Joker, el personaje interpretado por Joaquin Phoenix en la exitosa cinta de Warner Bros., es un favorito de DC Comics, de la pantalla grande y de la cultura pop en general. En todas sus versiones siempre se nos entrega a un payaso demente, en conflicto con la sociedad, y muchas veces el argumento estudia las fascinantes razones del villano detrás de sus delitos. En Guasón - 91% tenemos una historia alterna, inspirada en las muchas que ya existen sobre el personaje, sin embargo, la película también toca un delicado tema que durante los últimos años ha adquirido una gran importancia: la salud mental y lo importante que es el adecuado tratamiento de la enfermedades de la psique. Cuidado, hablaremos de spoilers.
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En las producciones de cine y televisión, las enfermedades mentales a menudo son un tema que se aborda desde la perspectiva equivocada. Los personajes que las padecen casi siempre son violentos, malvados y destructivos, no solo con los demás, también con ellos mismos. Joker cae un poco en lo mismo, Arthur Fleck es un hombre enfermo debido a los traumas de su infancia, sin embargo, la película emite un comentario importante sobre estos males: “Lo peor de tener una enfermedad mental es que la gente actúa como si no la tuvieras”.
Los padecimientos de Arthur
¿Qué enfermedad padece Arthur Fleck/Joker? No podemos quedarnos con una respuesta, la cinta nos presenta una historia terrible. Arthur fue adoptado durante su infancia por Penny Fleck, una mujer con graves trastornos psicológicos. En su niñez, nuestro protagonista sufrió maltrato y abuso sexual por parte de uno de los novios de su madre, quien jamás hizo algo para impedirlo. La mente de Arthur terminó bloqueando los recuerdos y desarrollando numerosos padecimientos mentales.
Un reciente estudio de la BBC nos informa que la risa descontrolada de Joker es provocada por una enfermedad física real. De acuerdo con los detalles, Arhur Fleck padece una afección denominada por la ciencia como crisis de epilepsia gelástica, un tipo de crisis poco común que ataca al 0.2% de los que padecen la enfermedad convencional. Se trata de una risa que aparece de la nada y que no trae consigo alegría espontánea, es una enfermedad que solamente puede ser controlada con fármacos antiepilépticos. En un punto de la película, el pobre Arthur pierde la oportunidad de continuar yendo con su psiquiatra y, por lo tanto, de comprar los medicamentos que necesita para permanecer más o menos estable. El protagonista también desarolla psicopatía debido a los traumas de su infancia.
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Ahora bien, numerosos expertos han señalado más padecimientos en Arthur. Por ejemplo, el médico Eric Bender hizo hincapié en la psicosis de Arthur durante una reciente entrevista con Huffpost:
Alguien que es psicótico experimenta alucinaciones auditivas, como escuchar voces o música, alucinaciones visuales, donde ven objetos que no están realmente allí; o tener pensamientos delirantes.
El Joker y la empatía
La triste vida de Arthur Fleck nos obliga a sentir un poco de compasión. Él hubiera tenido el tratamiento necesario si las autoridades de Ciudad Gótica le hubiesen dado un poco de importancia a las numerosas crisis sociales que la azotaron una y otra vez. Arthur pidió ayuda pero no había nadie escuchando. Por otro lado, también es importante enfatizar que las consecuencias de los traumas del Joker no justifican sus acciones, es importante diferenciar la línea entre la enfermedad y las acciones de un homicida; el mismo Joaquin Phoenix expone la situación en una reciente entrevista con IndieWire:
Es difícil no simpatizar con alguien que experimentó ese nivel de trauma infantil: una médula sobreestimulada busca y percibe el peligro en todas partes. Para alguien en ese estado, ¿significa que sus acciones tienen sentido o están justificadas? Obviamente no. Hay un punto en el que cruza la línea donde y ya no puedo seguir permaneciendo de su lado.
Tener una enfermedad mental no es malo
Aunque la película no hace un excepcional trabajo marcando la diferencia expuesta en el párrafo anterior, es necesario reflexionar en que más allá de los temores creados por los críticos sobre los incels y los peligros de los hombres blancos resentidos, la gran tragedia de Arthur Fleck es una invitación para hacernos reflexionar sobre las enfermedades mentales y sobre lo necesaria que es la naturalización de las mismas. Durante muchos años, aquellos que han vivido o viven con estos padecimientos han sido maltratados y marginados por el resto de la población que no posee la habilidad de comprender sus alcances.
A estas alturas de la vida, sobran los relatos que tratan a los padecimientos psiquiátricos como monstruos. No está mal tener una de estas enfermedades, tan solo es necesario olvidar los prejuicios y ser empáticos, la mente también se enferma y los tratamientos deben estar al alcance de cualquiera que los necesite sin la presión de sentirse marginado.
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