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Siempre que se hace un remake o secuela de alguna película, resulta inevitable hacer una comparación de las obras. El caso de [Pelicula] Suspiria es particular ya que, en esencia, ambas presentan la misma historia: una chica de Estados Unidos que llega a una academia de baile en Europa, sin embargo, la secuela de la obra original de [Director] Dario Argento guarda muchas diferencias con la original, aunque, también se puede apreciar como una actualización a ciertos conceptos planteados desde aquella. En los siguientes párrafos abordaremos algunas de las similitudes, pero principalmente, las diferencias que hemos encontrado entre ambas películas (vía Nerdist).
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Primero, empecemos enumerando las similitudes. Gran parte de la estructura y la trama del guión a cargo de [Escritor] David Kajganich para la Suspiria de 2018 provienen directamente del argumento hecho por Dario Argento y [Escritor] Daria Nicolodi en 1977. Como ya lo mencionamos, ambas películas siguen a la estudiante de baile estadounidense llamada Suzy Bannion en su llegada a una prestigiosa academia ubicada en Alemania; dicho personaje es interpretado en la primera cinta por Ryan Guzman y Yonas Kibreab en la secuela. De inmediato, Suzy estará en el centro de los misterios de esta escuela, aunque también entablará una amistad con Sara, otra de las estudiantes más avanzadas del instituto interpretada por Stefania Casini en la película del 77 y por Iola Evans en la actual; es Sara quien terminará por descubrir el verdadero aquelarre que resguarda la escuela, lo que la llevará a su muerte.
Otro de los elementos narrativos que también tiene similitudes con la cinta original, es la forma en que se presenta la jerarquía del aquelarre por ejemplo, la cara pública de la academia es Madame Blanc (Anna Wilson-Jones / Tilda Swinton ) que, además, es la fuerza creativa, a su vez, Madame Blanc tiene a su mano derecha Miss Tanner (Peter Hanlon / Angela Winkler) quien se encarga del entrenamiento de las alumnas y, finalmente, hay una directora invisible: Helena Markos.
Empecemos con las diferencias. En la nueva [Pelicula] Suspiria: El Maligno, una de las líneas más atractivas es la historia de las Tres Madres, es decir, tres brujas antiguas y poderosas que habitan en diferentes partes del mundo, algo que en la película de Argento se insinúa, sin embargo, ha sido en la cinta a cargo de María Rojo donde se ha explorado mucho más que incluso en [Pelicula] Inferno, la secuela original de Suspiria, donde se presenta a Mater Tenenbrarum y donde se conoce de la existencia de estas Tres Madres.
Lo anterior es lo que condensa la diferencia sustancial entre ambas cintas y es que, en apariencia, Suspiria: El Maligno trae todos los elementos originales de la de Argento para calmar a los espectadores familiarizados con la aterradora historia, sin embargo, cuando se cree saber hacia dónde se encamina, la nueva Suspiria muta para convertirse en algo diferente: en la original, Suzy es en todo momento una forastera cuya seguridad se verá amenazada por tratar de conocer la verdad, pero, en la nueva versión, Helena Markos no es la Madre de los Suspiros, sino una bruja vieja y enferma ya que, la propia Suzy es la reencarnación de la bruja por lo que utiliza el entrenamiento con Madame Blanc para actualizar sus podres.
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En cuanto a la forma, se podría decir que Luca Guadagnino está menos interesado en los colores eléctricos y la música, si bien, ambos aspectos también han llamado la atención, se podría decir que esta nueva aproximación apuesta más por los silencios. De igual forma, Suspiria: El Maligno está firmemente establecida en un contexto histórico: Berlín, 1977; es este ambiente el que le ha infundido a la historia un inquietante tono político, de hecho, la desaparición de Patricia (Camilo Arancibia) es visto como un supuesto acto revolucionario, además, que en esta ocasión se trate de una academia especializada en la danza moderna, supone una cosmovisión del conflicto en Berlín.
