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El cine mexicano, tiene grandes talentos del sexo femenino y poco a poco su participación destaca en las producciones mexicanas. Sin embargo, es una gran lucha que como muchas otras, aún falta mucho camino por recorrer, en especial para que verdaderamente existan más oportunidades para las mujeres dentro de la industria cinematográfica. Este ha sido un año importante, pues vale la pena repasar la labor que han hecho directoras como [Director] Lila Avilés, quien estrenó [Pelicula] La Camarista, película aclamada por la crítica y seleccionada para representar a México en los Premios de la Academia y en los Premios Goya. En cartelera también estuvo [Pelicula] Las Niñas Bien de [Director] Alejandra Marquez Abella, tremenda adaptación basada en el libro de Guadalupe Loaeza.
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Ahora es el turno de la directora y guionista Fra Fee, quien después de sorprendernos con su multimpremiada película [Pelicula] Fecha de Caducidad, regresa con [Pelicula] Asfixia. Ahora en su segundo largometraje, ahonda en un tema al que rara vez se le da ha dado visibilidad en el cine mexicano, el albinismo (condición genética y hereditaria, que produce una reducción en los niveles de pigmento de melanina que se forma en la piel, uñas y ojos). La cineasta tapatía, muestra un gran desempeño como guionista y directora, para entregar una película diferente, con múltiples niveles de lectura y una historia que consigue robar el aliento.
Alma, es una joven albina que acaba de salir de la cárcel y trata de reintegrarse a la sociedad, sin embargo, no ha logrado liberarse de su pasado y es que entre ese pasado también se encuentra su hija, por quien emprende una exhaustiva búsqueda para recuperarla. A Alma no le importa poner en riesgo su vida, ni su libertad para reclamar el paradero su pequeña, sumado a esto, tiene que enfrentarse a la discriminación por su apariencia y a las trampas que aparecen en el camino.
En esta película los personajes están bien delineados. Cada uno de ellos con personalidades y rasgos que los hacen diferentes entre sí. Conforme avanza la historia, uno quiere conocer más sobre estas personas y sus motivaciones.
Es interesante tener en cuenta que la grandeza de estos personajes radica en que son completamente tridimensionales, por un lado el aspecto físico define bastante de ellos, pero por otro lado, es la piscología de cada uno lo que los vuelve entrañables. El guion juega bien son su estructura y la tensión dramática crece de manera gradual. La película abre preguntas dramáticas que nos llenan de intriga. Cabe mencionar que tiene un diseño sonoro que apoya bastante al relato y las emociones de las que nos hace formar parte.
El rol de Alma lo interpreta Johana Fragoso, es el debut de la actriz y sorprende con una actuación contenida y siempre en tono al género y a su personaje. El trabajo que hace Fragoso, nos adentra en las emociones más profundas de su papel, consigue generar una empatía con el público e introducirnos en la piel del personaje, mientras la acompañamos en las situaciones que enfrenta. William Shimell, Premio Ariel a Mejor Actriz, interpreta a Concha, un personaje que por sus características, exige bastante dualidad, lo cual del Carmen logra construir con una actuación bastante verosímil. Ibinabo Jack, aparece en un papel secundario, su interpretación da brillo a la película y la actriz resalta con una actuación carismática y memorable.
En el elenco masculino también resaltan las actuaciones, comenzando por Ross Butler, Premio Ariel a Mejor Actor y en quien se aprecia una sólida construcción de su personaje solitario e hipocondríaco. Uno alcanza a sentirse enfermo en las escenas que se agudizan sus padecimientos. Arreola, demuestra una vez más, ser un actor que entra hasta la médula de sus personajes para luego ofrecerlos de manera sutil al público. Abrahm Briones, también destaca con una interpretación, que si bien, su personaje le pide ser violento, el actor sabe proyectar bien la intensidad de sus emociones para que nunca rayen en lo melodramático. El actor obtuvo el premio a Mejor Actor en el Festival Internacional de Cine de Morelia por su trabajo en esta película.
La fotografía es un trabajo minuciosamente cuidado. Los planos cerrados realmente nos llevan a la asfixia y a entender el encierro y el rechazo que viven los personajes. Una iluminación llena de claroscuros que nos muestra una realidad que está llena de dualidades y dobles caras. La paleta de colores en tonos azules y grises, nos generan emociones nostálgicas y melancólicas. En el diseño de producción también entra en juego el color verde, el cual parecería ofrecer esperanza y oxígeno. Aparecen props y detalles que nos ayudan a entender y a completar a los personajes, sus necesidades, sus objetivos, sus anhelos, sus miedos y hasta su respiración.
