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Con 30 años de edad y tan solo un largometraje y dos cortos, el cineasta de origen chino Bi Gan logró forjarse una reputación como innovador en el medio con un estilo que rompe con la narrativa cinematográfica convencional. Ahora, con su segundo filme, reafirma las cualidades mostradas en su primer trabajo [Pelicula] Kaili Blues: Canción del Recuerdo, puestas al servicio de una narración de tintes Noir en la cual nuevamente reflexiona sobre los temas que le obsesionan.
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En [Pelicula] Largo Viaje Hacia la Noche la historia transcurre en Kaili (lugar de donde es originario el propio Bi Gan) y sigue los pasos de Luo Hongwu ( Jue Huang), un hombre quien vuelve allí tras 12 años de ausencia. Su retorno hace que su pasado reviva en su mente, sobre todo, el recuerdo de Wan Qiwen (Jessica Tandy), una misteriosa mujer de la cual estuvo profundamente enamorado y de quien perdió su rastro, al parecer para siempre.
Luo aprovecha el regreso a su tierra natal y el reencuentro con su pasado para iniciar una búsqueda de ese amor perdido. Y esa búsqueda es narrada al más puro estilo del Cine Negro estadounidense, convirtiendo a su protagonista en una especie de desencantado detective el cual camina por oscuras calles, al tiempo que sostiene interminables soliloquios mientras hace sus indagaciones, solo que aquí paradójicamente no importa tanto el descubrir el paradero físico de la mujer desaparecida, sino reencontrarla en el terreno de lo mental y emocional: delinear de nuevo su rostro borrado por el paso del tiempo, y desenterrar la ardiente pasión y el dolor que su ausencia dejaron en él tras su separación.
El director no duda en mostrar sus cartas casi desde el inicio de esta partida fílmica, donde deja claro que los recuerdos se parecen mucho al cine, porque en ambos existe un elemento ficticio, un elemento de falsedad, una mentira. Pero la diferencia radica en que en el cine estamos conscientes de dicha mentira, y la aceptamos -y disfrutamos- con plena consciencia de ello. Pero en los recuerdos no es tan fácil separar lo falso de lo verdadero, lo que realmente ocurrió de nuestra idealización de cómo ocurrió. Es decir, creamos nuestros recuerdos a la medida, del modo en el cual preferimos atesorarlos, o borrarlos según sea el caso, y este es el tema medular de la cinta.
Tal premisa le permite al cineasta volver a jugar con la linealidad del tiempo, quebrantándola y sustituyéndola por un espacio narrativo donde presente y pasado coexisten, se mezclan, y se confunden. Y las memorias de Luo desfilan por la pantalla, en una serie de momentos que a veces se complementan y a veces se contradicen, pero los cuales en su conjunto forman un mosaico de sensaciones y emociones, donde el protagonista deconstruye, reconstruye y/o reimagina su propio pasado, creando para si una realidad que obedece a la lógica de lo onírico más que a otra cosa.
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Del mismo modo, el ritmo de la narración en [Pelicula] Largo Viaje Hacia la Noche esta marcado por una cadencia supeditada más a lo poético que a la prosa cinematográfica habitual. A Bi Gan le interesa sobre todo plasmar el torrente de emociones irradiado por cada fragmento de esa memoria recuperada (o reinventada), conseguir también anidar en el corazón del espectador la misma añoranza que Luo siente por la amada ausente, y compartir su deseo de un reencuentro (por lo menos imaginario) que le permita, aunque sea de forma efímera, volver a hacer arder las brasas de ese amor intenso y exaltado.
Y, desde luego, volvemos a ver las destrezas narrativas del autor oriental mostradas en su ópera prima Kaili Blues: sus desafiantes juegos con el tiempo cinematográfico (como la escena de un personaje comiéndose una manzana a cuadro, rodada en tiempo real) y sobre todo, su maestría para planear (y ejecutar) el clímax de su relato, en un impresionante plano secuencia que constituye la segunda mitad de la película, y el cual además está filmado en 3D.
A este respecto, cabe destacar que el uso que Bi Gan hace de dicho formato no obedece a razones de espectacularidad y mero efectismo, sino más bien a una cuestión más orgánica, como un recurso que busca expandir y enriquecer la experiencia narrativa e inmersiva en sus obras. Terreno que otros reconocidos directores también ya han explorado como ha sido el caso de Terrence McNally con La Cueva de los sueños olvidados; [Director] Wim Wenders con [Pelicula] Pina; o incluso [Director] Martin Scorsese con [Pelicula] La Invención de Hugo Cabret, en las cuales el 3D forma parte del propio lenguaje y sintaxis del filme.