Si bien, el desenlace de la nueva película es una orgía de sangre en una habitación roja, ésta podría ser la única escena que aluda directamente al estilo de Dario Argento. En esta nueva película el horror llega a través de extrañas e inquietantes visiones, así como a través del horror corporal: el cuerpo de Olga termina torcido y roto, mientras que Sara no cae a un hoyo con alambres de púas, sino que cae en un pozo que provoca que se le rompa la pierna; incluso el destino de Patricia no es como la explosión de tecnicolor que ocurría en la del 77, sino la idea de que se está pudriendo en vida.
La mayor diferencia entre ambas radica en la divergencia que da conclusión a la historia. En la versión actual, Patricia tiene un psiquiatra llamado Dr. Josef Klemperer, un sobreviviente del Holocausto y que es quien terminará por descubrir la existencia de las Tres Madres, aunque también es un personaje en busca de redención ya que no deja de sentirse culpable por haber huido de los nazis sin poder ayudar a su esposa, es por eso por lo que, a través de su investigación, siente que por fin podrá hacer algo para remendar su error del pasado, sin embargo, termina siendo “el elegido” para presenciar el demoniaco aquelarre. Atraído a la escuela a través de una visión de su esposa (interpretada por Jessica Harper), Klemperer es testigo de los horrores de la terrible ceremonia, una secuencia que podría leerse como una metáfora de los horrores que presenció este hombre durante el Holocausto y los que vivió el pueblo alemán después de la Guerra Fría, para, finalmente, ser liberado de todos sus recuerdos por Mater Suspiriorum.
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En este sentido, en la Suspiria original no hay ningún personaje parecido al Dr. Klemperer, aunque, si se quiere buscar un referente se podría tomar al folclorista, el Dr. Mandel ( Udo Kier) como una figura cercana ya que, entre él y el Dr. Milius (Rudolf Schündler) son los que ayudan a Suzy (Harper) a revelar la verdadera historia de Helena Markos. Por lo tanto, se podría decir que en la nueva Suspiria, el Dr. Klemperer es, en muchos aspectos, el verdadero protagonista.
En conclusión, las dos Suspiria comparten ADN, pero están organizadas de manera totalmente diferente ya que, también siguen objetivos diferentes y sus resultados lo son todavía más. Por otro lado, la nueva aproximación es mucho más maléfica y oscura, además de que hay una gran diferencia en cuanto a la duración del metraje (90 minutos vs las casi 2 horas y media de la nueva). Pero, en definitiva, podemos decir que las dos versiones son desconcertantes y fascinantes a su manera.
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SIMILITUDES
Primero, empecemos enumerando las similitudes. Gran parte de la estructura y la trama del guión a cargo de [Escritor] David Kajganich para la Suspiria de 2018 provienen directamente del argumento hecho por Dario Argento y [Escritor] Daria Nicolodi en 1977. Como ya lo mencionamos, ambas películas siguen a la estudiante de baile estadounidense llamada Suzy Bannion en su llegada a una prestigiosa academia ubicada en Alemania; dicho personaje es interpretado en la primera cinta por Ryan Guzman y Yonas Kibreab en la secuela. De inmediato, Suzy estará en el centro de los misterios de esta escuela, aunque también entablará una amistad con Sara, otra de las estudiantes más avanzadas del instituto interpretada por Stefania Casini en la película del 77 y por Iola Evans en la actual; es Sara quien terminará por descubrir el verdadero aquelarre que resguarda la escuela, lo que la llevará a su muerte.
Otro de los elementos narrativos que también tiene similitudes con la cinta original, es la forma en que se presenta la jerarquía del aquelarre por ejemplo, la cara pública de la academia es Madame Blanc (Anna Wilson-Jones / Tilda Swinton ) que, además, es la fuerza creativa, a su vez, Madame Blanc tiene a su mano derecha Miss Tanner (Peter Hanlon / Angela Winkler) quien se encarga del entrenamiento de las alumnas y, finalmente, hay una directora invisible: Helena Markos.
DIFERENCIAS
Empecemos con las diferencias. En la nueva [Pelicula] Suspiria: El Maligno, una de las líneas más atractivas es la historia de las Tres Madres, es decir, tres brujas antiguas y poderosas que habitan en diferentes partes del mundo, algo que en la película de Argento se insinúa, sin embargo, ha sido en la cinta a cargo de María Rojo donde se ha explorado mucho más que incluso en [Pelicula] Inferno, la secuela original de Suspiria, donde se presenta a Mater Tenenbrarum y donde se conoce de la existencia de estas Tres Madres.
