda liberal estadounidense más vociferante y recalcitrante. Sus documentales han buscado crear ámpula en sus rivales conservadores al tocar temas polémicos y sensibles. Sin embargo, el método que Moore usa para crear supuesta “consciencia social” es en exceso manipulador y se basa en mentiras y datos distorsionados. En este documental, Moore trata de analizar lo ocurrido en torno a la tragedia en una escuela preparatoria en la que dos jóvenes asesinaron a varios compañeros. Moore logra obtener momentos interesantes, incluida una entrevista con Marilyn Manson. A su vez, presenta datos de dudosa procedencia y pretende pintar pinceladas de un Estados Unidos obsesionado con la violencia. El problema es que el director no logra poner las cosas en un contexto adecuado, simplifica sus respuestas y usa a gente como Charlton Heston como su chivo expiatorio al culpar de una tragedia a alguien que tiene una colección de armas en su casa.
Roger Ebert para el Chicago Sun Times:
Un documental que es hilarante así como triste.
Gus Van Sant da su interpretación de lo ocurrido en Columbine con un drama austero y minimalista donde vemos a jóvenes en su rutina diaria, a veces ignorados o indiferentes para sus padres y comunidad. Para el director el mayor terror de este tipo de sucesos es que realmente pueden surgir de la nada y sin aparente razón. Mientras más nos obsesionamos con reducir todo a un solo motivo menos podemos comprender el cuadro de síntomas que pudieron presentarse y que fueron ignorados; desde una enfermedad mental hasta una falta de atención. La cinta dividió opiniones pero era inevitable con un tema tan espinoso.
Ann Hornaday para The Washington Post:
Un película discreta, pequeña e improvisada cuya modestia y falta de arreglo para verse mejor no importa, pues es una pieza ambiciosa en el mundo del cine.
Inspirada en el caso de Charles Whitman, un joven marine que trepó una torre en Texas y comenzó a disparar a inocentes, esta mirada cruda y contundente a un aparente episodio de locura de un soldado de Vietnam es el debut como director de Peter Bogdanovich. El veterano del cine de horror Boris Karloff aparece como una estrella de cine que tendrá que lidiar con el joven perturbado. Sin duda, una rareza para su época e incluso hoy Hollywood no se atrevería a realizar comercialmente este tipo de cinta.
Roger Ebert para Chicago Sun Times :
No es una gran película pero, sin duda, es un experimento muy interesante.
Un joven Malcolm McDowell interpreta a un estudiante rebelde quien, junto a sus compañeros, se enfrasca en un intento de crear un movimiento revolucionario en un estricto campus universitario británico. Si bien la cinta no ha envejecido bien en ciertos aspectos, el espíritu de la juventud inconforme, además de su sátira de la sociedad inglesa conformista, la mantienen como un artilugio fílmico interesante y digno de verse con atención.
Vincent Canby para The New York Times:
A pesar de sus fallos, es una cinta más lograda que muchas otras joyas de directores que son incapaces de mantener consistencia en su trabajo fílmico.
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