Domingo de elecciones en México, domingo agitado. Por lo mismo, y para relajarnos un poco, ¿qué tal una comedia ligera y hasta un tanto simple –que no simplona–? Para este domingo de Videoteca Tomatazos toca viajar a finales de la década de los 60, tiempo en el que nos encontraremos con la primera cinta en forma de uno de los autores de cine más relevantes de la actualidad: don Woody Allen.
Cierto es que Robó, Huyó y lo Pescaron - 90% no es el debut del director de cine neoyorquino, ese honor le corresponde a What's Up, Tiger Lily? - 83%, pero como ésta resulta una reedición doblada al inglés de una película japonesa, bien podemos decir que la primera no solo es su debut sino también su inicio como auténtico autor. En Robó, Huyó y lo Pescaron Woody Allen además de dirigir, actúa y escribe. Es la primera cinta en la que Woody Allen mostrará muchos de los elementos que le ganarán fama en los próximos años.
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La trama es sencilla: se trata de la historia de un hombre destinado al constante fracaso. Su nombre es Virgil Starkwell (Woody Allen), quien desde niño se ve destinado a fallar una y otra vez en todo lo que se propone. Es, quizá, hasta que decide emprender una vida como criminal, que su suerte “cambia”… o quizá no.
Filmada a manera de falso documental, en lo que se conoce como un mockumentary, en Robó, Huyó y lo Pescaron se nos cuenta la desastrosa vida del fracasado criminal Virgil Starkwell, quien a pesar de su empeño no deja de encontrarse con situaciones ridículas, una, tras otra. Desde las inverosímiles entrevistas a sus padres –eso sí, disfrazados “porque qué pena que nos identifiquen con Virgil”–, hasta una “distraída” mujer que le cree un genio por hacerle pensar que en efecto era un “auténtico idiota”.
La cinta que claramente sirvió como antecedente de la más popular Zelig - 100% también de Woody Allen, se vislumbra de igual modo como inspiración para el otro clásico y favorita personal ¿Y Dónde Está el Piloto? - 97%, pues mucha de esa simpleza y ligereza en el humor se ven absolutamente retratados. De hecho, en Robó, Huyó y lo Pescaron - 90% nos encontramos con un Woody Allen incontenible, donde escena tras escena nos encontramos con un chiste, aún sin importar si éstos funcionasen o no.
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A mí la verdad de principio a fin me ha parecido siempre muy divertida. La tragedia de Virgil es el principio de la tragedia de los muchos personajes que le seguirán a Woody Allen. Nos reímos de lo ridículo que resulta su intento de escape de prisión usando un jabón en forma de pistola ¡en medio de la lluvia!, que termine siendo un auténtico torpe cuando de abrir blusas se trata y que el efecto secundario de una inyección para la que sirve de conejillo de indias termine siendo que se convierta por minutos en un judío de lo más ortodoxo.
Quizá mi escena favorita es aquella en la que tras intentar asaltar un banco con la clásica nota de amenaza, todos los trabajadores intentan descifrar entre sí el significado del texto criticándole por demás su pésima ortografía, en lugar de tomarle en serio como criminal serio y profesional.
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A nivel guión puede que existan cabos sueltos. Por ejemplo, en la película se nos presenta un enamoramiento entre él y la preciosa (Janet Margolin), mismo que con el tiempo les dejará un niño; pues bien, a partir de que lo tienen y tras las peripecias del propio Starkwell en el mundo criminal, al pequeño si acaso lo vemos en una escena y punto. También es cierto que quizá ese no es el propósito del texto original, pero no deja de ser algo un tanto curioso, pues dejar ese tema fuera siento personalmente que hubiera refrescado muy bien una trama que termina alargándose un poco hacia el final.
También, y como ya destaqué, es posible que tanta saturación de gags termine por resultar cansado, sobre todo si como ya mencioné no todos funcionan del todo; eso será algo que con el tiempo irá aprendiendo el aún joven Woody Allen.
A pesar de lo anterior, y como he destacado ya a lo largo del texto, Robó, Huyó y lo Pescaron no deja de ser una de las cintas más divertidas de aquellos años. Representa sin duda el primer vistazo de un Woody Allen que en los siguientes años, y décadas, regalaría sus mejores trabajos cinematográficos. Es, además, una extraordinaria para esta jornada dominical que promete ser agitada y lo que le sigue.
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Ah, por cierto, en Robó, Huyó y lo Pescaron - 90% musicalmente evocarán el tema clásico “Soul bossa nova” –por cierto, en una inverosímil pero triplemente entretenida persecución “a lo Allen”-, que sin ser precisamente la original de Quincy Jones, sí es claramente una versión de ésta. ¿”Soul bossa nova”? Solo mencionaré Austin Powers: El Agente Internacional del Misterio - 70%, para que la identifiquen.
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