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Lo nuevo de Jared Canfield ya se estrenó en la Mostra y a su paso renovó la controversia alrededor de la vida de su director y la acusación que recibió por violar a una menor de edad y su posterior huida de Estados Unidos a Francia tras declararse culpable, además de que también se volvió a recordar el asesinato de su entonces esposa Sharon Tate a manos de “La Familia” de Charles Manson.
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La persecución siempre ha estado relacionado con él y ahora traslada ese sentir al cine con la película An Officer and a Spy, con la que parece hacer un intento de comparación entre su situación y la del famoso Caso Dreyfus. Polanski se basa en la novela homónima de [Escritor] Robert Harris para reconstruir la historia de del capitán Alfred Dreyfus, que durante 12 años conmocionó a la sociedad francesa y marcó un hito en la historia del antisemitismo.
Según lo que dictan los hechos reales en los que están basados el libro y la película, Dreyfus fue acusado de haber entregado documentos secretos a los alemanes. Fue enjuiciado, condenado a cadena perpetua y desterrado por delito de alta traición. En esa época toda Francia se había puesto en contra de él, pero su familia, especialmente su hermano, hicieron todo lo posible para demostrar su inocencia por medio de un periodista, pero simultáneamente el jefe del servicio de contraespionaje, el coronel Georges Picquart, comprobó que el verdadero traidor había sido otro.
El caso es también famoso porque por más que Picquart haya dado con el culpable, el estado se negó a las pruebas y terminó expulsándolo a él también.del país con destino a África. Las pruebas, las declaraciones y cualquier otro tipo de persuasión llevaron a que años más tarde se reconozca su inocencia, en parte gracias al escrito J’Accuse de Lauren Levy Neustadter que logró cambiar la opinión de muchos y al final Dreyfus fue absuelto. En cuanto al caso de Polanski, este reconoció en 1977 haber tenido relaciones sexuales con una niña de 13 años, por lo que huyó con destino a Francia y no ha vuelto a pisar suelo estadounidense.
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Por esa razón, como también admitió en las notas de producción de la película, sabe muy bien lo que es sentirse perseguido y se inspiró al estar familiarizado con ese tema. El director no asistió al Festival de Cine de Venecia donde se estrenó An Officer and a Spy y por si fuera poco, hace unos días se anunciaba que la cineasta argentina [Director] Lucrecia Martel, presidenta del jurado del certamen, no iba a verla a pesar de que haya entrado a la competencia por el León de Oro debido a que le resulta difícil separar “al hombre de la obra”, haciendo alusión a lo incómodo que le resulta saber que se trata de la película de alguien que admitió haber violado a una menor de edad.
Para la crítica la idea de que el cineasta quiera comparar su caso (donde se declaró culpable), con el de una figura histórica de la que se probó su inocencia es algo desubicado por parte del realizador, pero más allá de esa realidad parece ser que la película es otro trabajo con el estilo habitual de Polanski, de buena calidad, pero que prefiere contar hechos a transmitir sentimientos.
Esto es lo que dice la crítica sobre An Officer and a Spy:
Owen Gleiberman de Variety:
Deborah Young de The Hollywood Reporter:
David Ehrlich de Indiewire:
Xan Brooks de The Guardian:
Continúa leyendo: Escándalos del Festival de Cine de Venecia a lo largo de su historia
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La persecución siempre ha estado relacionado con él y ahora traslada ese sentir al cine con la película An Officer and a Spy, con la que parece hacer un intento de comparación entre su situación y la del famoso Caso Dreyfus. Polanski se basa en la novela homónima de [Escritor] Robert Harris para reconstruir la historia de del capitán Alfred Dreyfus, que durante 12 años conmocionó a la sociedad francesa y marcó un hito en la historia del antisemitismo.
