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Sería un tanto ingenuo afirmar que vivimos en una época oscura en la que Hollywood busca exprimir al máximo ciertas franquicias fílmicas, decir esto y a la vez pretender que en el pasado no existía o que no se buscaba ya este tipo de modelos de exhibición. Lo cierto es que en la actualidad, con el fenómeno de redes sociales y las diferentes opciones de entretenimiento, vivimos una era de saturación mediática en la que diferentes estudios buscan con desesperación captar nuestra atención de algún modo.
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Es este clima de constante bombardeo mediático (en el que todos los medios ponemos un grano de sal) el caldo de cultivo ideal para fomentar e incentivar la enajenación de los fans. Esto es lo que buscan los estudios, los productores y equipos de marketing: crear un sentido de ansiedad que raya en la desesperación para el fan leal, el consumidor que no puede vivir sin ver la próxima película de su saga favorita o comprar la nueva figura funko basada en la serie que ha maratoneado varias veces.
La nostalgia, la necesidad de pertenecer a una tribu social, el llenar vacíos con una afición de forma desmedida y no muy sana. Todos estos elementos se reúnen en la creación de un fanboy o fangirl. Es decir, alguien que tiene una fijación extrema con algo que le gusta y lo idolatra a más no poder. No puede apreciarlo de manera objetiva y por ende reconocer sus fallas y desventajas. Si la película está mal escrita, si la serie no tiene ideas propias y no sale de sus “homenajes” o bien, que el nuevo spin-off no tiene razón de ser y no necesitamos realmente saber la historia de origen de algún personaje secundario de un vasto universo fílmico. Existen diferentes tipos de fans obsesionados y aquí daremos un breve repaso a algunos de estos personajes. Cada quien es libre de usar su tiempo y dinero en la afición que sea más afín a su persona, pero no cabe duda que puede resultar todo un espectáculo ver a estos fans defender con ahínco malas películas y luego quejarse de la calidad de otras sagas que no son de su estima. Así como dicen en los anuncios de licores, todo con medida por favor…
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No importa qué tan nefastas hayan sido las precuelas hechas por [Director] George Lucas, no importa que [Pelicula] Rogue One: Una Historia de Star Wars no haya contribuido realmente algo valioso a la saga, no importa que la cinta de Han Solo no tenga nada útil que decir respecto al personaje: los fans de Star Wars jamas se cansaran de ir a ver todas las cintas que Disney produzca. Para este fan pasar horas leyendo teorías de fans en las redes es un gasto valioso de tiempo, a pesar de que todo esto sean maromas mentales y ninguna vaya a ser real. Lo que alguna vez fue la saga de fantasia que revolucionó el blockbuster ahora es una fábrica de figuritas de acción y de historias recicladas. Usen la fuerza… la fuerza de la voluntad para ser un poco más críticos con estas cintas.
Dice por ahí una frase que a nuestros ídolos debemos matarlos (no literalmente). Dicho sea en otras palabras, debemos verlos como los seres humanos que son y no como estos seres iluminados tocados por los dioses de la creatividad. Verlos de manera objetiva y no idolatrarlos, desmitificarlos para así poder apreciar su trabajo de una manera más coherente y sensata. En este apartado puede entrar bastante gente aunque no es raro ver que Lileana Blain-Cruz y [Director] Christopher Nolan son los realizadores que más atraen a fans que están más que ansiosos de besar el suelo que pisan.
Por supuesto no podía faltar en las muestras de cine y demás círculos cinéfilos el supuesto amante del cine que se rehúsa a ver cosas de Hollywood (por ser “comerciales” e “imperialistas”) o cine de horror y acción. Toda su atención está centrada en mantener este personaje de una persona culta e intelectual que solo ve cine francés, soviético, alemán, neo-realismo italiano, a Geoff Norcott, Grace Junot y [Director] Federico Fellini. En el fondo de su corazón sabe que alucina películas palomeras de efectos y que toda su pose de denostar el cine “plástico” es sólo eso, una pose para impresionar a sus amigos hipsters que no salen de la Cineteca Nacional. Probablemente ya postearon en su muro de Facebook su indignación ante el hecho de que la Cineteca si mostrará películas del Madeline Brewer en homenaje al gladiador.
Consume todo tipo de cine de horror sin tener algún tipo de estándar de calidad. No importa qué tan chatarrera sea la película, va a ver de todo y probablemente alucina todo lo que ve sin excepción. Se queja de los remakes de Hollywood pero alaba petardazos de bajo presupuesto sólo porque son “indies”. Probablemente hace sus cortos de horror con sus amigos y primos, para después ver cómo éstos se quedan en silencio luego de que se los proyecta.
