Comúnmente tachada por un segmento de la crítica como una obra menor dentro de la longeva filmografía de Roman Polanski, La danza de los vampiros - 67% es una obra que se ha redefinido con el paso del tiempo y cuyo mérito va más allá de ser la primera película del director polaco a color.
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Con el éxito que hasta entonces había obtenido con Repulsión - 100% y Cul-De-Sac - 85% en el Festival de Berlín, Polanski preparaba una película para un público más universal y que lo perfilara en la mira de Hollywood, sin embargo, ésta resultó víctima de mutilaciones gracias al distribuidor que la película tenía en Estados Unidos: Martin Ransohoff. A partir de este hecho, la película tendría dificultades para su exhibición, además de que en América sería difícil conseguir el corte del director para ver la historia que originalmente diseñó el director.
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En líneas generales, La Danza de los Vampiros es una parodia a las películas de vampiros que durante los años sesenta estaban muy en boga, especialmente, parodiaba y homenajeaba las cintas producidas por la legendaria Hammer Productions. La historia sigue al doctor Abronsius (Jack MacGowran) y su ayudante Alfred (Polanski), quienes viajan por Transilvania para confirmar una teoría que afirma la existencia real de los vampiros y que tropieza con el escepticismo de sus colegas de la Universidad de Könisberg. Se detienen en una posada, cuyas paredes y ventanas están cubiertas de ristras de ajos, pero tanto los parroquianos como el posadero afirman que no existe ningún castillo por los alrededores y justifican la presencia de los ajos como un motivo ornamental típico de la región. El rapto de la hija del posadero (Sharon Tate) y la vampirización de éste proporcionan a los protagonistas pistas suficientes para llegar al castillo.
La cinta incluyó algunos toques eróticos para contar esta historia de vampiros que, de acuerdo a algunos críticos, supera algunas creaciones del propio género.
Esta comedia no cayó en gracia para algunos críticos que afirmaron que era un producto que no hacía reír y que, aunque llegaba a ser entretenida, presentaba muchos fallos argumentales y de ritmo. Por otro lado, también condenaron una falta de interés por los personajes y una “inerte” acción.
Pero, para una buena parte de la crítica, Roman Polanski presentó un dominio envidiable de la estructura narrativa al jugar con los códigos de la comedia y del cine de terror. Asimismo, se elogiaron las actuaciones de MacGowran, Polanski y la belleza y encanto de Sharon Tate. También se dijo que la belleza plástica de cada fotograma era sublime y que hacía una dupla excepcional con un excelente diseño de arte.
En seguida, recordamos qué ha dicho la crítica de La danza de los vampiros - 67%:
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Miguel Ángel Palomo de El País:
La inteligencia y el talento de Polanski le permiten entregar en esta obra maestra dos películas en una. Y es que este complejo filme, que viaja a medio camino entre la parodia y el homenaje, juega con los códigos de la comedia y el cine de terror y los entremezcla huyendo de la broma fácil y chabacana gracias a una trama absorbente, enloquecida.
Peter Sobczynski de eFilmCritic.com:
Un híbrido de terror y humor bastante divertido y con frecuencia entretenido que funciona gracias a las actuaciones integrales de MacGowran, Mayne y Polanski, algunos chistes inspirados aquí y allá, las imágenes impactantes y, por supuesto, la propia Tate.
Jonathan Rosenbaum de Chicago Reader:
Repasa afablemente todos los tópicos asociados con las películas de vampiros, dando un giro personal y ridículo a la mayoría de ellos.
Keith H. Brown de Edinburgh U Film Society:
Una parodia afectuosa de las películas de terror de la Hammer que todos conocemos y amamos…
El staff de TV Guide:
Filmada en los Alpes italianos, la cinematografía es sorprendente.
Tom Milne de Time Out:
Con todos sus fallos, es una rareza encantadora.
Bosley Crowther de The New York Times:
Siendo una parodia de las películas de terror antiguas bellamente producida, con una escenografía soberbia y una fotografía sensacional, es tan lúgubre e inerte como un cadáver sin sangre.
El staff de Film4:
Beneficiándose de la visión sesgada de Polanski, la película adquiere una calidad de rareza cómica rara vez presente en la producción contemporánea de la Hammer.
Javier Rioyo de Cinemanía:
Esta parodia del cine de vampiros es ligera, entretenida y por muchas razones fallida.
Roger Ebert de Chicago Sun-Times:
Nadie se rió.
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