En lo tocante al cine nacional que logró estrenarse en pantallas comerciales, febrero y marzo mostraron un comportamiento muy similar al del mes de enero. Ambos registraron la misma cantidad de producciones mexicanas estrenadas que en el primer mes del año, es decir, seis en cada uno de ellos.

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Febrero y marzo también coincidieron en la cantidad de estrenos comerciales: 38. Acumulando un total de 76 entre los dos meses. Y de ese total, el cine mexicano ocupó casi el 16% de presencia en la cartelera.

También al igual que en enero, varias de esas producciones consiguieron posicionarse en los primeros lugares de la taquilla. La gran mayoría de ellas fueron comedias románticas: [Pelicula] La boda de mi mejor amigo amigo de [Director] Celso R. García (remake de la película norteamericana estelarizada por Raphael Nicholas) ocupó el segundo lugar en su primer fin de semana); [Pelicula] En las buenas y en las malas de [Director] Gabriel Barragan Senties también conquistó el segundo lugar en su semana de estreno; y [Pelicula] Como Novio de Pueblo de [Director] Joe Rendón alcanzó a posicionarse en el tercer lugar en su primer fin de semana.



Otra comedia que también logró alcanzar los primeros lugares de taquilla fue [Pelicula] #LadyRancho de [Director] Rafael Montero, que se posición en el cuarto lugar en su primera semana de lanzamiento. Mención especial merece [Pelicula] Las Niñas Bien de [Director] Alejandra Marquez Abella, que sin ser comedia, en su estreno logró colocarse en el séptimo lugar de la taquilla nacional, y permaneció entre los primeros diez lugares en semanas posteriores.

De entre las doce películas mexicanas estrenadas entre febrero y marzo, destaca [Pelicula] Un Filósofo en la Arena, documental coproducido con España y dirigido a cuatro manos por [Director] Aarón Fernández Lesur y Jesús Manuel Muñoz, el cual se centra en el filósofo francés Francis Wolff, amante de las corridas de toros y la tauromaquia en general, quien mientras ahonda en la fiesta taurina y desgrana las razones detrás de su afición (vista por algunos como una tradición salvaje, cruenta e inhumana) diserta también sobre otros temas como los vínculos que sostenemos con las especies animales y la ética (o la falta de ella) en la forma como los tratamos; nuestra relación con la violencia, la crueldad y la muerte; y sobre todo, reflexiona acerca de nuestra humanidad y cómo esta se ha transformado (y parece tener confundidas sus prioridades) gracias a las transformaciones socioeconómicas de las últimas décadas.

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Otra película que logró sobresalir en el pasado bimestre fue Las Niñas Bien, segundo largometraje de la cineasta potosina Alejandra Márquez Abella, la cual adapta para la pantalla grande la primer obra escrita por [Escritor] Guadalupe Loaeza . Situando su historia a inicios de los ochenta, cuando nuestro país fue golpeado por una de las peores crisis económicas en décadas recientes; se centra en Sofía, sofisticada y elegante dama de sociedad quien, a consecuencia de la mencionada crisis ve como sus privilegios y status comienza a evaporarse y al final, deberá afrontar este hecho y en el proceso perderá algo más que sus riquezas y lujos. Su excelente y cuidada producción, sus memorables interpretaciones, su sólido y preciso guión y sobre todo, la forma sutil y profunda de narrar su historia, hacen que el filme se perfile como una de las mejores producciones mexicanas estrenadas en 2019.



En contraste a estos momentos luminosos, en los dos meses pasados el cine nacional también experimentó algunos de sus momentos más bajos. Y aunque la contienda fue reñida, la producción menos afortunada resultó ser [Pelicula] Una Familia con Madre de [Director] Enrique Arroyo, lamentable comedia sobre una anciana quien, mientras espera a que su familia se reúna para celebrar una comida en su honor, fallece. Al enterarse de que la recién occisa tiene en su poder un billete de lotería que ha resultado ganador del premio mayor, desatando entre sus parientes una disparatada búsqueda por toda la casa del mencionado billete, descubriendo en cambio inesperados secretos familiares.

Intentando emular el tono de las comedias familiares de la época de oro del cine mexicano, Arroyo ofrece en cambio una sucesión de chistes malos, carentes de timing cómico, mas bien emparentados con los peores sketches provenientes de la televisión. Sus personajes resultan particularmente deleznables y grotescos, pero también planos, contradictorios y (en la mayoría de los casos), pésimamente ejecutados (lo cual denota una dirección de actores prácticamente inexistente). El uso de la música es también excesivo e indiscriminado, y termina por jugarle en contra a la película. Pero, sobre todo, sufre por un guión y una dirección confusa, que pierde el rumbo continuamente y nunca define el tipo de historia quiere contar. Un despropósito de principio a fin.

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