¿Es la vida de Luis Miguel lo suficientemente polémica como para convertirla en una serie de televisión? Sí, sin dudas. ¿Pero cómo encontrar un tono, ritmo e historia adecuados en un mercado que ha tomado a todos los grandes iconos de la música latina para retratarlos en la televisión? La nueva serie de Netflix parece haber dado en el clavo: una historia personal, para acercar al público a un ídolo global.
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Hemos visto sólo un episodio de Luis Miguel: La Serie, la serie biográfica del cantantes de ese nombre que se volvió un icono musical en la década de los años 80 y que consiguió crear temas clásicos que se escucharían en las fiestas y karaokes tres décadas después sin excepción, pero sólo una hora fue necesaria para plantear la suficiente tensión dramática como para enganchar a las audiencias para regresar cada semana.
La historia comienza con Luis Miguel, interpretado por Diego Boneta, a punto de ofrecer un concierto cuando le informan que su padre Luisito Rey (Óscar Jaenada) está moribundo, pese a esto, el cantante decide salir a dar un concierto como si nada hubiera sucedido. A partir de ahí, la serie salta del comienzo de la carrera del músico a su infancia para explorar su complicada relación familiar.
El show es coproducido por Telemundo y Netflix y parece que esta mancuerna logró, por lo menos en este primer vistazo, aterrizar de una forma muy práctica la polémica historia de Luis Miguel. Centrarse en el drama familiar de la estrella, e irlo desarrollando a través de esta estructura temporal, que no sólo le brinda agilidad a la serie, sino que ayuda a empatizar con su protagonista.
Aunque probablemente resulte muy difícil a Boneta resultar del agrado de todos los espectadores, dado que la mayoría son fans de Luis Miguel y algunos no podrán comprarle el papel, sobre todo en los momentos en los que el personaje está en el escenario, el actor destaca en los momentos en los que su papel no es de una estrella internacional. Puede que su actuación por momentos se sienta como una imitación, pero cuando el guión lo exige el intérprete posee el rango suficiente como para encarnar al joven cantante como eso: un muchacho divido entre satisfacer a su familia, su pasión por la música, y encontrar su propia identidad.
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Hay que quitarse el sombrero ante Jaenada (Cantinflas - 45%), quien porta el antagonismo de esta serie con soberbia. Será interesante ver si su personaje continúa con un desarrollo que le haga honor al trabajo de caracterización de este actor español que logró en esos primeros cincuenta minutos convertirse en una prometedora amenaza para el protagonista.
Pero sobretodo, luego de las series de Juan Gabriel, Jenni Rivera, Paquita La Del Barrio o Joan Sebastian, lo que más se agradece de este show es que no cae en el melodrama. Por lo menos el piloto se preocupa con dar matices a sus personajes y poner sus motivaciones en conflicto, consolidando así la suficiente tensión como para desear conocer el desenlace. Sin mencionar el excelente trabajo de diseño de producción que logró dotar de credibilidad la atmósfera ochentera en la que se desenvuelven los personajes.
Aunque tendremos que esperar, semana con semana, para continuar con la historia de El Sol, si continúan a este paso, y eventualmente elevan los problemas para el protagonista, podríamos estar ante una gran serie que promete volver más cercana a una de las estrellas del pop en español más importantes de las últimas décadas. Habrá que ver, después de todo, uno no se va de un concierto de Luis Miguel: La Serie hasta que termina.
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