El Señor de los Anillos, una de las trilogías cinematográficas más exitosas de todos los tiempos, basada en una de las sagas literarias más populares de todos los tiempos, ha cosechado millones de fanáticos en los últimos 18 años, pero es buen momento para cuestionar el valor exagerado que se le ha dado a una de las obras más oscurantistas del siglo XXI.
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La razón por la que este artículo ha sido dirigido a los centennials, es porque se trata de una generación mucho más desapegada a El Señor de los Anillos que la generación millennial, la cual difícilmente renunciará a esta saga cinematográfica que marcó su infancia y/o adolescencia. La esperanza de este mundo son los jóvenes centennials que, cuestionando todo y siendo portadores de una superioridad moral basada en la lógica y la razón, construirán un futuro mejor para todas las minorías.
Los valores progresistas, que son los únicos que pueden salvar al mundo de la ignorancia y el fascismo, serán los que guíen a la generación centennial en un camino donde deberán desechar todo lo que sea un obstáculo para lograr el mundo mejor de igualdad para todos, por eso El Señor de los Anillos parece el blanco ideal para comenzar esta cruzada.
El Señor de los Anillos es una novela escrita por J.R.R. Tolkien , autor inglés nacido a finales del siglo XIX y criado en el campo. Su historia de fantasía fue todo un éxito de ventas y poco después de su muerte comenzaron las adaptaciones de su obra, aunque la más destacada hasta nuestros días es la del neozelandés Peter Jackson.
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¿Por qué la palabra elegida fue “cancelar” y no “condenar” a El Señor de los Anillos? Esto es un homenaje al reciente artículo “End of the affair: why it's time to cancel Quentin Tarantino” (Fin del asunto: por qué es hora de cancelar Quentin Tarantino), del periodista Roy Chacko, quien acertada e inteligentemente opina que el cineasta estadounidense Quentin Tarantino debe ser “cancelado” por su amistad con Harvey Weinstein y por maltratar a Uma Thurman durante el rodaje de Kill Bill: La Venganza, Volumen 1 - 85%.
Aquí proponemos cancelar El Señor de los Anillos porque es una obra que nos recuerda un pasado que los centennials quieren dejar atrás, el pasado del heteropatriarcado represor. Antes de que externen su opinión los invitamos a que lean hasta el final los puntos por los que debemos arremeter cuanto antes contra esta obra oscurantista:
No hay diversidad étnica
Lo primero que salta a nuestros sensibles ojos es que todos los personajes son demasiado blancos, todos y cada uno de los elfos, enanos, medianos, humanos, etc… todos blancos (y de ojos claros). Excepto, claro está, los malos de la historia, en ese caso nos encontramos con negros muy negros y de rasgos nada agraciados para los cánones occidentales. ¿Dónde están los asiáticos? Del lado de los malos por supuesto, incluso son llamados “orientales” en los libros y en las cintas ni siquiera aparecen.
La mujer no tiene voz ni voto
La Comunidad del Anillo tiene una gran diversidad racial (de blancos), cuatro hobbits, dos humanos, un mago, un enano y un elfo, pero ¿dónde están las mujeres? Como pudimos ver en el Concilio de Elrond, solo había hombres como representantes de cada raza importante de la Tierra Media, las mujeres, aunque dotadas con habilidades con la espada y el arco debían permanecer obedientes a los machos o en la cocina, sin voz ni voto en un mundo fantástico lleno de heteropatriarcado.
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Las mujeres fuertes viven a la sombra de los hombres
Aunque la elfa Arwen (Liv Tyler) demuestra su gran agilidad al salvar a Frodo (Elijah Wood) en El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo - 91% y Eowyn (Miranda Otto) de Rohan hace lo mismo al vencer al Rey Brujo en la Batalla de los Campos del Pelennor, ambas viven a la sombra de los hombres. La primera debe obedecer sumisamente a su padre Elrond (Hugo Weaving) y solo lo desobedece por amor a otro hombre, Aragorn (Viggo Mortensen), con quien después se casa. La doncella de Rohan por su parte solo puede unirse al ejército de su país disfrazada de hombre y después de ayudar de una forma impresionante a inclinar la balanza a favor del bien en una de las batallas más decisivas de la Guerra del Anillo, se enamora de Faramir (David Wenham) y se casa con él, renunciando a su libertad igual que Arwen.f
No hay diversidad sexual
En la Tierra Media representada en las películas de El Señor de los Anillos parece solo haber dos opciones, o eres heterosexual o eres asexual, pues aunque Frodo y Sam tienen una relación muy cercana en la que muchos han querido ver un romance homosexual, no hay ninguna prueba de ello en los libros ni en su adaptación cinematográfica. ¿Dónde están los gays, los trans, los de género fluido?
Ni sexualidad
En una época donde la libertad sexual es la regla, ¿no les parece retrógrada que en la Tierra Media todos guarden su sexualidad en privado? Entre los nueve integrantes de la Comunidad al menos uno o dos de ellos debían tener perversiones, ¿por qué nunca vimos escenas homoeróticas? Tal vez Boromir (Sean Bean) tenía un fijación insana con los hobbits y por eso se obsesionó con el “anillo” de Frodo. ¿Quizá Aragorn se masturbaba en la oscuridad recordando a Arwen o a alguna aldeana que utilizó en sus múltiples viajes para descargar su energía viril? La ausencia de diversidad sexual y de sexualidad podrían haber tenido una solución y un punto cumbre en la saga si tras la Batalla de los Campos del Pelennor Arwen hubiera acudido a curar a los heridos y entre las heridas encontrara a Eowyn, ambas tuvieran sexo, se enamoraran y se casaran; al final su unión iba a sustituir la coronación de Aragorn y todos los hombres heterosexuales se hubieran tenido que inclinar ante ellas por haber logrado el primer matrimonio del mismo sexo en la Tierra Media, en lugar de inclinarse todos ante cuatro hobbits blancos y heterosexuales.
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Es anticuada
Si la historia de El Señor de los Anillos pone a la mujer sometida al hombre y cuya mayor aspiración es casarse, está maleducando a nuestras niñas; al no mostrar que el amor entre personas del mismo sexo y de diferente raza es algo normal y deseable, también está dando un mal ejemplo; si nos enseña que la piel blanca es el estándar de belleza universal, también daña la autoestima de todos los que tienen piel morena y negra.
Su autor era un católico devoto
¿Qué clase de villano está detrás de una obra tan retrógrada y oscurantista? No podía ser más que la Iglesia Católica, la raíz de todos los males del mundo moderno y de toda la historia de la humanidad. Como todos los centennials saben, la institución más malvada solo puede ser despreciada y todos sus fieles también, por lo que J.R.R. Tolkien y sus obras deberían ser condenadas al olvido junto con la fe que las sustenta.
Postdata
Todo lo anteriormente expuesto es una parodia de las actitudes y posturas extremistas que algunos Guerreros de la Justicia Social toman contra obras artísticas del pasado porque, según su forma de ver las cosas, enarbolan ideas añejas que debemos desechar como nocivas para esta generación (quien esto escribe es fanático incondicional de El Señor de los Anillos y espera que sea admirada por los siglos de los siglos).
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