Sexy por Accidente | Gordita, bonita y casi divertida

Había hace un par de años una comediante prometedora llamada Amy Schumer. A sus casi 30 años, la standupera se había hecho fama por sus bromas sobre sexo y su satírico sentido del humor sobre lo que se espera de las mujeres. Años después de alcanzar la fama y tras una infame película con Goldie Hawn llamada Viaje Salvaje - 36%, decidió filmar Sexy por Accidente - 23% y con ello logró dar medio paso hacia adelante.

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Dirigida y escrita por Abby Kohn y Marc Silverstein, esta cinta narra la historia de Renée (Schumer), quien tras un accidente de bicicleta, comienza a verse a sí misma como una mujer despampanante pese a su evidente sobrepeso. En una premisa que es mitad Amor Ciego mitad Si Yo Tuviera 30 - 64%, su nueva y delirante confianza la llevan a la cima de su desarrollo profesional y a encontrar el amor no sin antes protagonizar un par de momentos chistosos.

Schumer, que por años lleva haciéndolo, lleva la pantalla grande una historia, que debido a su pobre guión, no siempre logra mantener su tono. El mayor problema del filme es su ritmo. Sí, hay algún buen momento de romance y otro de comedia, pero en medio de estos hay una desesperación total por explicar al espectador el mensaje moral de la película (lo que importa es tu actitud, no tu apariencia) en diálogos, secuencias enteras y una escena final que inevitablemente hacen sentir la película repetitiva.

Esto no quiere decir que no haya momentos divertidos o incluso casi conmovedores. Schumer se volvió famosa por sus sketches en su show ganador del Emmy, Inside Amy Schumer. La ejecución de sus remates son en su mayoría efectivos y, a diferencia de su anterior película, los chistes de diarrea son casi inexistentes.

Otro problema, aunque no tan grave como la incesante y poco sútil reiteración de su sentido moral, es que en ciertos momentos la premisa puede ser un poco inverosímil. Por qué nadie la obliga a entender, a lo largo de por lo menos una semana, que no es una supermodelo no se explica, sobre todo cuando su verdadera personalidad es tan distinta de la que gana al tener su accidente.

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Uno de los mejores aspectos de la película es Michelle Williams, quien tiene un papel secundario como la dueña de una empresa de cosméticos en la que Reneé trabaja. No sólo es el personaje entrañable, sino que la actuación de la actriz nominada al Oscar es una agradable sorpresa puesto que la hemos visto, en su mayoría, en roles sumamente dramáticos. Y el cameo de Naomi Campbell es también un excelente guiño para los seguidores de la industria de la belleza.

Mucho se ha dicho sobre la forma en la que la película hace una broma de una mujer con sobrepeso que muestra confianza en sí misma. Es posible que una o otra secuencia del filme pueda malinterpretarse en ese sentido y quizá por ello el mismo largometraje trata con tantas fuerzas de establecer su verdadera intención, pero no es tan políticamente incorrecta al final del día. Las personas que gusten, y resistan, burlarse de sí mismas podrán ir más allá de este problema y quizá gracias a ello incluso la disfruten y hasta puede que exorcicen sus propias inseguridades.

Pese a sus varios intentos, y en esta película hay muchos, Schumer demuestra que la comedia física no es lo suyo. En su búsqueda por la sátira clásica de Chicas Pesadas - 83%, Sexy por Accidente - 23% y sus pocos chistes eficaces se ven opacados por la ferocidad con la que intentó investir en ellos un mensaje serio y sólo quienes vean más allá de esa falsa profundidad podrán reírse con el resultado final.

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