La comedia, sobre todo la romántica, es quizás tanto o más denostada por críticos y “conocedores” que el terror o la fantasía. Sin embargo, el público ama este género cinematográfico: damas, caballeros y gente de todo estrato social gustan de ver historias en las que dos personas se conocen y, después de una serie de tribulaciones, terminan con sus labios y corazones unidos. Ir al cine es, en buena medida, un ejercicio de catarsis emocional: la gente desea ver que sus sueños y anhelos se realizan, aunque sea en una pantalla y por medio de actores. Todos buscamos un amor que realmente pueda dejarnos satisfechos y realizados como seres humanos y, por ende, una comedia romántica se convierte en el vehículo perfecto para inyectarnos fe y esperanza. Usar la risa para hacer a un lado las asperezas de los amores no correspondidos y creer, aunque sea por unas horas, que el amor puede existir en este frío e indiferente mundo que habitamos es la fórmula de estas producciones.
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Las redes están llenas de conocedores de “cultura pop” al vapor que pretenden descubrir el hilo negro al decirnos que el celuloide nos vende una versión idealizada del amor. Eso es verdad, sin embargo, esta idealización del amor hace que las personas lo persigan frenéticamente. Ser realistas y entender que una relación de pareja conlleva muchas altas y bajas no es tampoco ajeno al cine, pero pensar que la visión del séptimo arte del romance siempre debe ser lúgubre y áspera sería perder de vista lo que hace al amor romántico un concepto tan atractivo, uno que ha cautivado a poetas, cineastas, músicos y escritores durante siglos. Definitivamente, la calidad puede ir de la mano de un buen relato de amor y exigir mayor calidad en estas historias es algo que debe volverse la regla y no la excepción.
El cine mexicano que llega cada fin de semana a la cartelera comercial ha caído bajo el encanto de este género por razones económicas. El público local lo disfruta tanto como una buena cinta de terror. La promesa de reírnos, de asustarnos o de conmovernos con la historia romántica de dos personas es garantía para llenar asientos. La calidad, por supuesto, varía de manera drástica con algunas comedias mexicanas actuales. Un elemento importante a notar del cine de género en México es qué tan familiares pueden ser las historias, los personajes y los entornos para el público que consume estos relatos. Algo que sea ajeno al respetable, que no le diga nada y con lo que no pueda crear una conexión emocional será rápidamente descartado. Hay otro elemento que tanto directores como guionistas y productores deben entender: no deben subestimar a la gente, ellos sabrán cuando se les quiere vender algo falso y artificial donde los personajes no se sienten como seres humanos reales. La audiencia rechazará a los personajes que no se perciban como habitantes de las ciudades o pueblos de este país y que además no reflejen la cultura local. México no es Estados Unidos y copiar la idiosincrasia de los caracteres que aparecen en filmes de Hollywood es una miopía tremenda.
Una película que sabe conectar con el público entiende cómo manejar temas relacionados con la cultura y las costumbres del país donde se realizó y Nosotros los Nobles - 100% fue un claro ejemplo de ello. La lucha de clases sociales y el fenómeno de los mirreyes es algo muy propio de México y esta comedia supo capitalizarla al crear personajes que existen en la vida real y que se mueven por las calles de diferentes ciudades mexicanas. Uno de los artífices de este éxito fue el guionista Patricio Saiz, quien colaboró en Cómo Cortar a tu Patán, de Gabriela Tagliavini, protagonizada por Mariana Treviño, Camila Sodi y Sebastián Zurita, filme que llega este fin de semana a las salas de cine del país y donde el escritor participó en la creación del argumento. El guión fue escrito por Gabriela Tagliavini, Ricardo Álvarez Canales y Anaís Rangel. Tomatazos tuvo la oportunidad de platicar con Saiz respecto a la génesis de este proyecto y el reto de escribir lo que él define como una vuelta de tuerca a los lugares comunes del género.
T:El cine mexicano actual favorece mucho a la comedia romántica, es lo que vemos seguido en la cartelera. ¿Qué diferencia a Cómo Cortar a Tu Patán, cinta en la que participaste en la creación de la historia, de otras películas del mismo género en el cine nacional?
PS: Esta historia se escribió hace años, tenía una novia muy intensa que la quise cortar y no se dejó y además me la mentó y aventó cosas, algo horrible. Un día, al platicar con mi hermana le pregunté por qué no existía gente especializada que ayudara a cortar a tu pareja. Nos reímos ante la idea pero resultó que existía alguien así en Alemania que además tenía opciones de como querías que te ayudara a cortar a tu pareja y dependiendo el método era lo que te cobraba. Le platiqué esto a mí amigo Ricardo Álvarez Canales , coescritor de la cinta y nos gustó mucho la idea, era como darle la vuelta de tuerca a la comedia romántica, ya que en el género generalmente se trata de ver cómo puede funcionar una pareja y aquí es al revés. Originalmente, la idea era hacer una serie de televisión con un personaje llamado Enrique el Terminador, quien era un psicólogo dedicado a cortar parejas. A lo largo del camino se nos cruzaron la directora Gabriela Tagliavini y el productor Leonardo Zimbrón y ellos nos sugirieron: “¿Qué tal si es mujer el personaje”, “¿qué pasa si es como Hitch: Especialista en seducción - 69%, la cinta de Will Smith, pero a la inversa, el anti-seductor?”. Para la época en la que se escribió, hace cuatro o cinco años, la comedia romántica aún no entraba con todo y no teníamos una noción clara de qué podía funcionar en el género. Tratamos de hacer una anti-comedia romántica en la que una mujer ayuda a las parejas a separarse en lugar de unirlas.