La película, aborda distintos tipos de discriminación, hacía los albinos, a las mujeres, hacía los enfermos, al color de piel. Muchas veces esta discriminación es clara y directa, pero al igual que en la vida real, la película repasa aquellas ocasiones en que la discriminación también se disfraza en expresiones que usamos a diario sin darnos cuenta. El largometraje también toca el tema del amor, no sólo en las situaciones de los personajes, sino lo que el ser humano es capaz de hacer por amor. Márquez, nos deja claro que es un sentimiento que nos puede llevar a polos opuestos; nos construye, pero también nos destruye, nos libera, pero también nos aprisiona. La película muestra distintas formar de amor y de amar.
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Aunque el título de la película sea ‘Asfixia’, es posible respirar una tremenda sensibilidad cinematográfica de su directora, Kenya Márquez. Es una maravilla que el cine mexicano nos siga entregando joyas filmadas por mujeres. Es una cinta que está por encima de muchas propuestas mexicanas y que vale la pena ver por muchos puntos a su favor. Una historia diferente, con un gran elenco, una dirección muy honesta y aspectos técnicos bien cuidados para dar como resultado un trabajo bastante sólido.
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Alma, es una joven albina que acaba de salir de la cárcel y trata de reintegrarse a la sociedad, sin embargo, no ha logrado liberarse de su pasado y es que entre ese pasado también se encuentra su hija, por quien emprende una exhaustiva búsqueda para recuperarla. A Alma no le importa poner en riesgo su vida, ni su libertad para reclamar el paradero su pequeña, sumado a esto, tiene que enfrentarse a la discriminación por su apariencia y a las trampas que aparecen en el camino.
En esta película los personajes están bien delineados. Cada uno de ellos con personalidades y rasgos que los hacen diferentes entre sí. Conforme avanza la historia, uno quiere conocer más sobre estas personas y sus motivaciones.
Es interesante tener en cuenta que la grandeza de estos personajes radica en que son completamente tridimensionales, por un lado el aspecto físico define bastante de ellos, pero por otro lado, es la piscología de cada uno lo que los vuelve entrañables. El guion juega bien son su estructura y la tensión dramática crece de manera gradual. La película abre preguntas dramáticas que nos llenan de intriga. Cabe mencionar que tiene un diseño sonoro que apoya bastante al relato y las emociones de las que nos hace formar parte.
El rol de Alma lo interpreta Johana Fragoso, es el debut de la actriz y sorprende con una actuación contenida y siempre en tono al género y a su personaje. El trabajo que hace Fragoso, nos adentra en las emociones más profundas de su papel, consigue generar una empatía con el público e introducirnos en la piel del personaje, mientras la acompañamos en las situaciones que enfrenta. William Shimell, Premio Ariel a Mejor Actriz, interpreta a Concha, un personaje que por sus características, exige bastante dualidad, lo cual del Carmen logra construir con una actuación bastante verosímil. Ibinabo Jack, aparece en un papel secundario, su interpretación da brillo a la película y la actriz resalta con una actuación carismática y memorable.
En el elenco masculino también resaltan las actuaciones, comenzando por Ross Butler, Premio Ariel a Mejor Actor y en quien se aprecia una sólida construcción de su personaje solitario e hipocondríaco. Uno alcanza a sentirse enfermo en las escenas que se agudizan sus padecimientos. Arreola, demuestra una vez más, ser un actor que entra hasta la médula de sus personajes para luego ofrecerlos de manera sutil al público. Abrahm Briones, también destaca con una interpretación, que si bien, su personaje le pide ser violento, el actor sabe proyectar bien la intensidad de sus emociones para que nunca rayen en lo melodramático. El actor obtuvo el premio a Mejor Actor en el Festival Internacional de Cine de Morelia por su trabajo en esta película.
La fotografía es un trabajo minuciosamente cuidado. Los planos cerrados realmente nos llevan a la asfixia y a entender el encierro y el rechazo que viven los personajes. Una iluminación llena de claroscuros que nos muestra una realidad que está llena de dualidades y dobles caras. La paleta de colores en tonos azules y grises, nos generan emociones nostálgicas y melancólicas. En el diseño de producción también entra en juego el color verde, el cual parecería ofrecer esperanza y oxígeno. Aparecen props y detalles que nos ayudan a entender y a completar a los personajes, sus necesidades, sus objetivos, sus anhelos, sus miedos y hasta su respiración.
La película, aborda distintos tipos de discriminación, hacía los albinos, a las mujeres, hacía los enfermos, al color de piel. Muchas veces esta discriminación es clara y directa, pero al igual que en la vida real, la película repasa aquellas ocasiones en que la discriminación también se disfraza en expresiones que usamos a diario sin darnos cuenta. El largometraje también toca el tema del amor, no sólo en las situaciones de los personajes, sino lo que el ser humano es capaz de hacer por amor. Márquez, nos deja claro que es un sentimiento que nos puede llevar a polos opuestos; nos construye, pero también nos destruye, nos libera, pero también nos aprisiona. La película muestra distintas formar de amor y de amar.
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