Cuando se trata de sagas famosas en la historia del cine, hay una que todos deben conocer al menos por su nombre: Star Wars. La franquicia creada por [Director] George Lucas hace 41 años sigue cosechando éxito económico a pesar de que muchos fans ahora renieguen de las nuevas películas producidas por Disney, y lo seguirá haciendo por mucho tiempo…

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Pero así como hay muchos fanáticos de Star Wars, hay legiones de personas, cinéfilos empedernidos o espectadores casuales, a las cuales no les genera ningún interés ese universo de fantasía espacial. Cuando se estrenó el episodio VII, [Pelicula] Star Wars: El Despertar de la Fuerza, la emoción desbordada de los fans y la publicidad agobiaban a los profanos, y algunos compartían en redes sociales imágenes con la frase “soy del 1% que no ha visto Star Wars en su vida”, pero les sorprendería descubrir que no es un 1%, sino una cantidad mucho mayor la que no es fanática ni le interesa.

Para los que son fans está muy claro por qué es tan grandiosa esta saga, y a muchos les resulta desconcertante y hasta algo repudiable el hecho de que existan personas completamente indiferentes o alérgicas a eso que tanto aman. Por otro lado, a los que no tienen ningún interés por la franquicia les resulta incomprensible (o algo exclusivo de nerds o retardados) el gran amor que se profesa por una serie de películas de naves espaciales, princesas y extraterrestres.



Desde su estreno hasta ahora, Star Wars ha inspirado a varias generaciones, y por esa razón y muchas más se ha ganado un lugar importante en la historia del cine. Sin embargo, con el paso del tiempo, ¿qué tan bien ha envejecido? ¿Sigue siendo tan impactante como cuando fue estrenada en 1977? La respuesta no es sencilla ni contundente, pero trataremos de responder por qué sí y por qué no, basándonos en los comentarios de fans y de personas a las que no les gusta (o de plano odian) Star Wars. Este artículo es escrito por dos diferentes redactores para abordar los dos puntos de vista.

Razón por la que gusta: Una historia épica



Cuando llegó a los cines la primera película de Star Wars, causó un gran impacto porque retomaba arquetipos de la mitología clásica y los situaba en un pasado remoto lleno de naves espaciales y criaturas fantásticas. Basándose en las investigaciones sobre mitología comparada de Joseph Campbell, especialmente en su libro El héroe de las mil caras, Lucas “actualizó” las grandes historias de la humanidad en una aventura épica espacial que se inscribe claramente en el género de ópera espacial, pero que no tenía parangón en el cine de su tiempo ni del pasado. Combinando conceptos de religiones orientales como el budismo y el taoísmo, y mezclándolos con la lucha del bien y el mal propia del cristianismo en el que fue educado, el director cautivó a la audiencia como lo hacían los mitos del pasado. Conceptos como el Imperio contra la República, el Padre contra el Hijo, el Espíritu contra la Tecnología, tocaban fibras profundas en el público.

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Darth Vader, el villano de la primera trilogía y protagonista de las precuelas, se ha convertido en un icono de la maldad; en varias encuestas ha sido seleccionado como el mejor villano de la historia del cine, y momentos clave de su historia como cuando reveló a Luke Skywalker que él era su padre ahora son parodiados u homenajeados hasta el cansancio.



Razón por la que no gusta: Una historia simple que se toma demasiado en serio a sí misma



Todos los géneros tienen sus repeticiones, es la manera más segura de que una historia se desarrolle sin problemas ante el público. Incluso si una propuesta es muy original, sus raíces mantienen patrones que marcan sus límites y también sus opciones. El problema no es que Star Wars retrate una vez más el conocido camino del héroe, tampoco es que sus personajes sean un cliché con claras comparativas bíblicas. No, el problema es que se autoetiqueta con una seriedad que no le corresponde. Más allá del pleito sobre si la saga es ciencia ficción o fantasía, hay que definirla mejor como ópera espacial, un subgénero que permite una grandilocuencia reflexiva pero que no olvida el entretenimiento puro de su propuesta. La trilogía original intenta superar los absurdos del subgénero, pero no lucha constantemente contra ellos, por lo que funciona mucho mejor que las siguientes películas que se hicieron. Debido al culto excesivo y al fanatismo desmedido, la saga tropieza con sus propios intentos por complacer en ese sentido al público. Los diálogos, las escenas, la dinámica entre personajes y hasta las profecías se vuelven ridículamente obvias en sus metáforas y relaciones con textos o ideas sagradas. A veces es mejor no tomar tan seriamente una historia que muestra a un héroe simplón viajar por el espacio conociendo e interactuando con muchas especies extraterrestres, mientras planea derrocar a un villano igual de simplón.



