Alex Garland, una vez más, consigue entregar, con Aniquilación - 84%, una excelente película de ciencia ficción que empuja al público a ir más allá de las complacencias que un guión tradicional ofrece. El filme, al estilo de las mejores cintas de su género, se hace más preguntas de las que responde, porque entiende que, una vez sentadas las bases, nada es más aterrador que la incertidumbre.
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El largometraje narra la exploración que un grupo de científicas, lideradas por el personaje de Natalie Portman, que son enviadas a investigar la zona X, un territorio que fue rodeado por un extraño resplandor del que nada sale con vida. Conforme comienzan a revelar los misterios de este lugar, se dan cuenta de que tienen poca posibilidades de escapar.
Al igual que en Ex Machina - 93%, Garland busca empujar a la audiencia para que resuelva por sí misma las intenciones del filme. Esta no es una película para los que disfrutan de grandes secuencias de acción y, aunque tiene elementos de horror, está mucho cerca de ser un thriller psicológico, pues los hechos que atestigua este grupo de protagonistas las obliga a cuestionar su salud mental.
El mayor beneficio del filme es su atmósfera, con su impecable cinematografía y diseño de producción, la cinta da la sensación de ser un sueño y este efecto ayuda a desconcertar al espectador y acentúa los extraños sucesos de su historia.
La película está estructurada como una serie de flashbacks, pues el personaje de Portman es interrogado y su recuento de lo que experimentó es lo que vemos en la pantalla. Este tipo de narrativa hace que el filme pierda un poco de anticipación, pues por consecuencia se sabe que sobrevive a lo que ocurrió. A su favor, esta forma de organizar las secuencias ayuda a controlar el ritmo de la cinta y eventualmente a construir cierto misterio.
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Sin duda, el elemento del filme que más dará para conversar será el final. Al igual que en Ex Machina, la resolución del personaje principal queda abierta para la interpretación del público. Uno de los aspectos que muchos disfrutarán, y otros odiarán, del largometraje es que requerirá de verla varias veces para entender sus muchos significados.
Garland logra, con la trama, sus personajes y el antagonista o protagonista, depende de la interpretación que se le dé al resplandor y lo que está detrás de él, crear una obra que puede ser leída de forma literal, como una aventura de ciencia ficción, como una metáfora del comportamiento autodestructivo o como la descomposición de un matrimonio. Esos diferentes niveles de sentido fue lo que le hizo parecer al estudio, erróneamente, que el filme era “demasiado listo” como para distribuirlo a nivel mundial en complejos cinematográficos.
Sin importar el significado que uno decida otorgarle a este largometraje, todos los caminos llevan a la autodestrucción, a la caída de un organismo viejo para la generación de uno nuevo. Aniquilación - 84% puede ser vista como el propio resplandor que está en el centro de su premisa, es un portal que obligará a los espectadores que se atrevan a cruzarlo a cuestionarse qué tan lejos están de aniquilarse ellos mismos y que los hará ver que en el cine de calidad el significado se refracta en las mentes y emociones de cada miembro del público.
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