El director austriaco, Markus Schleinzer, inició su carrera cinematográfica en 2011 con la película Michael, un perturbador retrato sobre un secuestrador pedófilo que mantiene encerrado en su sótano a un pequeño. En su segunda película, Angelo - 70%, el realizador, de alguna manera ha dado continuidad a sus temáticas, pero en esta ocasión decidió mirar el paso para representar la culpa colonial en Europa; en específico, nos lleva al siglo XVIII para explorar el racismo cortesano de la Viena de aquella época.
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La vida de Angelo (interpretado por distintos actores a lo largo de sus diferentes etapas de su vida), un africano nacido en el siglo XVIII y trasladado a Europa donde se convierte, primero en sirviente y luego en una atracción para la alta sociedad vienesa, es la médula de esta película basada en hechos reales. Dividido por capítulos, el filme sigue los pasos del hombre que, al casarse con una joven trabajadora, sufrirá el rechazo de la corte, haciéndole saber que su carácter de extraño no desaparecerá. El sobrio dispositivo narrativo y las cuidadas ambientaciones que utiliza el director Markus Schleinzer en su segundo largometraje, configuran un examen tanto histórico como contemporáneo sobre la integración cultural, la identidad, la otredad y el racismo.
Aunque ha tenido críticas positivas, Angelo ha tenido un éxito moderado, sin embargo, en lo que parece haber un consenso es en que su historia presenta temas relevantes en cuanto a la discusión sobre el racismo en la actualidad, un aspecto que también comparte El Infiltrado del KKKlan - 85% de Spike Lee.
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Los expertos han señalado como sus mejores atributos la realización del director austriaco, así como la embestida directa y sin tapujos que hace a las conductas racistas de la Europa del siglo XVIII y a las buenas conciencias de aquel tiempo; este poderoso discurso parece estar sustentados en un ejercicio formalista que dan como resultado un filme perturbador.
Al igual que su compatriota, Michael Haneke, Schleinzer ha recurrido a una mirada un tanto distanciada y fría para seguir a Angelo, pero es el tono, a medio camino entre la sátira y la tragedia, lo que los críticos han elogiado, aunque un pequeño grupo advierte que es este tono el responsable de su fallido final.
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Otros críticos, simplemente, han mostrado indiferencia a este largometraje debido a que consideran que no “apasiona ni emociona”, además de que su fotografía pictórica hace que la premisa nunca tenga fuerza. Sin embargo, Angelo - 70% ha logrado salir a flote y permanecer en nuestro Tomatómetro con calificación positiva. En seguida, algunos de los comentarios que ha tenido la película.
Carlos Bonfil, de La Jornada:
...una realización redonda, una feroz embestida a las vergonzantes fantasías racistas de una buena conciencia europea.
Carlos F. Heredero, de Caimán Cuadernos de Cine:
...es una propuesta formalista radical y diferente, y le plantea al espectador sugerentes retos y no pocos desafíos.
Nando Salva, de El Periódico:
...una sátira tan hieráticamente violenta como inconfundiblemente relevante.
Vassilis Economou, de Cineuropa:
...cada escena deja al espectador con un sentimiento de extraño vacío a medida que la historia se desarrolla, sobre todo porque el pasado todavía se parece demasiado al presente.
Carlos Loureda, de Fotogramas:
Una lección magistral de cine...
Luis Martinez, de El Mundo:
La metáfora funciona de forma tan ajustada como brillante. Y turbadora...
Ricardo Fernández, de El Contraplano:
...un ejemplo de cómo se entendía la integración cultural en el S.XVII, y resulta inevitable plantear un paralelismo con la actualidad.
José Luis Forte, de El Antepenúltimo Mohicano:
...opta por un minimalismo narrativo, envuelto en una fotografía pictórica, sin apenas fuerza ni interés.
Diego Batlle, de Otros Cines:
...el problema principal es que detrás del rigor formal aparece una frialdad y un distanciamiento que hacen casi inexpugnable el relato...
El staff de Inperdibles:
...se deja ver, pero ni emociona, ni apasiona, quizás llegue a cansar un poco.
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