Tal vez te interese
El director de animación más importante que trabaja hoy por hoy en dicho medio es sin duda Masaaki Yuasa y su más reciente largometraje, The Night is Short, Walk on Girl, es una prueba contundente que el nativo de la ciudad de Fukuoka lleva la animación a nuevas fronteras narrativas. Yuasa lleva varios años de trabajar en el medio, sería con la cinta Mind Game (2004), que se daría a conocer en el mundo de la animación. Aquella historia combinaba por igual diferentes técnicas de animación en una impredecible y demencial historia que buscaba siempre jugar con las expectativas de la audiencia. Algo similar ocurre con "Night is Short", cinta que es traída la cartelera mexicana gracias al festival Konnichiwa 2018.
Lee también: Festival Konnichiwa 2018: lo mejor del cine y la animación japonesa en México
Si el nombre de Yuasa no suena familiar (cosa que a partir de ahora tendrá que cambiar), quizás hayan visto algunos episodios en Netflix de su serie Devilman Crybaby. Esta es una nueva y muy delirante interpretación del manga clásico de [Escritor] Gô Nagai , padre de Mazinger Z (este último recién visto en cines de México en [Pelicula] Mazinger Z: Infinity). La historia nos presenta a Akira, un joven tímido que se tiene que convertir en un hombre demonio para combatir a otros demonios. La batalla entre el bien y el mal de Nagai ha sido llevada varias veces a la animación, pero nunca con la fuerza que le ha inyectado Yuasa. No hay una sóla escena de cualquier episodio en el que los personajes no se contorsionen de maneras llamativas. Estamos ante un director que entiende a la perfección las propiedades elásticas de la animación y que esta debe buscar su propia interpretación de la realidad y no conformarse con ser una mera fotocopia. Devilman Crybaby va de lo irreal a lo violento en un abrir y cerrar de ojos, sin duda una de las series de anime más memorables que ha lanzado Netflix al público internacional, el cual probablemente aún conserva una idea bastante anestesiada de lo que debe ser la animación en general.
Lee también: Tardes de Netflix | Aggretsuko, la vida godín a ritmo de metal
De vuelta a "Night is Short", la película está basada en una novela del autor Tomihiko Morimi, su trama gira en torno a una chica y un chico, ambos estudiantes. El segundo se encuentra perdidamente enamorado de la primera pero no se atreve a pasar más allá de sus triviales pláticas. En cuanto a la dama en cuestión, apodada "la chica del cabello negro" por su tímido admirador, ella solo desea divertirse y pasársela muy bien en una loca y larga noche de juerga. Su aventura incluirá a una serie de extravagantes personajes y situaciones que incluyen encontrar un libro de su infancia, comer comida picante, un grupo teatral que realiza obras "guerrilla" al aire libre y mucho pero mucho alcohol.
La premisa sin duda no suena a mucho pero plasmada en la pantalla grande se convierte un espectáculo que no tiene comparación alguna en el mundo animado de la actualidad. La aventura de esta empedernida bebedora y su stalker se convierte en una explosión total para los sentidos. Increíbles pinceladas llenan la pantalla de colores y sabores, los personajes se estiran, encogen y vuelven a deformar en mil y un posiciones. Cada bocado de comida o cada trago es consumido por los personajes de maneras voraces, hay vida en cada una de estas escenas y una energía que contagian hasta al espectador más reacio. El ritmo narrativo es sumamente estridente, con personajes que entran y salen de cuadro a cada momento. Sin embargo, esto jamas opera en contra de la cinta, todo lo contrario. No tardamos en convencernos de que en este mundo todo es posible y que cualquier situación, por más absurda que parezca, ocurrirá ante nuestros ojos.
Continúa leyendo: Grandes películas de animación que necesitas conocer
El encanto del filme reside en su naturaleza desenfadada y juguetona, pasamos de un duelo de beber alcohol a una reunión de miembros de un club de debates sofistas con un muy particular estilo de caminar. Vemos a un hombre obsesionado con coleccionar arte erótico ukiyo-e, luego vemos a otro que ha decidido no cambiarse de ropa interior hasta volver a encontrarse con una dama de la que se enamoró a primera vista. Escenas musicales, disfraces, sueños que no son sueños y sueños que son más que reales. Tratar de describir más aspectos de la trama es una labor inútil, esta es una película que genuinamente debe vivirse y experimentarse: dejarse empapar por su delicioso licor cinematográfico y beber hasta la última gota.
En el centro de este cocktail hay una historia de amor, una que si bien no vuelve a inventar la rueda sin duda sabe hacer de sus personajes mucho más que meros clichés del cine de comedia romántica. La cinta también toca elementos de la cultura japonesa contemporánea, un ecosistema en el que las relaciones interpersonales se han vuelto innecesariamente complicadas. Para la cinta, los rituales sociales de Japón son un asunto obsoleto, algo que debe abolirse con mayor prontitud. Literalmente, le pide al respetable que se pare a cantar y gritar, que deje salir todo y exprese con honestidad lo que sea que tenga en lo más recóndito del corazón. Una escena en particular, que cualquier otra película hubiera politizado en exceso en estos días (una declaración de romance gay) aquí es manejada con total ligereza, para después pasar a algo completamente diferente en un parpadeo. Si las comedias mexicanas que vemos cada mes en cartelera tuvieran la mitad de imaginación y alegría que tiene esta cinta otro gallo nos cantaría por estos rumbos.
