Cualquiera que haya estado al tanto de la cultura popular en la última década sabe quién es Taylor Swift o conoce alguna de sus canciones al pie de la letra. El fenómeno que empezó con una niña convirtiéndose en la artista más joven en firmar un contrato con Sony/ATV para sacar un álbum a los 16 años e inmediatamente posicionarse en los primeros lugares de la lista Billboard 100 es algo que ni siquiera ella hubiese imaginado, y mucho menos ser un ícono de la música 15 años después. Ahora celebra su regreso al control total de su propia narrativa con un esperado documental que tuvo su estreno en el Festival de Cine de Sundance 2020.

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En un nuevo paso para demostrar que la antigua Taylor Swift no está disponible porque a la nueva no le importa lo que la gente piensa, llega Miss Americana, un largometraje dirigido por la ganadora del Emmy Lana Wilson que se estrenará este 31 de enero a través de Netflix. Este vistazo a la vida de la cantante, cuya corta sinopsis oficial promete ser inspirador y emocional, nos acerca a Swift de una forma nunca antes vista a pesar de que prefiere ir a lo seguro en lugar de arriesgar.

El material audiovisual se divide entre la intimidad, donde ella se da tiempo para escribir nuevas canciones, con momentos e información relacionados a su extensa gira de conciertos, nuevos récords y la popularidad global de la que goza en la actualidad. Pero también hay espacio para conocer su lado más humano, gracias a que se abre a la directora y revela algunos secretos y vulnerabilidades que no había admitido en el pasado, como el hecho de que como todo artista necesita de la aprobación de su público y lo mucho que vive por los aplausos. De igual forma, relata lo obligada que está, desde que era pequeña, a siempre hacer lo correcto.



También reflexiona sobre las veces que dejó que la opinión de la gente sea lo que controla su vida y cómo cambió de ser la persona que todos querían que sea a lo que ella realmente quería ser. Esa honestidad y transparencia es una técnica que se ha usado en documentales de cantantes famosos, pero la crítica destaca a Miss Americana por encima de otras producciones similares gracias a que la elección de su directora, que ha destacado por obras que muestran una preocupación genuina por el género femenino y el disgusto a las tonterías, es sinónimo de que lo que menos se busca con esta producción es hacer relaciones públicas.

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Al parecer, también ha encontrado en Netflix su casa para apostar por el lanzamiento de contenido audiovisual, ya que en el pasado se había anunciado de forma sorpresiva la llegada de Taylor Swift: reputation Stadium Tour a la plataforma, que consistió en una grabación exclusiva que muestra un concierto completo de la cantante durante su quinta gira mundial de conciertos, que comenzó en Glendale, Arizona (Estados Unidos) y terminó en Tokio, Japón, y cuyo estreno llegó el 31 de diciembre de 2018.

A continuación, dejaremos que la opinión de la crítica en sus primeras reseñas revele lo que le pareció el documental de Taylor Swift:

Benjamin Lee de The Guardian:


Lo que la película muestra, en algunos de sus momentos más encantadores, es el asombroso talento musical de Swift, ejemplificado en un puñado de interludios de estudio magnéticos mientras la vemos crear algunos de sus éxitos más recientes. Es un placer verla en estas escenas, elaborando letras de canciones junto a Jack Antonoff y Max Martin, trabajando con entusiasmo. Allí es donde realmente brilla en la película, ya que los eventos fuera del estudio a menudo carecen de profundidad y objetividad, algo que elevaría y afianzaría la imagen de la estrella.

David Ehrlich de IndieWire:

Miss Americana está hecha con el tipo de transparencia condicional que esperamos de las películas autorizadas sobre músicos famosos. La decisión de contratar a Wilson sugiere que Swift y su equipo no estaban totalmente interesados ​​en hacer propaganda. Como observa Swift en la película, a las mujeres poderosas se les da la tarea casi imposible de ser "estratégicas" pero no "calcular", y Wilson es tan buena para hacer la diferencia en los momentos más humanizadores de su documental, que son hermosos por la forma en que contradicen la intención de Swift.

[Reseña] Chris Evangelista de Slash Film:

La política ocupa la mitad posterior de la película y da como resultado escenas poderosas. Pero en medio de todo, nos da un vistazo a la vida cotidiana de Swift: bebe vino con una amiga, sale con sus gatos, pasa horas en el estudio creando la música y las letras de su álbum llamado "Lover". Esto es ligero y esponjoso, pero el espíritu de la cantante brilla: es divertido verla ser ella misma, pero, sobre todo, es enriquecedor ver a Swift en lo suyo para darse cuenta de que ya no tiene que preocuparse por hacer que a todos en el mundo le gusten más, siempre y cuando haya encontrado una manera de quererse.

Leah Greenblatt de Entertainment Weekly:

La conclusión, ya sea que Swift esté hablando sobre la carrera del Senado de Tennessee o por qué ella pone papas fritas en sus burritos ("para el crujido"), no es solo que es articulada y apasionada y tiene un ingenio seco y astuto; es que desearías haber visto más de esta Taylor hace mucho tiempo. Pero ese es el punto de toda la película, tal vez: ella siempre estuvo allí; solo le tomó 30 años llegar hasta aquí.

Owen Gleiberman de Variety:

Miss Americana revela otras peleas, como la batalla contra el cáncer en la que la madre de Swift está ahora, o el propio trastorno alimentario de Swift (ahora superado), o su decisión de salir a bolsa, en la era Trump, con sus creencias políticas, saliendo contra la candidata senatorial de derecha de su estado natal de Tennessee. Y en el último acto de la película, es liberada por la declaración de sus simpatías políticas. Por supuesto, ahora es lo suficientemente grande como para salirse con la suya. El mundo de la política es simplemente mortal. En Miss Americana, Taylor Swift ocupa la estratosfera del pop, la cima de una montaña de lo intemporal.

Sam Adams de Slate:

En el escenario después del estreno de la película, Swift aparece apagada, casi tímida, reflexionando hacia Wilson y respaldando sus respuestas en lugar de ponerse sola. Pero Miss Americana te deja con la impresión de que es simplemente la calma antes de la tormenta. Como Swift proclama en la película, "es hora de quitarme la cinta adhesiva de la boca".


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