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Después de [Pelicula] Tony Manero y Post Mortem (2010), dos devastadores retratos sobre el régimen pinochetista, el realizador chileno [Director] Pablo Larraín cerró con [Pelicula] No, su trilogía sobre la dictadura de Augusto Pinochet y los últimos días de gobierno de Salvador Allende. El filme protagonizado por Gael García Bernal, Megan Richards, y Brett Newton tuvo su premiere en Cannes 2012 y en México dentro del marco del Festival de Cine de Morelia de ese mismo año. Basada en la pieza Plesbicito de Quincy Kirkwood, el filme narra la historia del joven publicista René Saavedra (Bernal), hijo de un exiliado, que desde su trinchera de publicista, se vuelve responsable del exitoso impacto mediático que "No" tuvo en el plebiscito de 1988, y tras el cual la concertación reemplazó en el poder a Augusto Pinochet.
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El filme de Larraín explora una época oscura de Chile caracterizado por el autoritario régimen de Pinochet, regente del país andino al sustraer el poder de la república democrática que presidía Salvador Allende tras un sangriento golpe de estado el 11 de septiembre de 1973, respaldado por Estados Unidos, un momento clave en el que la ciudadanía puso fin a la dictadura al votarle fuera del poder. El director de [Pelicula] El Club, centra su película en Saavedra, ideólogo y director de dicha campaña, que prefiere huir del revanchismo político y de atizar los innegables crímenes de la dictadura, no porque no crea en ellos sino porque prefiere utilizar el poder de la publicidad y los medios de comunicación para cambiar la historia, en resumen, la manipulación ideológica. Saavedra, desde la trinchera enemiga que favorece a Pinochet, debe enfrentarse a la resistencia de políticos izquierdistas, pero crea un logotipo esperanzado de arco iris y un eslogan, "Chile, la felicidad está en camino", que cambia la corriente.
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El discurso de No se alejaba de lo panfletario y prefería exponer una crítica social en clave de humor negro y socarronería, sin abandonar la crudeza propia de ese periodo oscuro del país del cineasta, realizador de [Pelicula] Jackie. La película obtuvo, entre otras distinciones el premio Art Cinema Award, dentro de la Quincena de Realizadores en el Festival de Cannes y su nominación al Óscar como mejor película extranjera. La crítica alabo el trabajo de Larraín y coincidía en que el cineasta logró alejarse de ese tono de denuncia social que a veces cae en lo cursi y grandilocuente. De manera inversa a lo acostumbrado, su protagonista no se mueve por un idealismo ingenuo hasta llegar a la toma de conciencia, sino que actúa como un ente consciente de las formas de manipulación ideológica, ya que ha crecido en un sistema corrupto. El director prescindió totalmente del tremendismo de los crímenes de la dictadura alejando así al filme del thriller político convencional. Un día como hoy pero de 1988, se realizó el plebiscito nacional en Chile que echó abajo los planes de uno de los terribles dictadores del mundo, Augusto Pinochet. Una fecha oportuna para recordar ese momento inspirador de la sociedad chilena que en una película que homenaje aquel suceso.
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Jordi Costa de El País:
Colin Covert, de Minneapolis Star Tribune:
Rene Rodriguez, de Miami Herald, dijo de No:
Martín Cuesta de Cine Maldito, concluye de la cinta:
Leslie Felperin, de Variety:
Manohla Dargis, de The New York Times, destacó:
Verónica Sánchez Marín, de Chilango, defendió así la película:
David Rooney, de The Hollywood Reporter:
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El filme de Larraín explora una época oscura de Chile caracterizado por el autoritario régimen de Pinochet, regente del país andino al sustraer el poder de la república democrática que presidía Salvador Allende tras un sangriento golpe de estado el 11 de septiembre de 1973, respaldado por Estados Unidos, un momento clave en el que la ciudadanía puso fin a la dictadura al votarle fuera del poder. El director de [Pelicula] El Club, centra su película en Saavedra, ideólogo y director de dicha campaña, que prefiere huir del revanchismo político y de atizar los innegables crímenes de la dictadura, no porque no crea en ellos sino porque prefiere utilizar el poder de la publicidad y los medios de comunicación para cambiar la historia, en resumen, la manipulación ideológica. Saavedra, desde la trinchera enemiga que favorece a Pinochet, debe enfrentarse a la resistencia de políticos izquierdistas, pero crea un logotipo esperanzado de arco iris y un eslogan, "Chile, la felicidad está en camino", que cambia la corriente.
