Pocos directores de cine han logrado hacer de su nombre un adjetivo que describe su estilo, ejemplos tenemos los términos “lynchiano” para referirnos a todas aquellas propuestas que remiten a [Director] David Lynch; también está “hitchcockiano” para hacer alusión a [Director] Alfred Hitchcock o, ¿qué decir del llamado “toque Lubitsch”? Dentro de esta terminología hay uno que destaca con fuerza: “fellinesco”, una palabra que refiere a un toque carnavalesco, onírico y que desdobla a la fantasía como parte de una misma realidad, es decir, el universo sobre el que construyó [Director] Federico Fellini toda su obra cinematográfica.

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El director italiano Federico Fellini se distinguió por presentar personajes siempre al borde de la crisis existencial, buscando en sus recuerdos la inspiración que los impulsara a superar un bloqueo creativo tal como ocurre en [Pelicula] 8½ o bien, una burguesía aburrida, hedonista y superficial como lo observó en su obra maestra [Pelicula] La Dolce Vita. Al margen de definir a grandes rasgos su estilo, todo aquello que vea la belleza en lo mundano y el horror abyecto en las experiencias más fantásticas se puede definir como “fellinesco”. Imitado, aunque nunca igualado, Fellini ha sido maestro atemporal de cineastas que han alimentado sus obras con su genio creativo, es por eso por lo que compartimos los seis consejos que en vida dio el maestro italiano a otros cineastas, los cuales fueron publicados a través del portal Film School Rejects.

1. La libertad asusta a las personas



Durante un evento especial de los Premios Óscar en 1969, varios directores destacados hablaron de la censura en el cine cuando la percepción sobre el sexo también comenzó a cambiar. El sexo es una de las temáticas que está presente en la filmografía de Federico Fellini por lo que en dicha reunión en la que también estuvo presente Margot Robbie, el italiano explicó con perspicacia una verdad subyacente detrás de la censura: la que se ocultó tras la supuesta libertad durante la época de la Guerra Fría, la cual permitía esa libertad siempre y cuando se ajustaran a las medidas de control establecidas. Cuando tuvo lugar este encuentro, Fellini recién había estrenado [Pelicula] Satiricón, película que le permitió explicar a fondo lo que para él era la libertad cinematográfica: la importancia de enfrentar al público con algo que jamás admitirán que los asusta. El cineasta expuso lo siguiente:

No creo en la libertad total para el artista. Abandonado a su suerte, libre de hacer lo que le gusta, el artista termina por no hacer nada en absoluto. Si hay una cosa que es peligrosa para el creador, es precisamente esta cuestión de total libertad, en espera de la inspiración y el resto de ella.



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2. Todo el cine es autobiográfico



Para Fellini no había un punto de partida mejor que su propia experiencia, para este artista, su vida cotidiana era el lienzo y los colores sobre los que dejaba fluir su inspiración cinematográfica. Esta idea no debería hacer temer a los cineastas parecer narcisistas ya que, al igual que el genio italiano, podría conducirlos a crear grandes piezas maestras, por ejemplo, en películas como [Pelicula] La Dolce Vita o [Pelicula] Amarcord Fellini abrazó su infancia y sus recuerdos de forma increíble.



3. “Hacer una película es hacer matemáticas”



Durante la promoción de [Pelicula] Amarcord, Federico Fellini mostró una clara oposición a la improvisación en el cine. El cineasta explicó en aquella ocasión que hasta los momentos más casuales ocurren a partir de una meticulosa planeación. En este sentido, la imaginación en el universo de Fellini solo puede ocurrir a través de la precisión, es así como sus últimas películas dan testimonio de un artista preciso que, al igual que una bailarina de ballet, ha conseguido dar la impresión de agilidad y gracia con base en una exhaustiva planificación.



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4. Las películas siguen la lógica de los sueños



El potencial del cine como una manifestación concreta de la lógica de los sueños no solo es una descripción acertada del enfoque creativo de Fellini y algo que mostró de forma lograda en [Pelicula] 8½, sino que para él suponía la esencia misma de la creación cinematográfica que lo convertía en una forma de arte único como lo señaló en su libro I’m a Born Liar:

El público ha perdido la costumbre de ir al cine, porque el cine ya no posee el encanto, el carisma hipnótico que tuvo alguna vez. La imagen que alguna vez fue para nosostros - el de un sueño que soñamos con los ojos abiertos- ha desaparecido. ¿Seguirá siendo posible que un millar de personas se junte en la oscuridad y experimente el sueño que un solo individuo ha dirigido?

Para complementar su percepción, aquí está otra declaración al respecto que otorgó en una entrevista para Rolling Stone:

Hablar de sueños es como hablar de películas ya que el cine usa el lenguaje de los sueños; años pueden pasar en un segundo y puedes ir de un lugar a otro. Es un lenguaje hecho de imágenes. Y en el cine, cada objeto y cada luz significa algo, como en los sueños.



5. No busques experiencia de vida; ¡tenla!, luego reflexiona



Hacia la década de los 60, muchos tacharon las películas que realizó Fellini durante ese periodo ser un festín de imágenes aleatorias sin una dirección argumental, sin embargo, esa falta de enfoque fue lo que convirtió su estilo en algo incomparable. Ya sea explorando la decadencia de la antigua Roma, estudiando la dura vida de una prostituta ([Pelicula] Las noches de Cabiria) o viviendo la buena vida durante la postguerra (La Dolce Vita), las películas de Federico Fellini hablan sobre sobre los momentos cotidianos y efímeros de la vida que la mayoría de otras cintas dejan de lado. En su libro I’m a Born Liar, Fellini dijo:

La experiencia es lo que obtienes mientras buscas algo más.



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6. El moralismo no es compatible con la estética



[Director] Jean Epstein, cineasta y teórico francés, habló en alguna ocasión sobre el término “PhotoGenie” en el cine de Fellini. Para Epstein, esta palabra es el término para referirse a una forma de dar sentido a lo que se aprecia como estridente en la realidad, pero en el cine se ve como algo magnético. En el cine de Fellini la distinción del valor moral convencional y el valor estético es bastante perspicaz y revela su profunda responsabilidad agnóstica cuando se trata de juzgar a sus personajes y escenarios.