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The 300 Spartans (conocida en México como Los 300 héroes) es una película de 1962 que contaba cómo 300 espartanos defendieron heroicamente el paso de las Termópilas en la Segunda Guerra Médica en Grecia. Al ver esa cinta, el pequeño [Escritor] Frank Miller quedó cautivado ante el épico sacrifico que (según la película) salvó a Occidente de la esclavitud y la tiranía.

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Esa experiencia trascendental en su vida como artista llevó al escritor a crear 300, una novela gráfica que sería llevada a la pantalla grande en 2007 por un director entonces desconocido, cuya experiencia en largometrajes se limitaba a [Pelicula] El Amanecer de los Muertos . Este director comenzó realizando anuncios publicitarios y videoclips, y en [Pelicula] 300 plasmaría todo lo aprendido en ese tiempo: [Director] Zack Snyder.

La historia de Frank Miller fue adaptada con un presupuesto de $65 millones, bastante modesto para las dimensiones del proyecto; la violencia de la versión impresa no fue omitida y se proyectó con clasificación para adultos (aunque la verdadera razón de esta clasificación fue una escena de desnudo).



En el año 2007 logró el puesto 10 de las películas más taquilleras en Estados Unidos y Canadá, con US$210.6 millones recaudados, y globalmente un total de US$456 millones. 300 fue un gran éxito en taquilla. El director llamó la atención de los espectadores y los cinéfilos por su estilo (fotografía que parecía extraída de los cómics y escenas en cámara lenta que pasan a cámara rápida una y otra vez), y por la fidelidad que tuvo al adaptar el material original. La mayoría del público quedó extasiada por las escenas de batalla y los musculosos protagonistas.

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Los críticos, sin embargo, estuvieron divididos en opiniones, y mientras algunos confesaron que la acción y lo visual bastaron a pesar de ser un espectáculo vacío en el fondo, otros lo vieron como una oda a los músculos griegos, a la violencia y al poder. Un bloguero que se identifica como Major Reisman escribió en su Blog de Cine Bélico una definición precisa de la cinta:

"300" podría considerarse como ejemplo de "película fascista" en la que 300 Rambos salvan a la civilización occidental de la aniquilación. Es un auténtico canto al uso de la fuerza como única forma de mantener la propia libertad, aunque eso es una paradoja. Y es una paradoja porque en esta película los espartanos son reflejados como el paradigma del hombre libre y de la democracia.



Sin embargo, el Major Reisman no niega que se divirtió viendo la película, pero eso sí, aclara que antes de verla tuvo que dejar descansar el cerebro, y tal vez si todos los críticos hubieran sido advertidos de que eso era necesario para disfrutarla, hubiera alcanzado una mayor aprobación.

Peter Travers Peter Travers en Rolling Stone:

300 es una película sedienta de sangre. Los hombres de todas las edades no podrán resistirse a su encanto.

Michael Phillips en Chicago Tribune:

Debería de haberse llamado Oda a los Abdominales Griegos.

Jack Mathews en New York Daily News:

Es imposible no emocionarse con visuales como esos.

Kirk Honeycutt en Hollywood Reporter:

La novela gráfica de Frank Miller en verdad cobra vida.

Roger Ebert en Chicago Sun-Times escribió:

300 tiene caricaturas unidimensionales que hablan como luchadores profesionales anunciando su próxima pelea.

La película consiste en una legendaria última batalla de 300 espartanos obsesionados con la muerte contra una horda de persas. Tan valientes y fuertes son los espartanos que atrapan, evisceran, decapitan […] a decenas de miles de persas antes de caer finalmente en el peso de un número abrumador. La lección es que los espartanos son libres, y los persas son esclavos, aunque la idea espartana de la libertad no es apetitosa.

David Denby en New Yorker:

La película es una curiosidad porno-militar, una fantasía de revista de músculos cruzada con un videojuego y una película de reclutamiento del Ejército. […] La acción se prolonga en agonizante cámara lenta, sólo para ajustarse a hipervelocidad y luego detenerse, sin dejar nada en movimiento excepto el chorro de sangre que brota de un cuerpo decapitado.

Nick Schager en Slant Magazine:

Snyder no atribuye mayor importancia al deslumbrante aspecto visual. Él solo tiene la intención de provocar reacciones de "Guau, goey!", De las cuales hay cada vez menos una vez que queda claro que no hay nada que sostenga las secuencias centrales de frenesí excepto el diálogo horrible y los personajes no-dimensionales.

Richard Roeper en Chicago Sun-Times:

Es excesiva y alegremente violenta, y es hermosa de contemplar. Parece el videojuego más sofisticado y caro del mundo, y lo digo en el buen sentido.

James Berardinelli en ReelViews:

300 tal vez no ofrece una narración magistral en un sentido convencional, pero es difícil de superar como un espectáculo y eso hace que valga la pena verla para todos menos para el público más quisquilloso.

Tony Macklin en Fayetteville Free Weekly:

300 es una fiesta divertida de sangre, caos y absurdidad.

En el mejor de los casos, es entretenida; cuando no está en su mejor momento, es bastante tonta. Es bastante tonta la mayor parte del tiempo.

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