Disney, el monopolio más mediático del momento, comenzó su extensa carrera con la realización de cortometrajes animados bajo el nombre de Disney Bros. en 1923, debido al trabajo en conjunto de los hermanos Walt y Roy Disney, para dos años más tarde ser renombrado con el distintivo con el que más se lo recuerda: Walt Disney Studios. Pero fue recién en 1934 que el reconocido caricaturista, productor y director pensó hacer largometrajes animados y en cuanto se supo que el primero iba a ser una versión sobre el cuento Blancanieves lo llamaron loco. Décadas después sabemos cómo terminó la historia que aún se sigue escribiendo y dejó clásicos como [Pelicula] La Bella Durmiente

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Tres años más tarde no solo logró estrenar la película sino que lanzó relatos que se convertirían en referentes de la animación como [Pelicula] Pinocho, [Pelicula] Fantasía y [Pelicula] Bambi. Entre huelgas y la Segunda Guerra Mundial, algunas de estas cintas se convirtieron en fracasos de taquilla pero siempre estuvo claro que fue por una causa totalmente ajena a la responsabilidad de Disney. Esta vez fue diferente para la película de 1959, que supuso la bancarrota del estudio tras haber recaudado la mitad de lo que costó su presupuesto (US$6 millones) con su primer estreno.

También hay que decir que tuvo mala suerte, porque en la época fue duramente criticada por ser lenta y presentar un escaso desarrollo de personajes. Años más tarde se reivindicó -obviamente- y hasta ahora conserva ese privilegio de ser considerada como una de las mejores películas realizadas por el estudio en esa época que recibe el nombre de Edad Dorada de Disney; destacando sobre todo por su estilizado diseño, banda sonora y su formato panorámico que muy poco se usó en otras producciones.



[Pelicula] La Bella Durmiente fue el decimosexto largometraje animado de la compañía y el último basado en un cuento de hadas, aunque después de la muerte de Walt Disney estrenaron La Sirenita en 1989. La cinta cuenta la historia de dos reyes que esperaban el nacimiento de su primera hija, a la que llamarían Aurora. A la celebración del bautismo invitaron a tres hadas buenas llamadas Flora, Fauna y Primavera, pero no se tomó en cuenta a la malvada bruja Maléfica. Cada una de las hadas regaló un don especial a Aurora, pero la bruja irrumpió en el palacio en el momento en que Primavera iba a dar su don.

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Allí le lanzó una maldición que aseguraba que la princesa moriría a los dieciséis años al pincharse el dedo con el huso de una rueca. Sin embargo, gracias a que la última de las hadas no le había regalado su don, pudo cambiar la maldición y hacer que en lugar de que la princesa muera quede en un sueño profundo del que solo podrá despertar con el primer beso de amor verdadero que le daría el príncipe Felipe.

A pesar de que en su tiempo fue considerada un traspié para la compañía, ahora se mantiene como uno de sus trabajos más icónicos y queridos, además de que cuenta con una de las villanas más espectaculares que el cine nos ha podido dar, de que la incluso se han realizado sus propios spin-offs en live-action ([Pelicula] Maléfica y [Pelicula] Maléfica: Dueña del Mal). Fue dirigida por el italiano [Director] Clyde Geronimi, quien ocupó el mismo cargo en [Pelicula] 101 Dálmatas, [Pelicula] La Cenicienta, [Pelicula] Peter Pan, y su filmografía incluye algunos episodios de la serie animada Spider-Man de 1967.



A más de cincuenta años de su estreno, recordamos la opinión de la crítica sobre este clásico de Disney:

Kate Cameron de New York Daily News:

Es una película que encantará a los jóvenes y cosquilleará a los adultos, ya que el viejo cuento de hadas ha sido transferido a la pantalla por un Disney que mantuvo la lengua en la mejilla durante la animación de la película.

Derek Adams de Time Out:

Aunque esto rara vez alcanza las alturas de los clásicos como Blancanieves y Dumbo, tiene sus momentos.

Matthew Lucas de From the Front Row:

Constantemente tiene el aura de un viejo cuento de hadas, contado con amor, y el uso ingenioso del ballet de Tchaikovsky como la partitura de la película refuerza su atemporalidad.

Isabel Quigly de The Spectator:

La Bella Durmiente es aterradora, demasiado colorida, sobrevalorada y abrumadoramente vulgar, con una gran cantidad de lenguaje lúgubre con la música de Tchaikovsky.

Noel Murray de The Dissolve:

Al mismo tiempo modernista y clásica, la Bella Durmiente de Disney toma personajes que parecen recortes de papel de dibujos animados de revistas y los compara con fondos que parecen patrones de papel tapiz caros.

Dustin Putman de TheBluFile.com:

Una visión de arte y puro entretenimiento, La Bella Durmiente nunca, nunca envejecerá.

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