Masaaki Yuasa es, una vez más se debe recalcar, el director de animación más importante de la actualidad. El presente y el futuro del medio, un recordatorio que la animación tradicional en 2D aún tiene mucho que aportar al séptimo arte. Sus influencias van desde la animación estadounidense clásica de un Tex Avery hasta la estampa japonesa de la era Showa de la década de los años 60 y 70. Sin duda una de las mejores películas de lo que va del año y una cita obligada para cualquier verdadero amante del cine en general. La noche es joven, ¡vámonos recio para adelante!.
Lee también: Mazinger Z: Infinity ya tiene primeras críticas
Lee también: Festival Konnichiwa 2018: lo mejor del cine y la animación japonesa en México
Si el nombre de Yuasa no suena familiar (cosa que a partir de ahora tendrá que cambiar), quizás hayan visto algunos episodios en Netflix de su serie Devilman Crybaby. Esta es una nueva y muy delirante interpretación del manga clásico de [Escritor] Gô Nagai , padre de Mazinger Z (este último recién visto en cines de México en [Pelicula] Mazinger Z: Infinity). La historia nos presenta a Akira, un joven tímido que se tiene que convertir en un hombre demonio para combatir a otros demonios. La batalla entre el bien y el mal de Nagai ha sido llevada varias veces a la animación, pero nunca con la fuerza que le ha inyectado Yuasa. No hay una sóla escena de cualquier episodio en el que los personajes no se contorsionen de maneras llamativas. Estamos ante un director que entiende a la perfección las propiedades elásticas de la animación y que esta debe buscar su propia interpretación de la realidad y no conformarse con ser una mera fotocopia. Devilman Crybaby va de lo irreal a lo violento en un abrir y cerrar de ojos, sin duda una de las series de anime más memorables que ha lanzado Netflix al público internacional, el cual probablemente aún conserva una idea bastante anestesiada de lo que debe ser la animación en general.
Lee también: Tardes de Netflix | Aggretsuko, la vida godín a ritmo de metal
De vuelta a "Night is Short", la película está basada en una novela del autor Tomihiko Morimi, su trama gira en torno a una chica y un chico, ambos estudiantes. El segundo se encuentra perdidamente enamorado de la primera pero no se atreve a pasar más allá de sus triviales pláticas. En cuanto a la dama en cuestión, apodada "la chica del cabello negro" por su tímido admirador, ella solo desea divertirse y pasársela muy bien en una loca y larga noche de juerga. Su aventura incluirá a una serie de extravagantes personajes y situaciones que incluyen encontrar un libro de su infancia, comer comida picante, un grupo teatral que realiza obras "guerrilla" al aire libre y mucho pero mucho alcohol.
La premisa sin duda no suena a mucho pero plasmada en la pantalla grande se convierte un espectáculo que no tiene comparación alguna en el mundo animado de la actualidad. La aventura de esta empedernida bebedora y su stalker se convierte en una explosión total para los sentidos. Increíbles pinceladas llenan la pantalla de colores y sabores, los personajes se estiran, encogen y vuelven a deformar en mil y un posiciones. Cada bocado de comida o cada trago es consumido por los personajes de maneras voraces, hay vida en cada una de estas escenas y una energía que contagian hasta al espectador más reacio. El ritmo narrativo es sumamente estridente, con personajes que entran y salen de cuadro a cada momento. Sin embargo, esto jamas opera en contra de la cinta, todo lo contrario. No tardamos en convencernos de que en este mundo todo es posible y que cualquier situación, por más absurda que parezca, ocurrirá ante nuestros ojos.
Continúa leyendo: Grandes películas de animación que necesitas conocer
El encanto del filme reside en su naturaleza desenfadada y juguetona, pasamos de un duelo de beber alcohol a una reunión de miembros de un club de debates sofistas con un muy particular estilo de caminar. Vemos a un hombre obsesionado con coleccionar arte erótico ukiyo-e, luego vemos a otro que ha decidido no cambiarse de ropa interior hasta volver a encontrarse con una dama de la que se enamoró a primera vista. Escenas musicales, disfraces, sueños que no son sueños y sueños que son más que reales. Tratar de describir más aspectos de la trama es una labor inútil, esta es una película que genuinamente debe vivirse y experimentarse: dejarse empapar por su delicioso licor cinematográfico y beber hasta la última gota.
En el centro de este cocktail hay una historia de amor, una que si bien no vuelve a inventar la rueda sin duda sabe hacer de sus personajes mucho más que meros clichés del cine de comedia romántica. La cinta también toca elementos de la cultura japonesa contemporánea, un ecosistema en el que las relaciones interpersonales se han vuelto innecesariamente complicadas. Para la cinta, los rituales sociales de Japón son un asunto obsoleto, algo que debe abolirse con mayor prontitud. Literalmente, le pide al respetable que se pare a cantar y gritar, que deje salir todo y exprese con honestidad lo que sea que tenga en lo más recóndito del corazón. Una escena en particular, que cualquier otra película hubiera politizado en exceso en estos días (una declaración de romance gay) aquí es manejada con total ligereza, para después pasar a algo completamente diferente en un parpadeo. Si las comedias mexicanas que vemos cada mes en cartelera tuvieran la mitad de imaginación y alegría que tiene esta cinta otro gallo nos cantaría por estos rumbos.
Masaaki Yuasa es, una vez más se debe recalcar, el director de animación más importante de la actualidad. El presente y el futuro del medio, un recordatorio que la animación tradicional en 2D aún tiene mucho que aportar al séptimo arte. Sus influencias van desde la animación estadounidense clásica de un Tex Avery hasta la estampa japonesa de la era Showa de la década de los años 60 y 70. Sin duda una de las mejores películas de lo que va del año y una cita obligada para cualquier verdadero amante del cine en general. La noche es joven, ¡vámonos recio para adelante!.
Lee también: Mazinger Z: Infinity ya tiene primeras críticas