Razón por la que gusta: la Música



En este punto incluso los no-fans deben aceptar que la música de Star Wars es excelente, y gran parte de los sentimientos que provoca en los fanáticos están ligados a los diferentes temas compuestos por [Persona] John Williams, quien desde la primera cinta ha estado a cargo y ni siquiera en las criticadas precuelas perdió su toque. El tema principal, la marcha imperial y el tema de amor son sólo algunos que siguen cautivando a los fans aunque los escuchen una y otra vez.

Nadie duda que el score de Star Wars es uno de los mejores, más famosos y emblemáticos del séptimo arte, y el mismo George Lucas, que tenía en sus manos un proyecto muy ambicioso, quedó sorprendido pues la música de Williams superó todas sus expectativas en 1977.



Razón por la que no gusta: Mucha fantasía y muy poca ciencia



Aunque ya aclaramos que la saga es una ópera espacial (la cual es considerada un subgénero de la ciencia ficción), en Internet podemos encontrar algunos comentarios de personas a las que no les parece atractiva porque depende demasiado de elementos fantásticos como “La Fuerza”, la cual sirve en ocasiones para justificar cualquier inconsistencia como si se tratara de acción divina o del hechicero que menciona Xena en [Temporada] The Simpsons (“los caminos de la Fuerza son misteriosos”). Normalmente los que encajan en este punto son fanáticos de Star Trek o de la ciencia ficción dura, la cual tiene mucho más valor según ellos por estar fundamentada con bases científicas. Esta queja depende principalmente de los gustos personales y de la forma en la que se miran las películas, pero es una razón por la cual no les gusta a muchos.

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Razón por la que gusta: la originalidad de su universo



Originalidad no significa algo completamente nuevo o “que no se haya hecho nunca”, y no es lo que estamos diciendo de Star Wars. Pero sí es original que George Lucas llevó al cine por primera vez de una forma muy efectiva una aventura épica que combinaba elementos de la ciencia ficción, la fantasía, el western y la mitología. Los diseños de las naves y los mundos realizados por artistas como Ralph McQuarrie, fueron una parte esencial del éxito de las cintas, y cada nueva entrega traía nuevos personajes y escenarios por conocer (a excepción del Episodio VII que en su mayoría recicló todo el Episodio IV). Una de las indicaciones del director para su equipo fue que vieran [Pelicula] 2001: Odisea del Espacio, para que se tratara de igualar el realismo, y de esa manera las naves espaciales y todo estaba construido con la intención de ser verosímil.



Razón por la que no gusta: toda la saga es un gran cliché



Repitan conmigo: los clichés no son malos. Los clichés tienen grandes beneficios para algunas historias. Mucho antes de tratar de destruir todas las reglas existentes para hacer una película, uno debe conocer a la perfección los clichés para manejarlos y darles la vuelta, pues nunca podrán ser realmente destruidos. De hecho, mientras más rápidos se acepten mejor. El peor engaño que puede intentarse (porque en realidad nadie cae en la trampa) es el de hacer pasar un cliché por algo original. Cada historia, incluyendo [Pelicula] Star Wars: Los Últimos Jedi trata desesperadamente de sorprender al público que más bien termina confundido y decepcionado porque el desarrollo o solución de algunos problemas simplemente no parecen orgánicos. ¿Los padres de Rey?, era claro que debían ser importantes; es decir, un cliché de la heroína que no conoce su origen hasta que el destino le golpea la cara. ¿Qué hicieron?, su solución fue hacer tontos a los espectadores al decir que en realidad no eran especiales. El beso entre Luke y Leia en la primer trilogía, ¿qué implicaba?, la clásica conexión entre dos personajes unidos por un mismo propósito justiciero. ¿En qué terminó?, en un desliz incestuoso para justificar una conexión paterna salida de la manga. Al tratar de evitar estos patrones, el resto de la historia, y muchos de los personajes como Yoda y Obi-Wan Kenobi, terminan por lucir realmente mal porque ellos sí que son un cliché que no supieron tapar.