Finalmente, lo que [Pelicula] Largo Viaje Hacia la Noche ofrece es una reflexión filosófica, alegórica, e incluso romántica -en el mejor sentido de la palabra-, sobre la memoria, los recuerdos, el amor, la pérdida y en especial, sobre la percepción y la fugacidad del tiempo y de la vida misma. Contada además por alguien quien demuestra un profundo amor por el cine en su forma más pura.
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En [Pelicula] Largo Viaje Hacia la Noche la historia transcurre en Kaili (lugar de donde es originario el propio Bi Gan) y sigue los pasos de Luo Hongwu ( Jue Huang), un hombre quien vuelve allí tras 12 años de ausencia. Su retorno hace que su pasado reviva en su mente, sobre todo, el recuerdo de Wan Qiwen (Jessica Tandy), una misteriosa mujer de la cual estuvo profundamente enamorado y de quien perdió su rastro, al parecer para siempre.
Luo aprovecha el regreso a su tierra natal y el reencuentro con su pasado para iniciar una búsqueda de ese amor perdido. Y esa búsqueda es narrada al más puro estilo del Cine Negro estadounidense, convirtiendo a su protagonista en una especie de desencantado detective el cual camina por oscuras calles, al tiempo que sostiene interminables soliloquios mientras hace sus indagaciones, solo que aquí paradójicamente no importa tanto el descubrir el paradero físico de la mujer desaparecida, sino reencontrarla en el terreno de lo mental y emocional: delinear de nuevo su rostro borrado por el paso del tiempo, y desenterrar la ardiente pasión y el dolor que su ausencia dejaron en él tras su separación.
El director no duda en mostrar sus cartas casi desde el inicio de esta partida fílmica, donde deja claro que los recuerdos se parecen mucho al cine, porque en ambos existe un elemento ficticio, un elemento de falsedad, una mentira. Pero la diferencia radica en que en el cine estamos conscientes de dicha mentira, y la aceptamos -y disfrutamos- con plena consciencia de ello. Pero en los recuerdos no es tan fácil separar lo falso de lo verdadero, lo que realmente ocurrió de nuestra idealización de cómo ocurrió. Es decir, creamos nuestros recuerdos a la medida, del modo en el cual preferimos atesorarlos, o borrarlos según sea el caso, y este es el tema medular de la cinta.
Tal premisa le permite al cineasta volver a jugar con la linealidad del tiempo, quebrantándola y sustituyéndola por un espacio narrativo donde presente y pasado coexisten, se mezclan, y se confunden. Y las memorias de Luo desfilan por la pantalla, en una serie de momentos que a veces se complementan y a veces se contradicen, pero los cuales en su conjunto forman un mosaico de sensaciones y emociones, donde el protagonista deconstruye, reconstruye y/o reimagina su propio pasado, creando para si una realidad que obedece a la lógica de lo onírico más que a otra cosa.
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Y, desde luego, volvemos a ver las destrezas narrativas del autor oriental mostradas en su ópera prima Kaili Blues: sus desafiantes juegos con el tiempo cinematográfico (como la escena de un personaje comiéndose una manzana a cuadro, rodada en tiempo real) y sobre todo, su maestría para planear (y ejecutar) el clímax de su relato, en un impresionante plano secuencia que constituye la segunda mitad de la película, y el cual además está filmado en 3D.
A este respecto, cabe destacar que el uso que Bi Gan hace de dicho formato no obedece a razones de espectacularidad y mero efectismo, sino más bien a una cuestión más orgánica, como un recurso que busca expandir y enriquecer la experiencia narrativa e inmersiva en sus obras. Terreno que otros reconocidos directores también ya han explorado como ha sido el caso de Terrence McNally con La Cueva de los sueños olvidados; [Director] Wim Wenders con [Pelicula] Pina; o incluso [Director] Martin Scorsese con [Pelicula] La Invención de Hugo Cabret, en las cuales el 3D forma parte del propio lenguaje y sintaxis del filme.
Finalmente, lo que [Pelicula] Largo Viaje Hacia la Noche ofrece es una reflexión filosófica, alegórica, e incluso romántica -en el mejor sentido de la palabra-, sobre la memoria, los recuerdos, el amor, la pérdida y en especial, sobre la percepción y la fugacidad del tiempo y de la vida misma. Contada además por alguien quien demuestra un profundo amor por el cine en su forma más pura.
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