Según lo que dictan los hechos reales en los que están basados el libro y la película, Dreyfus fue acusado de haber entregado documentos secretos a los alemanes. Fue enjuiciado, condenado a cadena perpetua y desterrado por delito de alta traición. En esa época toda Francia se había puesto en contra de él, pero su familia, especialmente su hermano, hicieron todo lo posible para demostrar su inocencia por medio de un periodista, pero simultáneamente el jefe del servicio de contraespionaje, el coronel Georges Picquart, comprobó que el verdadero traidor había sido otro.
El caso es también famoso porque por más que Picquart haya dado con el culpable, el estado se negó a las pruebas y terminó expulsándolo a él también.del país con destino a África. Las pruebas, las declaraciones y cualquier otro tipo de persuasión llevaron a que años más tarde se reconozca su inocencia, en parte gracias al escrito J’Accuse de Lauren Levy Neustadter que logró cambiar la opinión de muchos y al final Dreyfus fue absuelto. En cuanto al caso de Polanski, este reconoció en 1977 haber tenido relaciones sexuales con una niña de 13 años, por lo que huyó con destino a Francia y no ha vuelto a pisar suelo estadounidense.
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Por esa razón, como también admitió en las notas de producción de la película, sabe muy bien lo que es sentirse perseguido y se inspiró al estar familiarizado con ese tema. El director no asistió al Festival de Cine de Venecia donde se estrenó An Officer and a Spy y por si fuera poco, hace unos días se anunciaba que la cineasta argentina [Director] Lucrecia Martel, presidenta del jurado del certamen, no iba a verla a pesar de que haya entrado a la competencia por el León de Oro debido a que le resulta difícil separar “al hombre de la obra”, haciendo alusión a lo incómodo que le resulta saber que se trata de la película de alguien que admitió haber violado a una menor de edad.
Para la crítica la idea de que el cineasta quiera comparar su caso (donde se declaró culpable), con el de una figura histórica de la que se probó su inocencia es algo desubicado por parte del realizador, pero más allá de esa realidad parece ser que la película es otro trabajo con el estilo habitual de Polanski, de buena calidad, pero que prefiere contar hechos a transmitir sentimientos.
Esto es lo que dice la crítica sobre An Officer and a Spy:
Owen Gleiberman de Variety:
Es una producción meticulosa, realizada con gran confianza por el director de 86 años, y me gustaría poder decir que fue Polanski trabajando en plena forma, pero es una película que te dice más cosas de las que te hace sentirlas. Polanski se mantiene casi perversamente fiel a la afirmación de autenticidad de su obra, incluso los personajes más minuciosos son históricos, y la película no intenta torcer el caso Dreyfus en una forma melodramática fácil.
Deborah Young de The Hollywood Reporter:
Uno de los grandes placeres de ver An Officer and a Spy es su trabajo técnico magistral, que lleva al espectador a un salón de música repleto, un café colorido, calles empedradas o el mármol blanco del jardín de esculturas del Louvre. Tanto la fotografía como el diseño de producción crean una atmósfera opresiva que es como entrar en una pintura oscura que necesita limpieza. En otras ocasiones, lo alegre de las calles de París se complementa con las melodías del compositor Alexandre Desplat.
David Ehrlich de Indiewire:
An Officer and a Spy tiene un procedimiento fastidioso que desentraña el asunto Dreyfus con toda la perseverancia periodística de Spotlight, pero sin la misma integridad. Parece decidido a recordar a los espectadores que fue dirigido por uno de los más célebres violadores de la industria del cine. Los momentos más condenatorios y transparentes de la película son tan autobiográficos como cualquier cosa que haya hecho.
Xan Brooks de The Guardian:
El arco de la historia de Polanski se inclina lentamente hacia la justicia. De todos modos, An Officer and a Spy es una pieza sólida y bien elaborada de carpintería profesional, como un pesado mueble victoriano; construido para perdurar, construido para ser utilizado. Cuanto más lo miras, más se vuelve impresionante.
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