T: Eso que mencionas es interesante, buscar ir contracorriente de otras cintas del género y la publicidad quizás pueda hacer creer a varios que ésta es una comedia romántica muy típica. A veces se señala que la comedia mexicana puede ser muy clasista o ramplona. ¿Qué tenían en mente al escribir la historia en cuanto al humor? ¿En qué deseaban enfocarse y qué lugares comunes buscaban evitar?
PS: La comedia romántica en apariencia es muy rígida: a y b se conocen, se enamoran, se resisten, se separan y tienen que recuperarse. Lo interesante es cómo darle la vuelta a este formato. A veces hay muchas leyendas respecto a que hace reír, los productores luego te piden que incluyas humor escatológico o “sexy”. Es difícil predecir qué le gustará a la gente, así que lo importante era saber qué nos hacia reír y trabajar bien los elementos de la comedia. Como una buena pizza, nos preocupó que todos los ingredientes estuvieran bien seleccionados y preparados.
T: Como bien dices, es importante que los realizadores estén satisfechos con lo que dirigirán, pero también es verdad que luego el cine que se produce en México no conecta con la audiencia. ¿Cómo se pueden construir más puentes entre las películas mexicanas, sean del género que sean, con el público?
PS: Es una pregunta complicada, en todo el mundo las cinematografías de cada país buscan conectar con sus públicos. Hollywood invierte mucho dinero y recursos para enganchar al espectador y ellos procuran que la historia sea lo que venda. Procuran tener conceptos interesantes y eso es algo que falla en el cine mexicano. Si la premisa no es interesante, la cinta no funciona. Muchas obras de Hollywood tienen conceptos claros y concretos y eso procuramos hacer aquí: tener una premisa que pudiera atrapar a la gente con tan sólo describirla en un par de líneas. Eso es lo que falta, trabajar mejor las ideas y que nuestra primera prioridad sea contar una buena historia. El error común del cine mexicano es partir de lo anecdótico, de historias que sólo a su director o guionista le interesan. Que una premisa diga algo sobre la vida de quien la hace no significa que sea interesante por default. Hay que separar lo que te gusta de contar una buena historia porque partir de lo primero es limitarse mucho.
T: Es complicado lograr el balance con un humor que sea universal, pero que a la vez hable de cosas locales con las que la gente de aquí se relacione, es algo que Nosotros los Nobles - 100% consiguió. ¿Cómo fue que buscaron este equilibrio en Cómo Cortar a tu Patán? Un humor que les gustara pero que sabían que podía funcionar con la audiencia.
PS: Hay cosas que son universales como el engaño, es un tópico que se puede usar aquí y en China. Los enredos y las coincidencias pueden funcionar en diferentes culturas, pero luego se debe separar lo universal y lo local y saber enfocarse en los elementos de tu cultura. El fenómeno de los mirreyes, por ejemplo, es muy de nuestra cultura y se alimenta de las tensiones entre las clases sociales mexicanas: la clase alta contra la baja y viceversa. Con los nobles se consiguió el balance entre lo universal y lo local y esperamos que aquí se pueda repetir el éxito con el público.
T: Menciona una comedia romántica reciente que te haya dejado una grata impresión y una clásica que consideres esencial para cualquiera que busque entender cómo funciona el género.
PS: He procurado estudiar comedias de distintas partes del mundo. Una que me viene a la mente es Our Times, melodramosa y muy bien hecha. Luego la japonesa Tomorrow I Will Date with Yesterday's You, los japoneses hacen muy bien el género y me dejó bastante impresionado. The Big Sick es entre comedia y drama, impecablemente bien escrita. El género parece gastado, pero lo interesante es ver cómo cada quien le da su toque y encuentra una nueva forma de contar una historia familiar. Las combinaciones que puedes lograr cuando abordas el tema de parejas de enamorados es muy grande y tiene muchas posibilidades. En cuanto a clásicos, Cuando Harry encontró a Sally... - 
88% es de cajón, La Boda de mi Mejor Amigo - 71% y también me encantó Damas en Guerra - 90%.
T: El llanto, el sufrimiento y la risa tienen mucho en común. ¿En qué punto termina uno, empieza el otro y cómo se pueden combinar estas emociones y crear una comedia dramática?
PS: Es interesante, la cultura mexicana es muy rara, somos un país muy absurdo, muy cómico y a la vez muy azotado. Debido a esto último aquí podemos contar historias en las que los personajes se tiran más al drama. En una comedia gringa rara vez observas a los personajes revelar sus sentimientos y mostrarse vulnerables, salvo ciertos momentos claves. Acá, por lo peculiar de nuestra cultura, se nos permite entregarnos al melodrama telenovelero e irnos más lejos con esto. Alguien que sabe manejar este recurso es Eugenio Derbez, independientemente de que seamos o no fans de su trabajo. Sabe conectar con el público y sabe hasta dónde llevarlo en lo humorístico y en lo dramático. Aquí puede hacer cosas que en películas de otros países difícilmente podría salirse con la suya.
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