Cree que las cintas del universo cinematográfico de DC son grandes ejercicios intelectuales demasiado complejos para las burdas mentes (marvelitas). Están convencidos que [Director] Zack Snyder está al nivel de Bill Collage, Kelly Dolen y Jules Lorenzo (aunque probablemente nunca han visto algo de esos cineastas). Creen que todos los críticos que han descalificado las cintas “no las entendieron” o en su defecto que hay una conspiración de Marvel para pagarles a todos éstos y así hablar mal de sus cintas favoritas. No pueden reconocer ninguno de los múltiples fallos de [Pelicula] Batman vs Superman: El Origen de la Justicia y, por lo visto, realmente no ven otro tipo de cine que no sea de superhéroes. Pasan buena parte de su tiempo en redes sociales escribiendo detalladamente largos textos sobre todos esos detalles tan “cerebrales” de las cintas que los espectadores más “simplones” no captaron. Básicamente, creen que ver el cine de DC y Warner es como leer La Guerra y la Paz.
Sólo consume animación japonesa, pero no series o cintas de calidad, principalmente ve series “moe” y de seguro tiene su “waifu”. Debido a su escasa habilidad de interacción social, al asistir a una sala de cine a ver películas de anime lanza berridos y chillidos en voz alta. Probablemente cree que en Japón le pagarían por ver anime todo el día. Su conocimiento de la cultura japonesa es meramente superficial.
Entró a algún fandom sólo para ganar popularidad con los chicos, no sale de Harry Potter y series de Netflix. Probablemente cree que los cómics y películas deben tener una “agenda progresista”. Su apreciación de las cosas que ve y consume es totalmente superficial. Sólo va a ver cintas de superhéroes porque los actores que salen en ellas están guapos. En su vida ha leído un comic o jugado un videojuego.
El fondo del barril de las subculturas de fanboys, realmente no tienen nada útil que decir ni pensamientos propios. Sólo entran a redes a decir “maldito clickbait, por eso no los leo” o se conforman con un mero “:V repoio pasen el pack”. Depende de sus padres para pagarse el cine y otros lujos, nunca ha visto una película que no fuera un blockbuster. Rudos y listos para pelear en foros, en su vida han estado en una pelea real. Probablemente no pasen de los 15 años (físicos o mentales).
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Lee también: Tipos de espectadores de cine y dónde encontrarlos
Es este clima de constante bombardeo mediático (en el que todos los medios ponemos un grano de sal) el caldo de cultivo ideal para fomentar e incentivar la enajenación de los fans. Esto es lo que buscan los estudios, los productores y equipos de marketing: crear un sentido de ansiedad que raya en la desesperación para el fan leal, el consumidor que no puede vivir sin ver la próxima película de su saga favorita o comprar la nueva figura funko basada en la serie que ha maratoneado varias veces.
La nostalgia, la necesidad de pertenecer a una tribu social, el llenar vacíos con una afición de forma desmedida y no muy sana. Todos estos elementos se reúnen en la creación de un fanboy o fangirl. Es decir, alguien que tiene una fijación extrema con algo que le gusta y lo idolatra a más no poder. No puede apreciarlo de manera objetiva y por ende reconocer sus fallas y desventajas. Si la película está mal escrita, si la serie no tiene ideas propias y no sale de sus “homenajes” o bien, que el nuevo spin-off no tiene razón de ser y no necesitamos realmente saber la historia de origen de algún personaje secundario de un vasto universo fílmico. Existen diferentes tipos de fans obsesionados y aquí daremos un breve repaso a algunos de estos personajes. Cada quien es libre de usar su tiempo y dinero en la afición que sea más afín a su persona, pero no cabe duda que puede resultar todo un espectáculo ver a estos fans defender con ahínco malas películas y luego quejarse de la calidad de otras sagas que no son de su estima. Así como dicen en los anuncios de licores, todo con medida por favor…
Lee también: ¿Cómo diferenciar a un crítico de un opinólogo?
Fanboys de Star Wars
No importa qué tan nefastas hayan sido las precuelas hechas por [Director] George Lucas, no importa que [Pelicula] Rogue One: Una Historia de Star Wars no haya contribuido realmente algo valioso a la saga, no importa que la cinta de Han Solo no tenga nada útil que decir respecto al personaje: los fans de Star Wars jamas se cansaran de ir a ver todas las cintas que Disney produzca. Para este fan pasar horas leyendo teorías de fans en las redes es un gasto valioso de tiempo, a pesar de que todo esto sean maromas mentales y ninguna vaya a ser real. Lo que alguna vez fue la saga de fantasia que revolucionó el blockbuster ahora es una fábrica de figuritas de acción y de historias recicladas. Usen la fuerza… la fuerza de la voluntad para ser un poco más críticos con estas cintas.