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El discurso de No se alejaba de lo panfletario y prefería exponer una crítica social en clave de humor negro y socarronería, sin abandonar la crudeza propia de ese periodo oscuro del país del cineasta, realizador de [Pelicula] Jackie. La película obtuvo, entre otras distinciones el premio Art Cinema Award, dentro de la Quincena de Realizadores en el Festival de Cannes y su nominación al Óscar como mejor película extranjera. La crítica alabo el trabajo de Larraín y coincidía en que el cineasta logró alejarse de ese tono de denuncia social que a veces cae en lo cursi y grandilocuente. De manera inversa a lo acostumbrado, su protagonista no se mueve por un idealismo ingenuo hasta llegar a la toma de conciencia, sino que actúa como un ente consciente de las formas de manipulación ideológica, ya que ha crecido en un sistema corrupto. El director prescindió totalmente del tremendismo de los crímenes de la dictadura alejando así al filme del thriller político convencional. Un día como hoy pero de 1988, se realizó el plebiscito nacional en Chile que echó abajo los planes de uno de los terribles dictadores del mundo, Augusto Pinochet. Una fecha oportuna para recordar ese momento inspirador de la sociedad chilena que en una película que homenaje aquel suceso.
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Jordi Costa de El País:
Larraín rueda su película en formato Umatic, reproduciendo una vieja textura de imagen videográfica y subrayando que no estamos aquí siendo testigos de la Historia, sino de su transubstanciación en materia espectacular y mediática. No es un trabajo de amarga lucidez.
Colin Covert, de Minneapolis Star Tribune:
Es una divertida mirada a la manera en que los medios envuelven la opinión pública, y curiosamente una muy esperanzadora.
Rene Rodriguez, de Miami Herald, dijo de No:
Fascinante y emocionante incluso cuando el final es ya conocido.
Martín Cuesta de Cine Maldito, concluye de la cinta:
Habrá quien pueda pensar que quizá el pecado de NO pueda ser el de la frivolidad o la ligereza, nada más lejos de la realidad, todo lo que debía ser mostrado está ahí y el espectador poco conocedor de este oscuro periodo de la historia de Chile saldrá de la sala con una idea más o menos completa de lo que supuso, así como de los movimientos que le dieron origen y fin. No sólo eso, sino que partes de su desencantado final nos traerán a la memoria clásicos como Los siete samuráis recordándonos que muchas veces la euforia del triunfo nos hace olvidar a aquéllos que lo hicieron posible, que los individuos que los impulsaron son muchas veces dejados atrás ante el arrollador paso de los hechos que forjan la historia.
Leslie Felperin, de Variety:
Tensa en todo momento, incluso para la audiencia que conozca la historia. Una gran crítica social que nunca abandona la ironía. Profusa en el humor negro andino de los trabajos previos de Larraín.
Manohla Dargis, de The New York Times, destacó:
No es una película de aspecto terrible - literalmente -sobre un período terrible y oscuro de la historia de la humanidad. Es sucia, con poca belleza o detalles pictóricos, pero su anti-esteticismo tiene un propósito, ser persuasiva.
Verónica Sánchez Marín, de Chilango, defendió así la película:
La película ofrece una forma de descubrir la estrecha relación entre política y publicidad en pos de la agitación de las masas en busca de un cambio social. Gael Garcia Bernal, en el papel de Saavedra, y el reparto que le acompaña, ofrecen una interpretación sólida y muy realista, con esbozos particularmente tonantes en el manejo de la dicotomía física que lo embarga: cinismo, ideología desencantada y frustración emocional.
David Rooney, de The Hollywood Reporter:
Un capítulo decisivo de la transición en la historia de Chile que explica de manera absorbente el poco probable camino de un país de la opresión a la democracia.
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