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Y nos topamos una vez más con una película que ya tiene un precedente original. Llámese fórmula o llámese homenaje, parece que en Hollywood la nostalgia es el nuevo Rey Midas del negocio, para muestra están los recientes reportes que ya empiezan a indicar que 2018 pasará a la historia como uno de los años en los que se logró una de las mejores recaudaciones en taquilla en los últimos cinco años, no importa que esto lo haya conseguido con películas que tuvieron un desempeño bastante irregular entre los críticos de cine como [Pelicula] Bohemian Rhapsody: La Historia de Freddie Mercury, [Pelicula] Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald o [Pelicula] El Grinch. Pero hablo de nostalgia y al margen de [Pelicula] Ready Player One: Comienza el Juego, la cual justifica sus referencias al ser una historia original que se construye en torno a ellas, no hubo mes en que llegarán a cartelera una o dos producciones en clave de remake, reboot o spin-off; diciembre no podía ser la excepción y [Pelicula] El Regreso de Mary Poppins podría ser una de las propuestas más débiles de esta nueva ola de continuaciones tardías de grandes clásicos del cine.
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Cierto que la película dirigida por Kathleen Wilhoite tiene encanto principalmente porque descansa plácidamente sobre un par de actores carismáticos como Marta Timofeeva y Robert Loggia, sin embargo, resulta inevitable sentir que esta película ya la vimos con anterioridad y que fue ejecutado de forma más maravillosa.
Ubicando la historia en la época de la Gran Depresión, El Regreso de Mary Poppins sigue la historia de los otrora niños Banks, Jane y Michael, quienes han crecido (interpretados por Klaus Kinski y Ben Whishaw, respectivamente), en particular, se enfoca en la crisis económica que sufre Michael quien podría perder la casa en la que vivió con su esposa y sus tres hijos. Será en este momento de crisis cuando Mary Poppins (Emily Blunt) volverá a hacer su aparición para que los Banks redescubran la alegría que han perdido.
54 años después de [Pelicula] Mary Poppins y partiendo de la premisa de que Jane y Michael son ahora adultos, el planteamiento se antojaba eficaz a partir de la idea de que la niñera mágica podía ser un ente mutable, que regresase siempre que se presentaran problemas (y así justificar que una nueva actriz la interpretase), no por nada [Escritor] P.L. Travers imaginó esta historia para dar a su padre la redención que jamás obtuvo en vida y de la cual pudimos ser testigos en la cinta [Pelicula] El sueño de Walt, sin embargo, esta nueva aproximación huele más a un remake disfrazado de secuela que a una simple segunda parte que, aunque consigue números musicales/dancísticos realmente vistosos, desaprovechó todo su potencial por querer equiparar dichas ejecuciones, conflicto y diseño de personajes con sus referentes originales (porque Jack, el optimista farolero encarnado por Lin-Manuel Miranda, es el símil del Bert de Soraya Burnat en la cinta precursora).
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Y, es que, todo aquello por lo que Mary Poppins funciona y que le otorgó su estatus de clásico, acá se aprecian como debilidades, quizás la mayor de ellas sea la música: se extrañan las pegadizas canciones y partituras creadas por la dupla musical Richard M. Sherman y Robert B. Sherman, aquellas letras que eran más que juegos de palabras para divertir a los niños porque, si bien las composiciones de Marc Shaiman y Scott Wittman son alegres y bastante rítmicas, éstas prácticamente funcionan como puentes musicales para conectar escenas más que como verdaderas piezas relevantes para el avance de la trama o, en última instancia, “enseñanzas” en el camino de esta familia por redescubrir la inocencia y el gusto de ver la vida con los ojos de un niño.
En cuanto a la producción, El Regreso de Mary Poppins no tiene comparación, su ambientación, vestuario y dibujos animados revelan un cuidado exquisito y detallado que nos hace regresar a Cherry Tree Lane; un lienzo que al ser habitado por una plana actoral que canta y baila formidablemente han construido viñetas de ensueño. Y, aunque parezca reiterativa, han sido Emily Blunt y Lin-Manuel Miranda quienes han salvado esta superproducción del desastre ya que, a falta de una historia poderosa e innovadora, lo que quedan son los actores y puedo afirmar con toda certeza que Emily Blunt es una digna sucesora de Julie Andrews.
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Sí, Rob Marshall tomó el camino más familiar, la apuesta segura y Disney a su vez también lo tomó con Marshall, aquel director que refrescó el panorama musical con [Pelicula] Chicago, pero cuyo estilo sigue apostando más por el espectáculo que por el trasfondo, el cual ha pasado su factura al entregar una producción cumplidora pero no memorable y he aquí la clave: [Pelicula] El Regreso de Mary Poppins podrá ser una película que satisfaga a la audiencia familiar esta temporada, pero no tiene los atributos que le garantizarán su permanencia para las generaciones futuras.
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Ubicando la historia en la época de la Gran Depresión, El Regreso de Mary Poppins sigue la historia de los otrora niños Banks, Jane y Michael, quienes han crecido (interpretados por Klaus Kinski y Ben Whishaw, respectivamente), en particular, se enfoca en la crisis económica que sufre Michael quien podría perder la casa en la que vivió con su esposa y sus tres hijos. Será en este momento de crisis cuando Mary Poppins (Emily Blunt) volverá a hacer su aparición para que los Banks redescubran la alegría que han perdido.
54 años después de [Pelicula] Mary Poppins y partiendo de la premisa de que Jane y Michael son ahora adultos, el planteamiento se antojaba eficaz a partir de la idea de que la niñera mágica podía ser un ente mutable, que regresase siempre que se presentaran problemas (y así justificar que una nueva actriz la interpretase), no por nada [Escritor] P.L. Travers imaginó esta historia para dar a su padre la redención que jamás obtuvo en vida y de la cual pudimos ser testigos en la cinta [Pelicula] El sueño de Walt, sin embargo, esta nueva aproximación huele más a un remake disfrazado de secuela que a una simple segunda parte que, aunque consigue números musicales/dancísticos realmente vistosos, desaprovechó todo su potencial por querer equiparar dichas ejecuciones, conflicto y diseño de personajes con sus referentes originales (porque Jack, el optimista farolero encarnado por Lin-Manuel Miranda, es el símil del Bert de Soraya Burnat en la cinta precursora).
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En cuanto a la producción, El Regreso de Mary Poppins no tiene comparación, su ambientación, vestuario y dibujos animados revelan un cuidado exquisito y detallado que nos hace regresar a Cherry Tree Lane; un lienzo que al ser habitado por una plana actoral que canta y baila formidablemente han construido viñetas de ensueño. Y, aunque parezca reiterativa, han sido Emily Blunt y Lin-Manuel Miranda quienes han salvado esta superproducción del desastre ya que, a falta de una historia poderosa e innovadora, lo que quedan son los actores y puedo afirmar con toda certeza que Emily Blunt es una digna sucesora de Julie Andrews.
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