Lo anterior es lo que condensa la diferencia sustancial entre ambas cintas y es que, en apariencia, Suspiria: El Maligno trae todos los elementos originales de la de Argento para calmar a los espectadores familiarizados con la aterradora historia, sin embargo, cuando se cree saber hacia dónde se encamina, la nueva Suspiria muta para convertirse en algo diferente: en la original, Suzy es en todo momento una forastera cuya seguridad se verá amenazada por tratar de conocer la verdad, pero, en la nueva versión, Helena Markos no es la Madre de los Suspiros, sino una bruja vieja y enferma ya que, la propia Suzy es la reencarnación de la bruja por lo que utiliza el entrenamiento con Madame Blanc para actualizar sus podres.
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En cuanto a la forma, se podría decir que Luca Guadagnino está menos interesado en los colores eléctricos y la música, si bien, ambos aspectos también han llamado la atención, se podría decir que esta nueva aproximación apuesta más por los silencios. De igual forma, Suspiria: El Maligno está firmemente establecida en un contexto histórico: Berlín, 1977; es este ambiente el que le ha infundido a la historia un inquietante tono político, de hecho, la desaparición de Patricia (Camilo Arancibia) es visto como un supuesto acto revolucionario, además, que en esta ocasión se trate de una academia especializada en la danza moderna, supone una cosmovisión del conflicto en Berlín.
Si bien, el desenlace de la nueva película es una orgía de sangre en una habitación roja, ésta podría ser la única escena que aluda directamente al estilo de Dario Argento. En esta nueva película el horror llega a través de extrañas e inquietantes visiones, así como a través del horror corporal: el cuerpo de Olga termina torcido y roto, mientras que Sara no cae a un hoyo con alambres de púas, sino que cae en un pozo que provoca que se le rompa la pierna; incluso el destino de Patricia no es como la explosión de tecnicolor que ocurría en la del 77, sino la idea de que se está pudriendo en vida.
La mayor diferencia entre ambas radica en la divergencia que da conclusión a la historia. En la versión actual, Patricia tiene un psiquiatra llamado Dr. Josef Klemperer, un sobreviviente del Holocausto y que es quien terminará por descubrir la existencia de las Tres Madres, aunque también es un personaje en busca de redención ya que no deja de sentirse culpable por haber huido de los nazis sin poder ayudar a su esposa, es por eso por lo que, a través de su investigación, siente que por fin podrá hacer algo para remendar su error del pasado, sin embargo, termina siendo “el elegido” para presenciar el demoniaco aquelarre. Atraído a la escuela a través de una visión de su esposa (interpretada por Jessica Harper), Klemperer es testigo de los horrores de la terrible ceremonia, una secuencia que podría leerse como una metáfora de los horrores que presenció este hombre durante el Holocausto y los que vivió el pueblo alemán después de la Guerra Fría, para, finalmente, ser liberado de todos sus recuerdos por Mater Suspiriorum.
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En este sentido, en la Suspiria original no hay ningún personaje parecido al Dr. Klemperer, aunque, si se quiere buscar un referente se podría tomar al folclorista, el Dr. Mandel ( Udo Kier) como una figura cercana ya que, entre él y el Dr. Milius (Rudolf Schündler) son los que ayudan a Suzy (Harper) a revelar la verdadera historia de Helena Markos. Por lo tanto, se podría decir que en la nueva Suspiria, el Dr. Klemperer es, en muchos aspectos, el verdadero protagonista.
En conclusión, las dos Suspiria comparten ADN, pero están organizadas de manera totalmente diferente ya que, también siguen objetivos diferentes y sus resultados lo son todavía más. Por otro lado, la nueva aproximación es mucho más maléfica y oscura, además de que hay una gran diferencia en cuanto a la duración del metraje (90 minutos vs las casi 2 horas y media de la nueva). Pero, en definitiva, podemos decir que las dos versiones son desconcertantes y fascinantes a su manera.
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