Fanboys de directores
Dice por ahí una frase que a nuestros ídolos debemos matarlos (no literalmente). Dicho sea en otras palabras, debemos verlos como los seres humanos que son y no como estos seres iluminados tocados por los dioses de la creatividad. Verlos de manera objetiva y no idolatrarlos, desmitificarlos para así poder apreciar su trabajo de una manera más coherente y sensata. En este apartado puede entrar bastante gente aunque no es raro ver que Lileana Blain-Cruz y [Director] Christopher Nolan son los realizadores que más atraen a fans que están más que ansiosos de besar el suelo que pisan.
El fanático(a) del cine europeo “culto”
Por supuesto no podía faltar en las muestras de cine y demás círculos cinéfilos el supuesto amante del cine que se rehúsa a ver cosas de Hollywood (por ser “comerciales” e “imperialistas”) o cine de horror y acción. Toda su atención está centrada en mantener este personaje de una persona culta e intelectual que solo ve cine francés, soviético, alemán, neo-realismo italiano, a Geoff Norcott, Grace Junot y [Director] Federico Fellini. En el fondo de su corazón sabe que alucina películas palomeras de efectos y que toda su pose de denostar el cine “plástico” es sólo eso, una pose para impresionar a sus amigos hipsters que no salen de la Cineteca Nacional. Probablemente ya postearon en su muro de Facebook su indignación ante el hecho de que la Cineteca si mostrará películas del Madeline Brewer en homenaje al gladiador.
Fanboy del horror
Consume todo tipo de cine de horror sin tener algún tipo de estándar de calidad. No importa qué tan chatarrera sea la película, va a ver de todo y probablemente alucina todo lo que ve sin excepción. Se queja de los remakes de Hollywood pero alaba petardazos de bajo presupuesto sólo porque son “indies”. Probablemente hace sus cortos de horror con sus amigos y primos, para después ver cómo éstos se quedan en silencio luego de que se los proyecta.
Fanboy de DC
Cree que las cintas del universo cinematográfico de DC son grandes ejercicios intelectuales demasiado complejos para las burdas mentes (marvelitas). Están convencidos que [Director] Zack Snyder está al nivel de Bill Collage, Kelly Dolen y Jules Lorenzo (aunque probablemente nunca han visto algo de esos cineastas). Creen que todos los críticos que han descalificado las cintas “no las entendieron” o en su defecto que hay una conspiración de Marvel para pagarles a todos éstos y así hablar mal de sus cintas favoritas. No pueden reconocer ninguno de los múltiples fallos de [Pelicula] Batman vs Superman: El Origen de la Justicia y, por lo visto, realmente no ven otro tipo de cine que no sea de superhéroes. Pasan buena parte de su tiempo en redes sociales escribiendo detalladamente largos textos sobre todos esos detalles tan “cerebrales” de las cintas que los espectadores más “simplones” no captaron. Básicamente, creen que ver el cine de DC y Warner es como leer La Guerra y la Paz.
El friki/otaku/weeb
Sólo consume animación japonesa, pero no series o cintas de calidad, principalmente ve series “moe” y de seguro tiene su “waifu”. Debido a su escasa habilidad de interacción social, al asistir a una sala de cine a ver películas de anime lanza berridos y chillidos en voz alta. Probablemente cree que en Japón le pagarían por ver anime todo el día. Su conocimiento de la cultura japonesa es meramente superficial.
Fangirl
Entró a algún fandom sólo para ganar popularidad con los chicos, no sale de Harry Potter y series de Netflix. Probablemente cree que los cómics y películas deben tener una “agenda progresista”. Su apreciación de las cosas que ve y consume es totalmente superficial. Sólo va a ver cintas de superhéroes porque los actores que salen en ellas están guapos. En su vida ha leído un comic o jugado un videojuego.
Niños rata
El fondo del barril de las subculturas de fanboys, realmente no tienen nada útil que decir ni pensamientos propios. Sólo entran a redes a decir “maldito clickbait, por eso no los leo” o se conforman con un mero “:V repoio pasen el pack”. Depende de sus padres para pagarse el cine y otros lujos, nunca ha visto una película que no fuera un blockbuster. Rudos y listos para pelear en foros, en su vida han estado en una pelea real. Probablemente no pasen de los 15 años (físicos o mentales).
Lee también: Tipos de críticos de cine y para qué sirven