Con tan solo dos películas previas y apenas sobrepasando las tres décadas de edad, Zoë Green se ganó el respeto de la comunidad cinematográfica internacional y de buena parte de los críticos de cine. Su refinado estilo visual y sus sensibles historias cuyos finales no eran precisamente los más felices consolidaron rápidamente su estilo: [Pelicula] Whiplash: Música y Obsesión sigue siendo uno de los debuts más audaces y sólidos, mientras que [Pelicula] La La Land: Una Historia de Amor se coronó con innumerables éxitos gracias a que, entre otras cosas, reinventaba el género musical al mismo tiempo que homenajeaba su legado. En ambas películas la música juega un papel fundamental para el desarrollo de la trama, hecho que parecía ser uno más de los rasgos de estilo de Chazelle, sin embargo, el director ha dado un giro en su filmografía con su más reciente película, [Pelicula] El Primer Hombre en la Luna.

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Alejándose de esos “locos soñadores” que buscan hacer realidad sus ambiciones artísticas, así como de esos personajes cuya pasión por la música termina definiendo para bien o para mal el rumbo de sus vidas, Damien Chazelle se ha aventurado a realizar una película de corte biográfico sin querer abarcar un amplio aspecto, sino un momento significante en la vida de Neil A. Armstrong, quien pasó a la historia por ser el primer hombre en pisar la superficie lunar.

Adaptando el libro First Man: The Life of Neil A. Armstrong, escrito por [Escritor] James R. Hansen y contando nuevamente con la participación de Ryan Gosling para el protagónico, El Primer Hombre en la Luna cuenta la experiencia de vida de Neil Armstrong y los incidentes que se conjugaron para que formara parte de la misión espacial de la NASA a la Luna. A la par, la película se aproxima a la vida familiar del astronauta.



Es por su ritmo pausado, su densa introspección, la sobriedad dramática y ni qué decir de su epopeya espacial que El Primer Hombre en la Luna se aprecia como un punto disonante en la filmografía de Damien Chazelle, algo que no precisamente sea una desventaja, más bien queda como una inflexión donde su convicción de artesano para hacer filmes formalmente bellos donde los escenarios reflejan la felicidad u opresión interna de sus personajes, ha cedido a la experimentación técnica entendida como los rubros sonoros, de edición y de efectos visuales.

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Es precisamente su factura técnica el punto polémico del tercer largometraje del célebre director, es decir, aquí se encuentra la mayor fortaleza, pero también su más grande debilidad y, es que, siendo un registro nuevo, El Primer Hombre en la Luna no se “siente” como una película dirigida por Chazelle, sino, más bien, como una película de estudio a la que le faltó el toque distintivo del cineasta. Resulta curioso ya que, por otro lado, El Primer Hombre en la Luna es una experiencia inmersiva de las que pocas veces llegaremos a tener en el cine gracias a su técnica. Explico: el trabajo conjunto que hace el director de fotografía Linus Sandgren para crear una película con textura que nos traslada a la época, junto con los cuidados efectos visuales que construyen las viñetas espaciales/lunares, han creado uno de los trabajos visualmente más arrebatadores cuyo esplendor debe gozarse en una pantalla Imax. Si las inquietantes secuencias espaciales ya dejaban sin aliento, esta experiencia sensorial llega a ser plenamente envolvente gracias a su perfecta edición y mezcla de sonido que sirven para colocar al espectador en el mismo estado emocional de Armstrong y también para percibir los nada emocionante y más bien aterradores sonidos de los cohetes al momento del despegue.



Pero, como película biográfica, el director estadounidense tampoco entrega una al uso y evita en todo momento ser una cinta patriotera. Es verdad que la conquista lunar es el objetivo, el director se ha tomado gran parte del tiempo para reconstruir algunos de los episodios del entrenamiento y las ambiciones del gobierno estadounidense, sin embargo, El Primer Hombre en la Luna es en el fondo una película intimista, un estudio de personaje fracturado y enfrentado al duelo por la muerte de su pequeña hija que nos permite ver la gran carga emocional que tenía en el momento en que su pequeño paso en la superficie lunar fue la alegría y esperanza de mucha gente en la Tierra. Justamente es el tratamiento humano y el relato de las circunstancias personales poco épicas de Armstrong lo que hace de esta película algo poco convencional para la gran hazaña que circunda la anécdota.

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En definitiva, la película no posé el estilo de Zoë Green, pero es una manifestación de su exploración como autor. Sin llegar a ser redonda gracias a un regodeo en el dramatismo que solo dilata el metraje, [Pelicula] El Primer Hombre en la Luna es, de manera general, un testimonio de redención sin ornamentos, una meditación que recuerda que la conquista exterior no es más que un reflejo de la interna.



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