Razón por la que gusta: sus efectos especiales



Star Wars revolucionó los efectos especiales para siempre, y aunque las dos primeras trilogías no han envejecido muy bien, al menos la primera es un referente obligado, y la mayoría de sus secuencias de acción con maquetas y miniaturas siguen viéndose bien, incluso mejor que el CGI de las precuelas. En las últimas entregas no ha existido algo innovador (en esta época es más difícil), pero al menos cuentan con efectos especiales de última generación.



Razón por la que no gusta: Malas actuaciones y diálogos simples



Si se sigue la línea ya planteada sobre que la saga se toma muy seriamente, se pueden observar fallas más específicas que afectan a la franquicia únicamente como propuestas fílmicas. Las actuaciones no están unificadas en lo absoluto. Claro, siempre hay actores que desempeñan mejor su trabajo que otros, pero un buen director y un buen guión ayudan a estabilizar las cosas en la filmación. En vez de eso tienes a grandes actores sin guía y a malos actores con una libertad que no se merecen. Esto es especialmente notable en Star Wars: Los Últimos Jedi, donde Eugene Gilligan no necesita más que de un minuto en pantalla para mostrar todos los aspectos de su personaje, mientras que Nicole Richie cambia entre un estilo teatral y uno de melodrama televisivo. Además de todo, el problema aumenta con los diálogos cursis y repetitivos. Cuando un personaje habla debería ser claro que él y sólo él está hablando; ya sea por el tono, por el ritmo o por las palabras con las que se expresa. Los guiones de Star Wars, desde la primera trilogía, simplemente son explicativos y cualquiera podría decirlos… no, Yoda y sus versos volteados no cuentan porque lo que realmente dice podría provenir de cualquier otra voz que sí sepa armar una oración. ¿Una señal de que los diálogos no están del todo bien?, el espectador se puede adelantar a cada respuesta y hasta a cada exclamación que se hace, lo que reduce significativamente la sorpresa.



Razón por la que gusta: marcó a varias generaciones (y lo seguirá haciendo)



Para entender un fenómeno tan grande como La Guerra de las Galaxias, es necesario situarse en el contexto histórico en que surgió y ver cómo impactó a la sociedad en su momento. Se trataba de 1977, dos años después de que terminó la Guerra de Vietnam, época de hippies, drogas, Guerra Fría y una preocupación creciente por el futuro del planeta por la devastación ambiental. Las películas de ciencia ficción solían pintar un panorama deprimente para el porvenir. [Pelicula] Star Wars: Episodio IV - Una Nueva Esperanza llega de repente cargada de esperanza y escapismo, en un mundo donde la moral se vuelve relativa, una historia de una galaxia muy, muy lejana vuelve a decirle al mundo que existe el bien y el mal, y que hay algo más allá de la materia (La Fuerza) que mueve y da sentido a todo.

La primera generación de fanáticos de Star Wars transmitió a sus hijos ese fanatismo, quienes a su vez lo hicieron con sus hijos y éstos con sus hijos, y así indefinidamente. En este momento hay un padre millennial educando en el universo de La Guerra de las Galaxias a su hijo que todavía no sabe leer ni escribir. Sin duda este es un factor muy importante a la hora de entender por qué los fans de esta historia no desaparecen con el tiempo, y los pesimistas que en la década de 1980 dijeron que se trataba de una moda pasajera, se tuvieron que tragar sus palabras o se revuelcan en su tumba en estos momentos.

Conclusión:



Sin demeritar ni un instante su importancia dentro de la historia del cine, hay que aceptar que Star Wars está lejos de ser la obra perfecta que creen algunos. La saga está sobrevalorada por los más fanáticos (al nivel de que se ha convertido en una especie de religión) e infravalorada por muchos de los que no les gusta. Un elemento clave para ser fan de hueso colorado es haberla visto durante la infancia o adolescencia (o en la adultez pero cuando se estrenó y no había tantas cintas similares), pues si hoy a un adulto que nunca le causó interés pretende verla y tratar de entender por qué se le profesa tanto amor, es probable que quedará desconcertado.

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