Historias de romance juvenil se cuentan todos los días, pero pocas se acercan al reciente trabajo de Masaaki Yuasa. El extraordinario director causó revuelo desde el estreno de Mind Game en 2004 y desde ahí se lo ha conocido por contar historias llenas de psicodelia, tanto en el cine como en la televisión, que se alejan de los límites posibles de la imaginación. Aunque con el paso de tiempo su creatividad ha entregado filmes más accesibles, y este no es la excepción, su mente sigue siendo capaz de brillar en la nueva entrada de su filmografía que tiene méritos propios para sobresalir por su cuenta.
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Ride your wave: Juntos en el mar - 100% es una muestra de cómo puede verse el trabajo más “normal” de Yuasa, y a pesar de eso mantener su estilo y voz. En esta ocasión se decide por una historia sobre el amor y la pérdida, donde se pregunta al espectador a qué punto sería capaz de llegar con tal de no perder al amor de su vida. Sí, el drama está muy presente y llega a lugares insospechados, así como también reflexiona en las distintas formas en las que los seres humanos conllevan la tragedia de perder a un ser querido y lo que hacen para afrontar una situación de este tipo.
Así conocemos la historia de Hinako Mukaimizu (Rina Kawaei), una estudiante universitaria que decidió tomar clases en un lugar cercano a la playa, pues su pasión son el mar y el surf, y aunque eso lo sabe muy bien, no está segura de qué hacer con su vida más allá de su afición. En cuando se muda a un nuevo edificio, este es consumido por un incendio del que sale ilesa, pero el incidente le permite conocer a Minato Hinageshi (Ryôta Katayose), un joven bombero que la rescata y de la que pronto se convierte en amiga -y algo más- gracias a su pasión por el surf.
Ambos descubren el amor y parte de su historia es su gusto por la canción “Brand New Story” de EXILE (que se puede escuchar a lo largo del filme en distintas versiones), pero la alegría les dura poco ya que Minato pierde la vida al rescatar a alguien más. Al contrario de lo que puedan parecer estas líneas, allí es cuando la historia parece empezar realmente. Tras encontrarse un día tarareando la canción, descubre que puede ver a Minato en el agua, lo que le ayudará a superar la tristeza sin saber el verdadero significado detrás de esto hasta más avanzada la historia.
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De forma literal, Ride Your Wave: Juntos en el mar es una ola de emociones en tres actos bien diferenciados: el primero es el del enamoramiento y la ilusión, el segundo se enfoca en la pérdida y la resignación de no volver a ver a un ser querido y el tercero, que presenta un giro, es el que lleva a la protagonista a darse cuenta que debe seguir adelante, a su manera, para que él también pueda hacerlo. Si bien no es una de las rarezas a las que Masaaki Yuasa nos tiene acostumbrados, el elemento sobrenatural está muy presente y llena de frescura a la trama. Además su voz como director sigue encontrando el camino correcto a cada momento; a simple vista luce como un relato cualquiera, pero el mensaje sigue ahí y llega del otro lado de la pantalla.
Gran parte del crédito por ese toque diferencial reside en su fotografía y su paleta de colores. Paisajes de ensueño, encantadores lugares y una puesta en escena dulce al igual que sus protagonistas hacen que esta pieza destaque por sí sola sin necesidad de depender de su creador. A eso también se debe añadir, por supuesto, el envidiable diseño de personajes que forman parte del relato. Todos, hasta el último de los secundarios, son encantadores, únicos y tienen una esencia propia que no permite que se conviertan en mero relleno para el público. Es muy recomendable de ver en su idioma original gracias al gran trabajo que hacen las voces y conforme transcurre la hora y media no vamos sino queriendo más de este universo y quienes están en él.
Se puede decir que Ride your wave: Juntos en el mar - 100% es un espectáculo visual que evoca todo tipo de emociones en torno al amor, principalmente, con espacio para otro tipo de emociones y sentimientos en una amalgama que va del romance a la tragedia y a la superación con varias dosis de comedia e incluso de acción. Hay espacio para quienes creen que el amor es una pérdida de tiempo y también lo hay para los más soñadores, pero al final da una lección valiosa para cualquiera, aunque el filme deja varias moralejas por aquí y allá, y esta que es que cada uno debe encontrar la ola de su vida y saber dominarla a su tiempo y ritmo por sí mismo.
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