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Parte de haber sido un chico en los años noventa era disfrutar de las series animadas que se transmitían por Nickelodeon. Siempre con un paso por delante del resto de caricaturas, podría decirse que el canal tuvo en ese entonces algunas ficciones que aún fungen como referentes para las recién llegadas y, como todo lo que regresa, La vida moderna de Rocko (Rocko’s Modern Life) no podía ser la excepción. Tras 52 episodios emitidos a partir de su estreno en 1993, es 26 años más tarde que Netflix lanza un especial de 45 minutos para complacer a las antiguas generaciones y presentarse a los más jóvenes sin dejar de lado su esencia.
No te lo pierdas: Rocko's Modern Life: Static Cling ya tiene calificación de la crítica
Bajo el título de [Pelicula] Rocko's Modern Life: Static Cling, regresamos a la acción dos décadas después de que el ualabí Rocko, sus amigos Heffer y Filburt y su inseparable perro Spunky pasaron vagando por el espacio sin poder regresar desde la comodidad del hogar que se había convertido en cohete. Cuando consiguen regresar se encuentran con un mundo diferente al que recuerdan, con bebidas energizantes radiactivas que provocan mutaciones en quien las toma, cafeterías en cada calle, food trucks que venden tacos de pizza o tacos de taco (¿?) y, como no puede ser, la tecnología como parte fundamental para sobrevivir el día a día.
Aunque Filburt y Heffer logran adaptarse rápidamente (apenas llegan han adquirido sus O-Phone y aprenden a tomar selfies), con Rocko sucede todo lo contrario y el modernismo le cae como un balde de agua fría. Para haber pasado los últimos años escuchando a sus amigos cantar la misma canción y acostumbrarse a ver el único VHS que conservaba de su caricatura favorita en repetición, mientras su hogar seguía un rumbo incierto, es lógico que lo suyo era la rutina. Al segundo de haber llegado a la moderna O-Town tendrá una probada del mundo real: la tienda de cómics donde trabajaba fue cambiada por una máquina que imprime la historieta en el momento, los habitantes pasan pegados a sus teléfonos y su caricatura favorita, Los Cabezagorda, dejó de emitirse hace años.
Como intento porque todo vuelva a ser como en los años 90, Rocko hace lo posible para que se vuelva a transmitir el programa que fue creado por Ralph Cabeza Grande, el hijo de los famosos vecinos del ualabí, Ed y Bev Cabeza Grande. Ahora que no se encuentra en emisión, su joven creador se dedica a vender helados, pero gracias al protagonista se embarca en una nueva misión para ser el equivalente, dentro de la ficción, de lo que representa Rocko’s Modern Life: Static Cling para el espectador.
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El revival de Rocko toca muchas notas correctas como continuación del último episodio en emitirse al aire, pero también se desenvuelve muy bien como episodio animado del presente. Es un auténtico regalo para los fans al mantener el mismo estilo de animación que en la versión que conocimos y hay tiempo para que sea algo más seria cuando se tocan muchos temas actuales como la parodia a Apple y los iPhone, siendo la nostalgia el eje central del nuevo relato, que también funciona como un llamado de atención para los fanáticos de hoy: se menciona a aquellos que creen que “todo tiempo pasado fue mejor”, a quienes se sienten ofendidos cuando la fórmula que creían única es cambiada y especialmente a quienes creen tener el derecho de exigir cómo quieren que se cuente una historia.
Abrazar el cambio es por mucho una de las moralejas del especial, y que el mensaje venga de una serie adelantada a su época, que rayaba en lo absurdo y el exceso de doble sentido (razón por la que varias veces fue censurada), es también una señal de lo cambiada que está la sociedad. Gracias a su naturalidad para contar la nueva historia y su planteamiento profundo que también da visibilidad a la comunidad LGBTQ+, se puede decir que el regreso de Rocko, aunque puede llegar a pasar como un episodio más, es inteligente y bien recibido.
Continúa leyendo: Nickelodeon lanza el aterrador tráiler del reboot de ¿Le temes a la oscuridad?
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Bajo el título de [Pelicula] Rocko's Modern Life: Static Cling, regresamos a la acción dos décadas después de que el ualabí Rocko, sus amigos Heffer y Filburt y su inseparable perro Spunky pasaron vagando por el espacio sin poder regresar desde la comodidad del hogar que se había convertido en cohete. Cuando consiguen regresar se encuentran con un mundo diferente al que recuerdan, con bebidas energizantes radiactivas que provocan mutaciones en quien las toma, cafeterías en cada calle, food trucks que venden tacos de pizza o tacos de taco (¿?) y, como no puede ser, la tecnología como parte fundamental para sobrevivir el día a día.
Aunque Filburt y Heffer logran adaptarse rápidamente (apenas llegan han adquirido sus O-Phone y aprenden a tomar selfies), con Rocko sucede todo lo contrario y el modernismo le cae como un balde de agua fría. Para haber pasado los últimos años escuchando a sus amigos cantar la misma canción y acostumbrarse a ver el único VHS que conservaba de su caricatura favorita en repetición, mientras su hogar seguía un rumbo incierto, es lógico que lo suyo era la rutina. Al segundo de haber llegado a la moderna O-Town tendrá una probada del mundo real: la tienda de cómics donde trabajaba fue cambiada por una máquina que imprime la historieta en el momento, los habitantes pasan pegados a sus teléfonos y su caricatura favorita, Los Cabezagorda, dejó de emitirse hace años.
Como intento porque todo vuelva a ser como en los años 90, Rocko hace lo posible para que se vuelva a transmitir el programa que fue creado por Ralph Cabeza Grande, el hijo de los famosos vecinos del ualabí, Ed y Bev Cabeza Grande. Ahora que no se encuentra en emisión, su joven creador se dedica a vender helados, pero gracias al protagonista se embarca en una nueva misión para ser el equivalente, dentro de la ficción, de lo que representa Rocko’s Modern Life: Static Cling para el espectador.
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Abrazar el cambio es por mucho una de las moralejas del especial, y que el mensaje venga de una serie adelantada a su época, que rayaba en lo absurdo y el exceso de doble sentido (razón por la que varias veces fue censurada), es también una señal de lo cambiada que está la sociedad. Gracias a su naturalidad para contar la nueva historia y su planteamiento profundo que también da visibilidad a la comunidad LGBTQ+, se puede decir que el regreso de Rocko, aunque puede llegar a pasar como un episodio más, es inteligente y bien recibido.
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